jueves, 4 de noviembre de 2010

La consolidación de la Región Capital Bogotá-Cundinamarca

Investigación- Territorios
Manuel Calderón Ramírez


La consolidación de la Región Capital Bogotá-Cundinamarca
Un desafío para las políticas de integración y desarrollo regional

Nuevamente la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) emprende la fructífera tarea de aplicar una metodología estadística a partir de la cual, se calcula el Escalafón de Competitividad de los departamentos colombianos, esta vez para el 2009. El ejercicio no podía presentarse en un momento más oportuno, toda vez que en nuestro Congreso se discuten dos importantes iniciativas legislativas con implicaciones notorias sobre el modelo de organización y gestión territorial de nuestro país: el Acto Legislativo sobre el Régimen de Regalías y el Proyecto de Ley Orgánica de Ordenamiento Territorial (LOOT), éste último, tras 22 intentos fallidos anteriores. El documento producido por la CEPAL menciona algunos interesantes elementos que vale la pena traer a colación, tanto para enriquecer el debate sobre el tema regional en Colombia, como para tener en cuenta en el proceso de consolidación de la Región Capital Bogotá-Cundinamarca, como el más reciente esfuerzo de integración regional entre el Distrito y el Departamento.

En primer lugar, la CEPAL reitera la importancia del desarrollo urbano y regional como una oportunidad para aprovechar las ventajas de la proximidad de los factores productivos en el territorio, aprovechar economías de escala y alcanzar mayor competitividad. En efecto, las economías más dinámicas del mundo tienen una fuerte base regional, tal como sucede en los casos de Berlín-Brandenburgo, Ile-de-France, Lombardia, Cataluña y Rhone-Alps, en las cuales se evidencia la generación de cadenas productivas en torno a sectores estratégicos y de valor agregado como factores para el logro del desarrollo económico, en el marco de procesos de regionalización. No es casualidad que en estas regiones descanse el dinamismo económico europeo y se concentre la mayor parte de las inversiones, las oportunidades educativas y laborales y las mejores condiciones de vida y bienestar.

En segundo lugar, el informe destaca que la Región conformada por Bogotá y Cundinamarca continúa en el primer lugar del escalafón de competitividad, gracias a sus fortalezas económicas, la disponibilidad de infraestructura, el capital humano, la ciencia y la tecnología y las finanzas y la gestión pública. No obstante, también pone en evidencia que durante la última década, los departamentos colombianos no han avanzando significativamente en el mejoramiento de sus factores de competitividad ni tampoco se han logrado ascensos significativos en el escalafón. Por el contrario, se menciona que se han robustecido las diferencias entre los departamentos “ganadores” y aquellos que permanecen rezagados de las dinámicas de desarrollo. Por tal motivo, el Informe manifiesta la necesidad de (re)pensar y (re)posicionar el tema del desarrollo regional, no sólo como una política pública sino también como un imperativo nacional frente a la globalización.

En el marco de tales planteamientos, el actual Proyecto de LOOT incorpora, una vez más, la posibilidad de constituir regiones, a partir de la asociación de dos o más departamentos tal como lo señala nuestra carta política en sus artículos 306 y 307. Este es, sin duda alguna, un tema de proverbial importancia para nuestro “inacabado” modelo de organización territorial, el cual no se ha potenciado ni desarrollado a plenitud tanto por los cambios en materia política y electoral que supondría la redefinición de la “geografía del poder” como por la necesaria redistribución de recursos que exigiría el tener en cuenta nuevas figuras de administración del territorio. La cuestión regional colombiana tiene múltiples aristas y ángulos que no se pueden minimizar en torno a un debate entre “centralistas y descentralistas”, sino que deben desarrollarse en torno a un debate amplio y responsable, en el que se analicen aspectos críticos como lo económico y lo fiscal, lo político e institucional y lo administrativo y funcional, entre muchos otros.

La regionalización se constituye en una oportunidad inigualable para consolidar un esquema territorial flexible y diverso, que no sólo potencie las capacidades y condiciones de los entes territoriales, sino que también esté orientado a garantizar mayor gobernabilidad en el territorio. Así mismo, es un instrumento para dar respuesta a la voces ciudadanas que se expresan, cada vez con más vigor y fortaleza sobre la necesidad de repensar nuestro modelo territorial, tal como quedó demostrado en el mandato ciudadano obtenido por el ejercicio pedagógico del “Voto Caribe”, el cual fue respaldado por más de 2 millones y medio de colombianos.

