Prospectiva 2013: Innovación
Fundación Kíos
Apps para todo
Las
hay para todo. Para jugar y entretenerse, para conocer gente inmediatamente, para
reportar eventos como la existencia de huecos y sobresaltos en una calle
determinada, para obtener un aventón de parte de un desconocido, que no es un
taxista, para saber cómo gasta uno su dinero, para mejorar la calidad de fotos
y videos, para comprobar que los precios anunciados en una tienda
verdaderamente no tengan competencia, para aprender una receta de cocina, para
conocer cómo funciona el cuerpo humano o una máquina, para entender y aprender un
sofisticado procedimiento médico o mecánico, para saber dónde está uno ubicado
y qué restaurante, tienda o parque queda más cerca y qué experiencia se puede
esperar en ese lugar, para conocer el propio ritmo cardíaco y la distancia
recorrida después de una sesión de ejercicios. En fin, el cielo, (imaginación +
creatividad) es el límite.
Las
hay tan sencillas como un reloj o una calculadora, que de hecho fueron las
primeras aplicaciones creadas y puestas en dispositivos móviles de Apple, y las
hay tan sofisticadas que en ellas convergen desarrollos tecnológicos como la
animación en 3D, el multi-touch, la
interactividad y el BT LE (Bluetooth Low Energy). Unas, la inmensa mayoría, se
pueden bajar al dispositivo móvil sin pagar un centavo. Muchas cuestan entre
uno y 20 dólares. Unas muy pocas pueden llegar a costar varios cientos de
dólares.
Junto
con Apple, Google (Android) o Amazon (Kindle), Microsoft también ha comenzado a
incursionar en este negocio pero todavía tangencialmente. Sus desarrolladores
pueden encontrarse ubicados prácticamente en cualquier parte del planeta, y sin
tener que moverse de allí pueden ofrecer eficientemente sus productos, sus
aplicaciones, en todos los países que se han rendido a la globalización y las
nuevas tecnologías. A la famosa economía del conocimiento. Por supuesto,
siempre existirán esos oasis que salvan a sus habitantes de los embates de la
tecnología y la modernidad, como Corea del Norte, Siria e Irán (¿se acuerdan
del Eje del mal?) en los que la penetración de este tipo de negocio es
totalmente restringido.
Hoy,
se estima que el número de personas que se encuentran a un click de bajar estas aplicaciones por medio de sus dispositivos
móviles supera con creces los 500 millones. Es un mercado nacional, si a usted
le gusta pensar en esos términos, solo superado por China e India. Es decir que
la oportunidad de desarrollar negocios con apps
es una realidad contante y sonante. Es tangible y con el paso de los años,
corrijo, de los meses, se convertirá en una tendencia omnipresente. Así como
ahora una organización, o incluso una persona, necesita un website para tan siquiera poder presentarse, sea cual sea su
actividad, las apps cada vez más
tendrán esa connotación.
Por
ejemplo, si usted es un escritor, seguramente tendrá que contar para
comercializar y mercadear su libro, una editorial, que puede ser virtual, un website, redes sociales y aplicaciones.
Es decir que estas no solo son un producto en sí mismas, sino que también
sirven de apoyo para un negocio o actividad determinada.
Así
las cosas, la economía de las apps
que viene desde 2007, tendrán en 2013 un año de mayor visualización. Fortunas
alrededor de ellas se construirán y otras se desvanecerán. Y este será un
fenómeno que podrá ser observado en cualquier parte del planeta, como íbamos
señalando arriba. En el desarrollo de este negocio pueden participar ingenieros
de sistemas, diseñadores, publicistas y artistas, pero también cualquier otra
persona que vea una oportunidad de hacer dinero plasmando su conocimiento en el
formato de la aplicación.
Veamos
algunas cifras que deben llevarnos a generar varias reflexiones: en Estados
Unidos, en 2007, había virtualmente cero personas trabajando en aplicaciones.
En 2012 la cifra se estima cercana a los 470 mil empleos. En 2008, en el mundo,
existían cuatro tiendas de aplicaciones. Hoy hay más de cuarenta. En 2009 se
realizaron a nivel global 7 mil millones de descargas de aplicaciones. Tres
años después la cifra supera las 50 mil millones. En 2011 el negocio de las apps rondó los 8.500 millones de
dólares. En 2012 la cifra se ubicará en los 17 mil 500 y se proyecta que para
el 2016 este mercado valdrá 46 mil millones de dólares.
¿Qué
están haciendo los empresarios colombianos para aprovechar este mercado? ¿Las
universidades? ¿El Estado, qué estímulos está entregando para desarrollar este
sector productivo? En la era de los TLC, las plataformas ofrecidas por las
tiendas de aplicaciones son la última generación de los tratados de libre
comercio.
Así
que, bien sea en el salón de clases, en un restaurante, supermercado o
peluquería, en un banco, la calle o en medio de la intimidad del hogar, las
aplicaciones cada vez más se convertirán en instrumentos, ayudas si se quiere, ubicuas.
Existirán aquellos que las verán como invasivas, propias de una generación que
desprecia valores y desafía las buenas costumbres, pero así también, en su
momento, fueron observados, y por no pocos, fenómenos como la radio, la
televisión, internet, el automóvil, e incluso, la luz eléctrica.
La
pregunta no es si el 2013 será el año de las apps, sino si el 2013 será el año en que usted y su empresa, sea
cual sea, entren de lleno a este negocio.
Imagen tomada de: http://www.youneedwebtraffic.com/mobile-apps/
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