miércoles, 27 de abril de 2011

Colombia Regional


Investigación- Territorios
Manuel Calderón Ramírez

Colombia Regional

En los últimos meses el tema regional ha cobrado una inusitada fuerza en la agenda de las grandes decisiones y transformaciones nacionales. Desde su inclusión abrupta en la Constitución de 1991, no se habían visto tantas iniciativas y esfuerzos por avanzar en su desarrollo y consolidación. La iniciativa del Voto Caribe y las expresiones de mandatarios departamentales por conformar regiones para la administración y la planificación del desarrollo en Bogotá y Cundinamarca, el Pacífico (Nariño, Cauca, Valle y Chocó) y los Santanderes, son sólo algunos ejemplos evidentes que indican el progresivo renacer de la cuestión regional, una de las asignaturas pendientes de nuestra carta política.

La conmemoración de los 20 años de la entrada en vigor de la Constitución del 91 parece ser el evento perfecto para relanzar lo regional, al asumirlo no sólo como un ejercicio administrativo destinado a crear nuevas instancias de gobierno, sino como un medio para lograr mejoras significativas en el bienestar y el desarrollo humano de la población, por medio del mejoramiento de las capacidades y condiciones de los territorios para aprovechar y potenciar sus ventajas y factores de éxito. La geografía económica del siglo XXI pone en evidencia que gran parte de los países más competitivos del mundo tienen una fuerte base regional, al favorecer la integración de los centros urbanos con sus entornos inmediatos como medio para atraer la inversión, generar sinergias y economías de escala y desarrollar condiciones propicias que permitan la aglomeración y la concentración de las unidades productivas en torno a sectores de alto valor agregado.

En el marco de tales planteamientos y tendencias globales, Colombia debe avanzar, cuanto antes, en su proceso de regionalización. No hacerlo implicaría perder una oportunidad de oro para cimentar las bases de un nuevo acuerdo político y social a través del cual se potencien las fortalezas presentes en los territorios, por medio de una mejor gestión y administración de asuntos clave para la competitividad y el desarrollo económico. Con la regionalización es posible garantizar una distribución más equilibrada de las actividades económicas y los asentamientos humanos, rompiendo con ello, la excesiva concentración de las oportunidades laborales y los mejores niveles de vida en las tres principales ciudades del país.

Este argumento cobra especial validez, cuando se analiza la enorme disparidad territorial existente en nuestro país, la cual determina la existencia de múltiples niveles de calidad de vida y por consiguiente, el goce inequitativo de derechos o al acceso desequilibrado a servicios y bienes públicos. Frente a tal realidad, la integración regional se puede convertir en un instrumento para permitir una mejor distribución de recursos en el territorio, como instrumento para equiparar niveles de desarrollo humano entre las ciudades y los departamentos colombianos.

Con la regionalización, los territorios tradicionalmente excluidos de las dinámicas de desarrollo pueden convertirse en polos atractivos para la inversión o la localización de empresas. Regiones como la Orinoquía, la cual tiene más de 17 millones de hectáreas de tierra cultivable  y presenta condiciones ambientales y geográficas propicias para convertirse en la “despensa” del continente, podrían superar su tradicional rezago para pasar a liderar transformaciones significativas en materias como la seguridad alimentaria, la biotecnología o los biocombustibles.

No obstante, ello sólo se podrá lograr a través de la conversión de las formas tradicionales y extractivas de producción económica de la Orinoquía en procesos altamente tecnificados que impliquen no sólo la generación de empleo rural, sino también la introducción de mejoras significativas que incrementen la productividad y nos permitan competir con calidad y eficiencia ambiental. Lograr tal transformación, pasa necesariamente por abordar las dinámicas de integración y desarrollo regional como  instrumentos poderosos para identificar y aprovechar los factores de competitividad presentes en los territorios.

martes, 26 de abril de 2011

El viacrucis del fútbol colombiano


Columna La Tarde
Fundación Kíos

El viacrucis del fútbol colombiano

Final del formulario

Esta tribuna de opinión se ha convertido, progresivamente, en un espacio pertinente para plantear algunas reflexiones sobre los temas álgidos y estructurales del desarrollo del país.

