sábado, 6 de noviembre de 2010

¿Legalizar para erradicar?

Desde las aulas
Nicolás Escobar Roldán
Escuela de Política y Relaciones Internacionales
Universidad Sergio Arboleda
Bogotá


¿Legalizar para erradicar?

A lo largo de toda la historia, el ser humano ha estado en constante interacción con sustancias que alteran sus sentidos.  Desde las culturas indígenas, el uso de plantas o sustancias alucinógenas ha marcado su desarrollo espiritual y cultural. Sin embargo, dichas prácticas no representaban una amenaza a la salud ni al normal funcionamiento de las sociedades. Hoy en día, con los avances en la ciencia, más específicamente de la química, la variedad de sustancias alucinógenas se han multiplicado. Ahora se reduce el consumo de sustancias naturales para dar paso a un nuevo tipo de drogas mucho más sofisticadas, fuertes y peligrosas como las metanfetaminas, el crack, el LSD y el éxtasis.

Al crearse esta oferta tan variada de opciones para los consumidores, se generan un sinnúmero de problemas en las sociedades contemporáneas que impactan temas de salud pública, seguridad nacional y economía mundial. Sin duda, las drogas se han convertido en un tema de gran importancia en la agenda mundial desde la década de los 80.

Es claro que los gobiernos y la sociedad en general ha realizado inmensos esfuerzos para erradicar este mal. Se ha invertido en programas para reducir el consumo y rehabilitar a los consumidores, se ha incrementado el gasto militar con el fin de erradicar los cultivos, se han reforzado las fronteras pretendiendo reducir el tráfico, e incluso se ha penalizado el consumo con el fin de erradicarlo.

Después de tantos años de lucha contra las drogas, debemos hacer un alto y reevaluar las opciones que nos quedan para combatir este problema. Sin duda, se han puesto en práctica los más sofisticados planes para luchar contra la producción, el tráfico, la comercialización y el consumo. Y creo que llegó la hora de aceptar que nada de esto ha tenido éxito. Cada día el número de consumidores incrementa y cada narcotraficante condenado es reemplazado por el mercado casi de manera inmediata. Como reza el dicho: “a rey muerto, rey puesto”.

Es por esto que hoy enfrentamos un reto grande que requiere que abramos nuestras mentes y eliminemos nuestros preconceptos acerca del tema. Debemos considerar la legalización como una opción válida. Después de todo, parece demostrado que la prohibición nunca ha sido, ni será el mecanismo para erradicar esta problemática.

Deberíamos creer que con la legalización se nos abren muchas opciones, que si bien no erradicarán el problema, por lo menos nos permitirán controlarlo. Podremos crear programas más eficientes contra el consumo, además podríamos generar una mayor conciencia acerca de los peligros de dichas sustancias. También el Estado tendría la facultad de controlar la producción, exigiéndole a los productores procesos certificados de calidad, lo cual reduciría la mortandad a causa de drogas “hechizas”, ademásde las ya muy documentadas bondades económicas que vendrían de la mano de una políticalegalizadora.

Es claro que todos nuestros esfuerzos contra las drogas no han sido exitosos, o por lo menos no lo suficiente. Es por eso que necesitamos cambiar nuestras políticas públicas por nuevas opciones más realistas y consecuentes con la realidad. 

Esta no es una cuestión exclusivamente moral. Y las políticas públicas que se diseñen para superar este problema deberán dar cuenta de ello.

Imagen tomada de: http://estaticos.20minutos.es/img/2006/05/06/425053.jpg

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