lunes, 4 de abril de 2011

La bella parásita

Columna de opinión
Alter Ego

La bella parásita

Hace algunas semanas se estrenó en el país el documental “La Ola Verde. La ilusión de una generación”, que narra, desde una óptica íntima y personal, la gestación de uno de los fenómenos más interesantes y sui generis de los últimos años en la política colombiana. Confieso que la película me dejó una sensación de nostalgia frente al sentimiento que alcanzó a despertar y generar la campaña de Mockus en miles de jóvenes, frente a la sensación de optimismo desbordado que inundó la contienda electoral y frente a la movilización inusitada que se presentó en redes sociales y espacios virtuales en favor del candidato presidencial de los Verdes.

No obstante, también me dejó lecciones claras y contundentes sobre lo que no se debe hacer en política. Precisamente, Mockus ha sido el primero en reconocer que cometió múltiples errores de estratégica y discurso, muchos de los cuales fueron decisivos para incrementar el apoyo popular hacia el entonces candidato Juan Manuel Santos, sin demeritar, lógicamente, las virtudes y cualidades como estratega político del hoy Presidente.

El documental no solo logra narrar visualmente el progresivo repuntar de Mockus en la encuestas y la sensación de euforia colectiva que generó en miles de potenciales votantes jóvenes por los valores e ideales que él representa, sino también la sensación de temor y desasosiego de sus colaboradores más cercanos por la presión mediática tan fuerte a la que estaban expuestos. Diversas escenas reflejan el miedo latente de sus asesores frente a alguna declaración del candidato o una cita fuera de contexto o una pregunta que exigía respuestas concretas y certeras y no divagaciones filosóficas o éticas. De hecho, fuimos muchos los que cruzamos los dedos en los numerosos debates presidenciales, para que Mockus respondiera oportunamente los múltiples cuestionamientos que se la hacían y no se fuera por las ramas en reflexiones más propias de un salón de clases que de un consejo de ministros.

La política, en su dimensión electoral, es también estrategia y mercadeo. Ello implica no sólo elaborar un discurso y construir una visión de sociedad sino también saberla vender y explicar, con el fin de generar identificación y apropiación entre la colectividad. Las sociedades no solo exigen que un candidato reúna un conjunto de valores éticos y personales sino que también sea capaz de construir y presentar propuestas concretas frente a las problemáticas más latentes y sentidas. En otras palabras, es tan importante lo axiológico como lo pragmático, aspecto que en última instancia se traduce en acciones concretas de gobierno. Después de ver el documental, creo que Santos supo transmitir, con mayor claridad y eficiencia, su capacidad para producir resultados concretos y para gobernar, en un entorno tan difícil y complejo como el de nuestro país. Eso sin tener en cuenta que las maquinarías regionales y locales estaban alineadas a su favor, así como las élites políticas o el empresariado y sin contar con los falsos imaginarios que se generaron con respecto a la no continuidad de ciertas políticas públicas vitales para el bienestar y el desarrollo humano, en caso de que ganara Mockus.

Santos logró capitalizar las aspiraciones del votante medio a partir de un discurso propositivo, sustentado, principalmente, en la continuidad de un mandato bastante popular, en la utilización de las estructuras burocráticas y la maquinaria política del Partido de la U en cientos de municipios y departamentos y en la gestación de acuerdos con otros partidos y colectividades. Mockus por su parte, se centró en recoger el descontento y la desafección del votante de opinión frente a la política, a partir de su figura diáfana y transparente. Si bien es cierto que tal estrategia le ayudó significativamente en las encuestas de opinión, no necesariamente se tradujo en votos, pues el segmento de opinión es el más dinámico y maleable.

No hay duda de que el documental reitera la necesidad de que el Partido Verde se concentre en construir y definir su estrategia política y programática de cara a las elecciones municipales y departamentales de Octubre, sobre la base de una evaluación seria y autocrítica sobre lo que ocurrió en mayo y junio del 2010. Esta colectividad presentará un examen crucial para consolidarse como un partido fuerte con vocación de poder, con el fin de demostrar que su irrupción dentro del panorama político nacional no splo obedeció a la efervescencia momentánea que caracterizó a la Ola Verde. Ello requiere altas dosis de pragmatismo y autocrítica, para que el Partido pase de ser “girasol de un día” a opción real de gobierno.

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