Desde el análisis de las políticas públicas que afectan el bienestar ciudadano hasta el planteamiento de posiciones novedosas frente asuntos relacionados con el desarrollo humano y la gobernabilidad democrática, en esta columna siempre hemos estado atentos a generar posiciones para contribuir al debate de las ideas como sustento principal de la democracia.

Uno de los temas que nos convocan como sociedad es el deporte. En una columna anterior, mencionábamos la necesidad de generar políticas públicas en las áreas deportivas no sólo como alternativa para garantizar una mejor ocupación del tiempo libre de jóvenes y niños o como instrumento para mejorar las condiciones de salud y bienestar físico y mental, sino también como reconocimiento a la necesidad de promover los talentos nacionales, a partir de una gestión transparente y equitativa de los recursos disponibles.

De acuerdo con tales planteamientos, la reciente aprobación de la Ley del Fútbol apunta en la dirección correcta al garantizar una mayor democratización de los equipos que participan en el rentado nacional, asegurando con ello, transparencia en los recursos que se invierten en las diferentes escuadras. Así mismo, la conversión de las corporaciones deportivas en sociedades anónimas, permitirá contar con un mejor respaldo patrimonial para desarrollar planes de negocio o estructurar operaciones que garanticen la sostenibilidad de los equipos. No obstante, es necesario reconocer que esta Ley no soluciona por sí misma, el enorme pasivo prestacional de los equipos o las precarias condiciones laborales de algunos jugadores y cuerpos técnicos. La norma debe acompañarse de un fuerte marco regulatorio, sobre todo en materia de seguridad social, para evitar incumplimientos que afecten la calidad de vida de los profesionales del fútbol.

Así mismo, la Ley menciona el tema de la seguridad en los estadios y establece sanciones frente a los hechos violentos que se presenten en los escenarios del país. La gestión de la convivencia y la civilidad en los ámbitos deportivos exige tanta prevención como sea posible y tanta represión como sea necesaria, utilizando todas las estrategias pedagógicas y de sensibilización que se requieran con hinchas y padres de familia, pero asegurando el uso de la fuerza frente a aquellos desadaptados que no ven en el fútbol un espectáculo sino un espacio para delinquir.

lunes, 25 de abril de 2011

La "Ley Lleras": entre la libertad y la responsabilidad


Columna La Tarde
Fundación Kíos

La “Ley Lleras”: entre la libertad y la responsabilidad

La semana pasada el gobierno, argumentando la necesidad de proteger  la propiedad intelectual,  presentó la polémica “Ley Lleras” que pretende, entre otras cosas, que los autores puedan autorizar la no utilización de sus creaciones en las páginas de la red.

Mientras los defensores de los derechos de autor celebran la iniciativa, los usuarios, como era de esperarse, se han manifestado abiertamente en contra del proyecto de ley, principalmente porque lo consideran lesivo de su libertad de expresión.

 Creemos que en el fondo de la polémica suscitada, se esconden los intereses de un colectivo poco homogéneo y muy poco cohesionado, como el de los usuarios de Internet, que claramente no ha utilizado adecuadamente las herramientas técnicas que deberían requerirse para las publicaciones online. Sin embargo, por el otro lado, las reivindicaciones económicas de otro colectivo, algo más compacto e identificable, como el de los autores de obras artísticas, intelectuales, científicas o tecnológicas, que sienten vulnerado su derecho al reconocimiento de su esfuerzo creativo.

 Más que leyes, como en todo en este país de evasores de normas, lo que necesitamos es construir una cultura de cumplimiento.  Las leyes en un país como el nuestro, lo hemos demostrado con hechos, no garantizan que se logre lo que en sí mismas pretenden. Por eso, a pesar de reconocer que la “Ley Lleras” debe estar sujeta a una serie de revisiones de fondo por parte de sus ponentes y del mismo gobierno, para evitar convertirse en un instrumento de censura, sin más, como estamos seguros no es la intención, reconocemos que las actuaciones ciudadanas frente a la publicación de contenidos en Internet debe corresponder a una combinación sensata entre libertad y responsabilidad.  Si queremos mantener la red como un espacio libre de restricciones, los usuarios debemos ser cada vez más responsables: el reconocimiento de las fuentes que se utilizan para alimentar y soportar dichos contenidos es el principio de un encuentro entre defensores y contradictores de la ley. Mientras los usuarios de la red sigamos irrespetando la autoría de creaciones artísticas o intelectuales, no dando los créditos correspondientes de manera explícita, como mínimo, poca autoridad tenemos para exigir la libertad de expresión en un mundo que podría llegar a convertirse en la anarquía total.

