domingo, 30 de octubre de 2011

La esperanza se nos escapa


Comentario invitado
Por Franklin Molano
Periodista

La esperanza se nos escapa

Su más reciente columna ‘¿Por qué votar?’ está cargada de optimismo, de fe, de ganas, de un ciudadano con visión de país. Eso me alegra y me reconforta. Cuando terminé de leerla, decidí votar y hacer cumplir mi derecho a mi opinión en las urnas. Pero cada vez que avanzaba en la redacción de este corto texto, mi ánimo volvió al piso. Mire el escenario de Pereira.

Los más recientes reportes de opinión señalan que la abstención será notoria, a causa del desconocimiento de los candidatos y de sus propuestas, además de la mínima información acerca de las corporaciones y cargos que se elijen este domingo.  

Pero la ilusión de encausar una ciudad hacia un estado de bienestar está cada vez más lejos. Del dos veces alcalde de Pereira, Juan Manuel  Arango Vélez, no se supo, en estos cuatro o cinco meses de campaña, de dónde provenía el dinero de su manutención diaria y, menos, los recursos para desarrollar su agenda diaria como candidato. Lo mismo sucedió con otros como Juan Pablo Gallo, quien busca una silla en el concejo y alcanzó a ‘invadir’ de enormes vallas, pasacalles y afiches la ciudad.

Ninguno de los candidatos a la Alcaldía, dejaron clara su posición sobre las fórmulas efectivas para disminuir la tasa de desempleo, dejaron vacíos serios sobre cómo atenderán la deserción escolar en los grados de básica primaria, no les escuché respuestas concretas sobre la congestión vial, dolor de cabeza de los residentes de la ciudad y menos cómo harán para fortalecer la relación estado- universidad-empresa.

Esto por no hablar de temas que también son de primer orden, como la proyección de Pereira hacia el país y el mundo, su postura acerca del desplazamiento de personas de los municipios del  Chocó y del sur del país, que a diario se alojan en las calles de la ciudad, y qué estrategia trazarán para que el sector productivo frente al TLC.

En fin: desazón. Pero como me dijo el taxista cuando me llevaba hacia el sitio de votación: “Usted tiene razón. Todos son corruptos, y solo llegan para robar, pero hay que votar por el menos malo”. A penas me dijo eso, no respondí nada, le cancelé la carrera, me bajé del automóvil, caminé hacia la urna, los guardias me requisaron y ya en el cubículo, recordé la frase “el menos malo” y claro, el menos malo, es el voto en blanco, un voto digno.

Imagen tomada de: http://kinophilia.blogspot.com/2011_07_01_archive.html

martes, 25 de octubre de 2011

¿Por qué votar?


Columna La Tarde
Fundación Kíos

¿Por qué votar?

El próximo domingo, aunque suene reiterativo, los colombianos decidimos el futuro del país a partir de un ejercicio democrático desde lo local y regional, circunscrito a una territorialidad más cercana físicamente a nuestros afectos y ligada, si se quiere, a una red de relaciones mucho más fuerte y disponible que aquella que configura nuestra decisión de voto en instancias nacionales.

Y no solo decidimos nuestro futuro inmediato. No se trata de que elijamos quién nos represente durante los años siguientes, sino que, en la medida en que la historia se construye a partir de una sucesión de hechos relevantes públicamente, entonces de la decisión que tomemos el 30 de octubre dependerá el futuro de nuestra ciudad, de nuestra región y de nuestro país, también a largo plazo.

Por eso no nos enfrentamos a una decisión sencilla, sin impacto real sobre nuestras vidas o la de nuestros hijos y nietos. En cinco días podemos cambiar el rumbo de la política nacional, o podemos perpetuar todas aquellas costumbres tenebrosas que hemos venido eligiendo cada vez que la nación nos convoca a estas jornadas democráticas.

Votar es importante por un número significativo de razones, pero principalmente, porque votar es un ejercicio de libertad, reivindicado a través de un derecho y un deber ciudadano. Porque a lo largo de la historia muchos murieron reclamando este derecho. Porque no votar, es entonces pisotear las luchas a favor del sufragio universal. Porque no hacerlo es continuar asistiendo pasivamente al baño de sangre que este país ha tenido que sufrir por siglos.

Queremos ser libres, queremos ser escuchados por los políticos, queremos que nos dejen participar en las decisiones públicas que definen nuestro porvenir, pero no votamos. Este país ha desaprovechado, mayoritariamente, la más pacífica, eficaz, barata y fácil oportunidad de construir una nación como la que siempre hemos imaginado; un país que se aleje de todo aquello sobre lo que nos quejamos a diario. Por ejemplo, si no queremos más corrupción, elijamos ciudadanos comprobadamente honestos. Pero si no votamos, le allanamos el camino a los corruptos interesados en apropiarse de nuestros impuestos. Ellos y sus cómplices, por supuesto, sí votan.

