martes, 16 de noviembre de 2010

Pensar diferente es posible

Columna La Tarde
Fundación Kíos

Pensar diferente es posible
Muchas cosas tienen que pasar para que una idea se convierta en acción, pero la principal es que el sujeto, individual o colectivo, tenga la decidida voluntad de hacerla realidad. El problema es que, en lo que se refiere a acciones que impactan el ejercicio de lo público, el deseo natural de priorizar el logro de los intereses privados resulta ser un lastre que se debe superar.

Para ello, hay que empezar reemplazando sustancialmente algunos rasgos, erróneamente valorados como positivos, que definen nuestra identidad.

Colombia hoy, como consecuencia de un pasado plagado de guerras y confrontaciones, reprodujo en el imaginario colectivo la idea equivocada según la cual la violencia era la mejor forma de resolver los conflictos, con lo que favorecemos que las consecuencias derivadas de los hechos violentos, se conviertan en fatalidades inevitables.

Reproducimos también, muchos sin darnos cuenta –lo que no nos exime de complicidad-, conductas altamente peligrosas en nuestra cotidianidad. Nos enorgullecemos de un rasgo como la “malicia indígena”, recurso propio, heredado e intransferible, mezcla entre creatividad, astucia, recursividad, desconfianza e hipocresía, suficientes, en sus orígenes, para superar las desventajas del subdesarrollo y enfrentar los abusos de los conquistadores.

El malicioso es resistente y hace gala de un pundonor que es admirado por sus semejantes. La creatividad del colombiano convirtió este rasgo en uno de los símbolos de su identidad. Nos enorgullecemos de ello. El malicioso reproduce este recurso como adaptación y defensa, aún si va en contra del cumplimiento de las normas establecidas. Porque él también es, en últimas, trasgresor de leyes.

Y somos un país de “vivos”: los colombianos históricamente nos comportamos como creyendo que es más fácil cumplir nuestros sueños si no obedecemos las leyes. En este país, el vivo es quien logra sus objetivos avanzando por el camino más fácil.

Y desafortunadamente el ejercicio de la política en este país, reflejo obviamente de estos comportamientos cotidianos, reproduce en la toma de decisiones públicas, todos los efectos negativos del incumplimiento de las normas socialmente aceptadas, en favor de unos pocos.

Hay que pensar diferente. Por eso, la Fundación Kíos, convencida de que se pueden modificar dichos comportamientos, superando discursos políticamente correctos que parloteamos en público para justificar nuestros actos, promoverá, desde esta columna, espacios para la reflexión en torno al desarrollo de sinergias para el logro de los fines últimos de lo colectivo, sin que eso implique el incumplimiento de las normas.

Publicado en La Tarde de Pereira el 16 de noviembre de 2010: http://www.latarde.com/opinion/columnistas/33771-pensar-diferente-es-posible.html

No hay comentarios:

Publicar un comentario