Tratemos de ver las dos caras de la moneda. En este caso, intentemos entender que si queremos evitar una ley que merme nuestra capacidad de expresión autónoma en Internet, más que rechazar públicamente su contenido, debemos empezar a respetar los procesos creativos y las autorías intelectuales. En resumen: más citas y menos protestas. No hay manera de exigir más libertad sin pretender asumir cada vez más responsabilidad.

Publicado en La Tarde del 19 de abril de 2011: http://www.latarde.com/index.php?option=com_jumi&fileid=1&idnota=40810

jueves, 14 de abril de 2011

El desempleo en Pereira: ¿Un problema coyuntural?

Columna de opinión
Fundación Kíos

El desempleo en Pereira: ¿Un problema coyuntural?

De acuerdo con las cifras del DANE, Pereira presenta la mayor tasa de desempleo del país, entre las 13 principales ciudades capitales.

Más allá de la cifra, lo que ha causado conmoción, está referido a la existencia de tendencias negativas en las dinámicas laborales pereiranas, tales como la baja demanda laboral, los bajos niveles de capacitación de la mano de obra o la dependencia a los flujos de remesas provenientes del exterior, las cuales amenazan con convertirse en problemáticas persistentes y estructurales y exigen intervenciones y actuaciones por parte de la administración municipal, en asocio con el departamento y la Nación.  

Un estudio reciente del Banco de la República, realizado a partir de los datos de empleo y las Encuestas de Calidad de Vida de la última década, sugiere que la alta tasa de desempleo de la ciudad tiene una relación directa con la disminución de los flujos de remesas provenientes de España y Estados Unidos. El documento menciona que la recesión económica por la que atraviesan estos dos países tiene una incidencia en el aumento del número de personas que salen a buscar trabajo en el área metropolitana. El incremento de la oferta laboral no está compensando con una mayor expansión de las oportunidades laborales, en parte porque no se han presentado incrementos sustanciales en la productividad o bien, porque el comportamiento al alza de los salarios reales, en especial en el salario mínimo, desestimula la creación de empleo formal. Estos factores motivan el incremento del subempleo y de la informalidad, lo cual tiene impactos sobre la calidad de vida y el bienestar.

Lograr que el desempleo no se convierta en una dinámica estructural, requiere diseñar programas integrales para dinamizar y fortalecer la creación de empleo y la generación de ingresos. Ello implica robustecer los programas de capacitación y fortalecimiento de competencias laborales, lo mismo que diseñar programas de ahorro y cobertura entre las familias que reciben remesas, con el fin de que éstos rubros puedan utilizarse como capital semilla en emprendimientos y otras iniciativas productivas, rompiendo con ello, la excesiva dependencia a los giros provenientes del exterior.

Así mismo, es clave consolidar alianzas entre las Universidades y el sector empresarial para la vinculación de jóvenes al mercado laboral o el desarrollo de proyectos de investigación e innovación en diversos sectores en los que se presentan potencialidades tales como la agroindustria, los mercados verdes, los servicios, el turismo y las confecciones.

Publicado en La Tarde del 12 de abril de 2011: http://www.latarde.com/index.php?option=com_jumi&fileid=1&idnota=40499

jueves, 7 de abril de 2011

¿Cómo medir la Responsabilidad Social Empresarial?


Investigación- RSE
Santiago Gómez Mejía

¿Cómo medir la Responsabilidad Social Empresarial?

Uno de los retos, y a la vez una de las principales críticas que ha recibido el concepto de RSE, es la aparente dificultad que representa la construcción de indicadores que permitan medir el impacto de las estrategias que en ese sentido diseñan y ejecutan las empresas.

Sin embargo, existen varios intentos por cuantificar la responsabilidad social de las compañías.