No votar, en última instancia, es dejar que otros decidan el futuro por todos nosotros. Lo realmente importante de las elecciones es que son el único momento en el que todos somos iguales: un voto tiene Juan Manuel Santos, un voto tiene el peor jugador de fútbol del país, un voto tiene todo homosexual mayor de edad, un voto tiene el hombre más rico de nuestra nación, pero también el más pobre. Lo verdaderamente valioso de unas elecciones como la del 30 de octubre, es que todos tenemos, por ese único instante, la misma capacidad de decidir que los poderosos, que los corruptos, que los educados, los analfabetas, los religiosos, los ateos, los narcotraficantes; la misma posibilidad de cambiar el país que los profesores, los estudiantes, que los deportistas. Cuando marcamos el tarjetón somos realmente iguales. Pero exigimos igualdad y cuando podemos materializarla, deliberadamente renunciamos a ella.

¿Este domingo queremos decidir o dejarle a ellos la posibilidad de decidir por nosotros?

¡Votemos todos!

Publicado en La Tarde el 25 de octubre de 2011: http://www.latarde.com/opinion/columnistas/50025-ipara-que-votar.html

martes, 18 de octubre de 2011

Indignados


Columna La Tarde
Fundación Kíos

Indignados

Una ola de indignación ciudadana recorre el mundo. Las manifestaciones y las voces críticas frente a la situación social y económica de los pueblos ya no solo se presentan en las ciudades capitales de los países emergentes o en las metrópolis que acogen las reuniones del FMI, del Banco Mundial o de la OMC.

Las urbes de la mayoría de los países europeos, asiáticos o de Estados Unidos son el escenario privilegiado para la movilización popular, el descontento y la frustración colectiva. Miles de estudiantes, obreros y pensionados son los protagonistas de tales muestras de desafección por un sistema político y económico que no ha respondido a las expectativas y aspiraciones de las comunidades y que lejos de optimizarse progresivamente, hoy por hoy genera más dudas sobre el futuro mundial.

Hasta hace algunos años, había un consenso global en torno a la democracia y la economía de libre mercado, como la mejor combinación para alcanzar el progreso y el bienestar de las naciones. De hecho, fueron muchos los analistas que en su momento, vaticinaron que con la primacía de tal dupla, llegaba el fin de las tensiones ideológicas que dominaron gran parte de la historia del siglo XX hasta la crisis del modelo socialista a comienzos de los noventa. No obstante, la crisis económica y financiera internacional, unida a la incapacidad de algunos Estados para responder con hechos de gobierno concretos a las demandas ciudadanas, son solo algunas evidencias que denotan el desgaste de este sistema predominante, el cual ha traído más promesas incumplidas que certezas.

Muchas de las voces que hoy lideran el movimiento de indignación ciudadana, reclaman nuevos consensos y acuerdos mundiales para lograr un mundo más equitativo y más humano.

En el plano económico, se enfatiza en la necesidad de contar con una nueva arquitectura e institucionalidad financiera mundial que garantice la tan ansiada gobernanza económica, a partir de la coordinación entre países para la superación de las crisis, entre otras consideraciones.

A nivel político, se reclama el fortalecimiento del Estado y de su rol primordial en la promoción del desarrollo económico, lo cual permite superar aquella visión reduccionista del papel estatal que primó sobre muchas de las políticas de desregulación y liberalización que hoy nos tienen inmersos en tanta desesperanza.

Pero si la movilización ciudadana se considera como un derecho legítimo, ésta debe desarrollarse en un marco de respeto y civilidad, evitando caer en el vandalismo o la anarquía, los cuales pueden llegar a ser fenómenos mucho más problemáticos y caóticos para los pueblos indignados que aquellos ocasionados por las mismas falencias estatales.

Publicado en La Tarde el 18 de octubre de 2011: http://www.latarde.com/opinion/columnistas/49660-indignados.html

martes, 11 de octubre de 2011

Las preguntas que debe hacerse el ciudadano aventajado


Columna La Tarde
Fundación Kíos

Las preguntas que debe hacerse el ciudadano aventajado

Uno de los requisitos primordiales de la buena gerencia, pública o privada, es la planeación.

Y todos los mecanismos para garantizar una planeación efectiva están soportados, como mínimo, en el conocimiento lo más preciso posible, del punto de partida, de una situación inicial que pretende ser modificada a través de la ejecución de una política, pero también de una acertada descripción del estado final que se quiere lograr luego de su aplicación. A partir de ahí, es mucho más fácil elegir el camino para llevar la empresa, institución o ciudad, de un punto como el original, a otro como el deseado, evitando o minimizando los riesgos que impidan el éxito de la estrategia.

Y eso lo sabemos desde muy temprano en nuestras vidas. Por ejemplo: para saber qué calificación debíamos obtener para no perder trigonometría, teníamos que tener claridad absoluta de nuestros rendimientos previos durante el período evaluado.  Si el escenario de llegada era no perder trigonometría, solo quienes tuvieran la certeza de cuál era su punto de partida, es decir las notas anteriores, podían maximizar el uso de su tiempo y sus recursos para obtener el objetivo.