Estas reflexiones tienen notables incidencias para el proceso de consolidación de Región Capital Bogotá-Cundinamarca, el cual implica, antes que nada, una nueva forma de abordar el desarrollo, más incluyente y equitativa, mucho más eficiente y sostenible. La Región Capital debe ser vista tanto como un mecanismo para sumar esfuerzos en aquellos temas de interés conjunto o en aquellas problemáticas que por su complejidad y grado de dificultan, se escapan por completo de la órbita de manejo y gestión de un solo nivel de gobierno. No obstante, su consolidación implica antes que nada, abordar, por lo menos, las siguientes tres (3) cuestiones:

En materia institucional, se debe pensar en el diseño de un esquema flexible que garantice la gobernabilidad regional, asegurando con ello la perdurabilidad y sostenibilidad del proceso de integración. Si bien es cierto que la solidez del andamiaje institucional de la Región Capital depende, en gran parte, de la expedición de la LOOT, es preciso pensar en una arquitectura que tenga en cuenta múltiples mecanismos de integración y coordinación entre el Distrito, el Departamento y sus municipios, para la gestión concertada de diferentes proyectos de interés e impacto regional.  Se trata de utilizar todos los instrumentos posibles, como la creación de entidades para la ejecución de iniciativas sectoriales, la suscripción de convenios interinstitucionales y por supuesto, la creación de la Región Administrativa y de Planificación (RAP), la cual podría gestionarse a través de una ley ordinaria. Esta institucionalidad será clave para avanzar en el abordaje conjunto e integral de temas regionales en materia ambiental, de planificación y ordenamiento territorial, de transporte, de seguridad alimentaria, de competitividad y desarrollo regional y de gestión de riesgos y seguridad humana, entre muchos otros.

En lo que respecta a la armonización fiscal y tributaria, es conveniente emprender acciones concertadas y coordinadas para mitigar el “canibalismo tributario”, al encontrar esquemas que faciliten la articulación de la fiscalidad territorial entre el Distrito y los municipios cundinamarqueses. En este sentido, es importante lograr consensos sobre la necesidad de rediseñar y repensar los tributos existentes y avanzar en la cooperación intergubernamental para no erosionar las bases gravables actuales.

En último lugar, en el plano de la competitividad y el desarrollo económico, es necesario identificar las potencialidades y los patrones de especialización de los municipios y ciudades que integran la Región Capital, con el fin de propiciar no sólo su aprovechamiento sino también su articulación en torno a una visión de desarrollo regional compartida. Se trata de garantizar que el Distrito, los municipios y el Departamento identifiquen un rol específico dentro de la Región, a partir de sus vectores de cambio y transformación y sus ventajas competitivas.

Para concluir este artículo, resulta importante mencionar que con Región Capital no se busca crear una región como entidad territorial que sustituya al Distrito Capital y al Departamento, ni alterar o reducir el grado de autonomía de cada entidad territorial. Por el contrario, se busca sumar esfuerzos y compartir aprendizajes mutuos, duplicar las ventajas y condiciones favorables del territorio para atraer más inversión y generar más empleo, generar un ambiente propicio para la innovación y el desarrollo e integrar políticas, esfuerzos e iniciativas para mejorar la calidad de vida de las y los habitantes.

Imagen tomada de: http://blog.guiasenior.com/archives/2009/03/rse-casos-practicos-y-estrategias.html

2 comentarios:

  1. Este artículo es interesante en el sentido que involucra la parte rural con la urbana, de tal forma que crea una integración con los diferentes potenciales económicos, sociales y políticos de la región. Así mismo involucra el desarrollo económico de la región de manera planificada y eficaz, para así garantizar una mejoría en la calidad de vida de los habitantes de la capital y del departamento.
    Por: Daniel Vargas

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  2. El tema de regiones se ha puesto de moda últimamente en nuestro país, debido a que ciertas zonas del país exigen más autonomía en el manejo económico y político con el argumento de consolidar zonas que propicien el crecimiento y desarrollo competitivo. Pero así como hay bastas regiones con un crecimiento continuo, en Colombia se presenta un problema de desequilibrio regional respecto a la explotación y condiciones de manejo para la parte sur y occidental del país. ¿Por qué un país con la cantidad de recursos como Colombia no puede lograr un desarrollo sostenible como Japón que no cuenta ni con el 10% de dichos recursos?
    No sólo tiene que consolidarse la parte legal, también debe haber un compromiso en lo institucional y social para volver a equilibrar la balanza regional y contagiar de ese dinamismo "Bogotá-Cundinamarca" al resto del país.

    Por: Gerald Ortega

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