El Global Reporting Initiative (GRI) es una de ellas. Su misión es satisfacer la necesidad de “informar sobre la sostenibilidad de forma clara y abierta, [a través de un] marco de trabajo común a nivel mundial, con un lenguaje uniforme y parámetros comunes que sirvan para comunicar de una forma clara y transparente las cuestiones relacionadas [a este tema]” (GRI, 2006, p.4).

La elaboración de informes de este tipo comprende, desde luego, la medición, divulgación y rendición de cuentas a los diferentes stakeholders sobre las estrategias que en el marco de la RSE le apuntan al desarrollo sostenible y son entendidos como informes de responsabilidad corporativa a nivel mundial.

Según la Guía para elaboración de Memorias de Sostenibilidad del GRI estas mediciones cumplen los siguientes propósitos:

[Servir como] estudio comparativo y valoración de desempeño en materia de sostenibilidad con respecto a leyes, normas, códigos, pautas de desempeño e iniciativas voluntarias [realizadas por la empresa]; [como] demostración de cómo una organización influye en – y es influida por- las expectativas creadas en materia de desarrollo sostenible; [o como instrumento de] comparación del desempeño de una organización y entre distintas organizaciones a lo largo del tiempo
  (2006, 5).

Lo anterior implica que las memorias de sostenibilidad y los indicadores establecidos por el GRI actúan como herramientas comparativas y de estandarización, y por tanto determinan el nivel de compromiso de una empresa con el desarrollo sostenible, uno de los componentes estratégicos y definitorios de la responsabilidad social, en la medida que incluye “indicadores que facilitan la comparabilidad de la información sobre el desempeño económico, medioambiental y social de la organización” (GRI, 2006, p.21).

En lo económico, los indicadores miden el desempeño financiero de la empresa, su presencia en el mercado y algunos otros impactos indirectos. En su dimensión ambiental, incluyen factores como los efectos de la operación en la biodiversidad, el cumplimiento de la legislación vigente, los gastos ambientales en que incurre la firma y su impacto sobre los productos y servicios, teniendo en cuenta aspectos como el uso de materiales, de energía, agua, y un monitoreo sobre el manejo de residuos, emisiones y vertimientos. En lo social, examina temas como el empleo, las relaciones entre la empresa y los trabajadores, la salud ocupacional y la seguridad industrial, la capacitación y las políticas de inclusión. Adicionalmente, establece indicadores para verificar el comportamiento empresarial en el ámbito del respeto y promoción de los derechos humanos y algunos otros para determinar impactos en la comunidad en general, el sector público y sus clientes.

Aparte de la batería de indicadores diseñados por el GRI, existen otras iniciativas como las normas AA1000, SA8000, y la ISO 14001[1], iniciativa voluntaria ampliamente difundida a nivel mundial que proporciona información sobre la gestión ambiental, así como también la ISO 26000, cuyo fin es proporcionar pautas específicas y claras a las empresas para cuantificar y evaluar su desempeño social; la del Corporate Impact Reporting que mide la RSE en cinco aspectos: el económico y de mercado, el ambiental, el laboral, el referido a los derechos humanos y el comunitario (Corporate Impact Reporting Initiative, 2009); la del Departamento de Ambiente, Alimentos y Asuntos Rurales del Reino Unido, denominada Environmental Key Performance Indicators (DEFRA, 2006) y la de las Líneas Directrices de la OCDE para empresas multinacionales, dirigidas a enunciar principios y normas voluntarias para una conducta empresarial socialmente responsable y garantizar “que las actividades de esas empresas se desarrollen en armonía con las políticas públicas, fortalecer la base de confianza mutua entre las empresas y las sociedades en las que desarrollan su actividad, contribuir a mejorar el clima para la inversión extranjera y potenciar [su] contribución…al desarrollo sostenible” (“Líneas directrices de la OCDE para empresas multinacionales”, 2009).

Por último, específicamente en el área ambiental, se destaca la Green Media Toolshed[2] que permite evaluar comparativamente tanto a empresas como a comunidades en términos de su contribución a la mitigación de impactos peligrosos y de riesgo a los entornos medioambientales.