Pero así como fueron más exitosos quienes se trazaron metas más pretenciosas, serán más exitosas las ciudades que, conociendo y reconociendo sus limitaciones y sus situaciones de partida, se tracen metas más exigentes y adecuadas, pero posibles.
Por eso es que, especialmente en momentos en que se proponen en este país las rutas que en lo regional y local, determinarán la toma de decisiones públicas de los próximos años, a través de los planes de desarrollo, es fundamental tener instrumentos confiables que describan los puntos de partida, con el fin de diseñar los mejores caminos para lograr sociedades viables.

Y para el caso de esta ciudad, el instrumento es hoy ‘Pereira ¿Cómo Vamos?’, un proyecto, arropado por iniciativas probadamente exitosas en Colombia y el mundo, cuyo objetivo es evaluar los cambios en la calidad de vida de la población, a partir del seguimiento a los resultados del plan de desarrollo, en términos de mayor acceso a bienes y servicios de mejor calidad, y tomando en cuenta la percepción ciudadana, lo que facilita la rendición de cuentas de parte del gobierno municipal al ciudadano y promueve espacios de reflexión sobre lo público.

Adicionalmente, ‘Pereira ¿Cómo Vamos?’ está legitimado socialmente, en la medida en que cuenta con el apoyo de actores fundamentales como la academia, los gremios empresariales, los medios de comunicación y organizaciones no gubernamentales. Por eso, el apoyo de la ciudadanía es fundamental para consolidar un proceso que, en gran medida, determinará si en tres años, pero también en veinte o cincuenta, estamos mejor o peor que ahora, así como apoyará la toma de decisiones para establecer los mecanismos para construir un futuro mejor para todos.

La pregunta que nos debemos hacer ahora es: ¿los dirigentes que elegiremos en tres semanas serán aquellos que quieren solo pasar la materia, o preferimos elegir a aquellos que quieren ser los mejores de la clase?

Publicado en La Tarde el 11 de octubre de 2011: http://www.latarde.com/opinion/columnistas/49323-las-preguntas-que-debe-hacerse-el-ciudadano-aventajado.html

martes, 4 de octubre de 2011

Los retos del Eje Cafetero en el marco de la regionalización

Columna La Tarde
Fundación Kíos

Los retos del Eje Cafetero en el marco de la regionalización

En una reciente entrevista publicada en un reconocido diario económico de circulación nacional, un dirigente gremial risaraldense expresaba que el mayor reto de la Región del Eje Cafetero está referido a avanzar en su dinámica de integración y asociación territorial, como medio para consolidar y profundizar sus factores de competitividad. Argumentaba, no sin razón, que el logro del desarrollo económico de este territorio sólo pasa por la posibilidad de aprovechar, sosteniblemente, las múltiples potencialidades existentes, lo cual podría reforzarse a partir de la sumatoria de esfuerzos e iniciativas por parte de las entidades territoriales que lo conforman. En efecto, las naciones que han tenido un desempeño económico sobresaliente en los últimos años, tienen una fuerte base regional que se sustenta en la integración progresiva que se presenta entre las grandes metrópolis y sus centros rurales inmediatos.

No hay duda de que en el actual panorama internacional, existe una inigualable ventana de oportunidad para materializar un modelo de ordenamiento territorial flexible y coherente con las necesidades, aspiraciones y las voces regionales y locales del país. Tanto la promulgación de la Ley Orgánica de Ordenamiento Territorial (LOOT) tras sucesivos intentos infructuosos, como la reforma constitucional al Régimen de Regalías, constituyen un nuevo acervo jurídico que brinda posibilidades para el fomento y promoción de la integración entre entidades territoriales como instrumento para favorecer el desarrollo económico y como herramienta para asegurar la gobernanza de los territorios.

En ese orden de ideas, la región cafetera debe prepararse para la generación de consensos y alianzas, a través de las cuales sea posible construir un futuro común que involucre la participación de múltiples actores e instancias públicas y privadas.  Más que una figura política o administrativa, la región se visualiza como una plataforma territorial para incrementar la inserción internacional por medio del mejoramiento y cualificación continúa de los factores que aseguran el crecimiento y el desarrollo económico, tales como la dotación de infraestructura, la innovación, la ciencia y la tecnología, la capacitación del talento humano y la preservación de la riqueza hídrica y ambiental, entre muchos otros.

Es el momento de que los nuevos gobernantes que elegiremos en octubre de este año, tengan una visión audaz sobre el desarrollo territorial, para que éste se aborde desde la generación de sinergias entre múltiples niveles de gobierno como imperativo para el logro de un desarrollo humano equitativo e incluyente.

Publicado en La Tarde el 4 de octubre de 2011: http://www.latarde.com/opinion/columnistas/49015-los-retos-del-eje-cafetero-en-el-marco-de-la-regionalizacion.html