Todas estas metodologías permiten la medición y comparabilidad de la RSE, ayudan a escrutar las acciones empresariales frente al entorno que les rodea, y le facilitan a las empresas la acción de reporte, en algunos casos obligatoria, de las actividades que desempeñan en el aspecto social y ambiental.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS:
1.     Corporate Impact Reporting Initiative (2009), [En línea], disponible en: http://www.iosreporting.org/reporting.asp, recuperado: 16 de Marzo de 2011.
2.     Department for Environment Food and Rural Affairs, (2006), [En línea], disponible en: http://www.defra.gov.uk/environment/business/reporting/pdf/envkpiguidelines.pdf ,  recuperado 16 de Marzo de 2011.
3.     Global Reporting Initiative (GRI), (2006), “Guía para la elaboración de Memorias de Sostenibilidad”, [En línea], disponible en: http://www.globalreporting.org/NR/rdonlyres/415F297B-5289-4160-8B6C-7CC034D5BE52/0/G3_GuidelinesESP.pdf , recuperado: 16 de Marzo de 2011.
4.     “Líneas directrices de la OCDE para empresas multinacionales” (2009), [En línea], disponible en: http://www.oecd.org/dataoecd/21/20/16975360.pdf , recuperado: 16 de Marzo de 2011.


[1] Según Núñez, entre 1999 y julio de 2003, el número de empresas latinoamericanas certificadas en ISO14001 pasó de 237 a 1.873. En Colombia, durante el mismo período, se pasó de 3 a 69 empresas certificadas (2003, p.25), lo que demuestra el creciente interés del sector empresarial nacional por vincularse a iniciativas de seguimiento a la RSE que desarrollan.

martes, 5 de abril de 2011

La Universidad pública frente a los desafíos actuales


Columna La Tarde
Fundación Kíos

La Universidad pública frente a los desafíos actuales

Hace algo más de una semana, el presidente Santos manifestó que no retirará el proyecto que permite la reforma de las universidades públicas para que éstas puedan recibir inversión privada.

Desde esta tribuna, reconocemos que la generación de alianzas estratégicas entre los sectores público y privado es una alternativa para generar recursos de inversión en temas estructurales para la competitividad del país, como la educación y la innovación.

Los países que tienen los estándares educativos más altos del planeta han entendido que para ser competitivos se requiere reformar el rol de la universidad pública dentro de la sociedad. Ello implica garantizar su sostenibilidad financiera, bien sea a través del cobro de matrículas y derechos de admisión, o bien, por medio de la consolidación de sinergias con la empresa privada y con las entidades públicas responsables de la Investigación y el Desarrollo (I+D). En países como Finlandia, Israel, Singapur, China, Japón y Corea del Sur esta reforma ha superado, por completo, toda huella ideológica o política para convertirse en una prioridad nacional. En estos contextos, existe consenso sobre la necesidad de ser más competitivos y eficientes, lo cual se sustenta, en una gran proporción, en la calidad y pertinencia de los programas educativos, así como en su permanente mejoramiento y constante articulación con las dinámicas y tendencias del mercado laboral. Para ello se requieren recursos suficientes, lo cual exige potenciar acuerdos con el sector empresarial.

Por el contrario, en nuestros países de América Latina y el Caribe, diversos sectores se rasgan las vestiduras cada vez que se intenta cambiar el status quo de las universidades públicas. Con el falso sofisma de la privatización, nos han intentado vender la teoría sobre la inconveniencia que tendría la incorporación de la inversión privada dentro de los centros de formación superior y de su impacto nocivo y regresivo sobre los estudiantes más pobres y vulnerables. Limitan la discusión a un debate ideológico y de tendencias políticas del cual nunca hemos salido y que solamente nos condenará al atraso.

Es conveniente mirar todas las aristas y beneficios de la inversión privada. No se trata de desconocer que deben existir mecanismos subsidiarios y complementarios para asegurar el acceso de estudiantes de escasos recursos ni tampoco dejar de asignar recursos públicos para el financiamiento de la educación. Simplemente mirar más allá, sin las ataduras ideológicas que no nos han conducido, hasta ahora a ninguna parte.

Publicado en La Tarde de Pereira el 5 de abril de 2011: http://www.latarde.com/opinion/columnistas/40160-la-universidad-publica-frente-a-los-desafios-actuales.html

lunes, 4 de abril de 2011

La bella parásita

Columna de opinión
Alter Ego

La bella parásita

Hace algunas semanas se estrenó en el país el documental “La Ola Verde. La ilusión de una generación”, que narra, desde una óptica íntima y personal, la gestación de uno de los fenómenos más interesantes y sui generis de los últimos años en la política colombiana. Confieso que la película me dejó una sensación de nostalgia frente al sentimiento que alcanzó a despertar y generar la campaña de Mockus en miles de jóvenes, frente a la sensación de optimismo desbordado que inundó la contienda electoral y frente a la movilización inusitada que se presentó en redes sociales y espacios virtuales en favor del candidato presidencial de los Verdes.

No obstante, también me dejó lecciones claras y contundentes sobre lo que no se debe hacer en política. Precisamente, Mockus ha sido el primero en reconocer que cometió múltiples errores de estratégica y discurso, muchos de los cuales fueron decisivos para incrementar el apoyo popular hacia el entonces candidato Juan Manuel Santos, sin demeritar, lógicamente, las virtudes y cualidades como estratega político del hoy Presidente.

El documental no solo logra narrar visualmente el progresivo repuntar de Mockus en la encuestas y la sensación de euforia colectiva que generó en miles de potenciales votantes jóvenes por los valores e ideales que él representa, sino también la sensación de temor y desasosiego de sus colaboradores más cercanos por la presión mediática tan fuerte a la que estaban expuestos. Diversas escenas reflejan el miedo latente de sus asesores frente a alguna declaración del candidato o una cita fuera de contexto o una pregunta que exigía respuestas concretas y certeras y no divagaciones filosóficas o éticas. De hecho, fuimos muchos los que cruzamos los dedos en los numerosos debates presidenciales, para que Mockus respondiera oportunamente los múltiples cuestionamientos que se la hacían y no se fuera por las ramas en reflexiones más propias de un salón de clases que de un consejo de ministros.

La política, en su dimensión electoral, es también estrategia y mercadeo. Ello implica no sólo elaborar un discurso y construir una visión de sociedad sino también saberla vender y explicar, con el fin de generar identificación y apropiación entre la colectividad. Las sociedades no solo exigen que un candidato reúna un conjunto de valores éticos y personales sino que también sea capaz de construir y presentar propuestas concretas frente a las problemáticas más latentes y sentidas. En otras palabras, es tan importante lo axiológico como lo pragmático, aspecto que en última instancia se traduce en acciones concretas de gobierno. Después de ver el documental, creo que Santos supo transmitir, con mayor claridad y eficiencia, su capacidad para producir resultados concretos y para gobernar, en un entorno tan difícil y complejo como el de nuestro país. Eso sin tener en cuenta que las maquinarías regionales y locales estaban alineadas a su favor, así como las élites políticas o el empresariado y sin contar con los falsos imaginarios que se generaron con respecto a la no continuidad de ciertas políticas públicas vitales para el bienestar y el desarrollo humano, en caso de que ganara Mockus.

Santos logró capitalizar las aspiraciones del votante medio a partir de un discurso propositivo, sustentado, principalmente, en la continuidad de un mandato bastante popular, en la utilización de las estructuras burocráticas y la maquinaria política del Partido de la U en cientos de municipios y departamentos y en la gestación de acuerdos con otros partidos y colectividades. Mockus por su parte, se centró en recoger el descontento y la desafección del votante de opinión frente a la política, a partir de su figura diáfana y transparente. Si bien es cierto que tal estrategia le ayudó significativamente en las encuestas de opinión, no necesariamente se tradujo en votos, pues el segmento de opinión es el más dinámico y maleable.

No hay duda de que el documental reitera la necesidad de que el Partido Verde se concentre en construir y definir su estrategia política y programática de cara a las elecciones municipales y departamentales de Octubre, sobre la base de una evaluación seria y autocrítica sobre lo que ocurrió en mayo y junio del 2010. Esta colectividad presentará un examen crucial para consolidarse como un partido fuerte con vocación de poder, con el fin de demostrar que su irrupción dentro del panorama político nacional no splo obedeció a la efervescencia momentánea que caracterizó a la Ola Verde. Ello requiere altas dosis de pragmatismo y autocrítica, para que el Partido pase de ser “girasol de un día” a opción real de gobierno.