martes, 4 de diciembre de 2012

De costumbres insostenibles


Columna de opinión
Santiago Gómez  

De costumbres insostenibles 

Ahora mis vecinos, a quienes conozco hace apenas dos meses, no me saludan cuando me cruzo con ellos en el ascensor de mi edificio.


Yo que pensaba que la llegada de la Navidad, que se trata también de tolerancia, respeto mutuo y buena convivencia, les impediría pensar y decir que soy un tacaño, que no colaboro con sus inocentes iniciativas comunales y a intentar, con métodos moralmente cuestionables, que deje poner en mi balcón unas luces navideñas que, según estudios de las electrificadoras colombianas, incrementarán el consumo de energía decembrino en nuestras ciudades hasta en un 22%. Y si tenemos en cuenta que ahora dichos ornamentos nos acompañan desde noviembre a enero, el despilfarro supera estos conservadores cálculos. Ello significaría que no iluminar irresponsablemente la Navidad durante los próximos cinco años, equivale a que el país ahorraría, como mínimo, toda la energía que consume durante un mes.

Mi última respuesta, después de intentar argumentarles acerca de las necesidades energéticas de los años venideros, fue que les pagaría la cuota que solicitaban para comprar el derecho a decidir si me comportaba como un ciudadano ambientalmente responsable o como un derrochador más. Elegí, como siempre, lo primero, a costo de aguantar durante los próximos diez meses sus malas caras y sus habladurías prejuiciosas sobre mí.

Y eso que no han visto mi árbol de Navidad sin iluminación, no saben que empaco mis regalos en papel periódico y ni sospechan que es posible que en mi oficina gane el concurso navideño con decoración ecológica, gracias al esfuerzo y compromiso de mis compañeros de piso.

Si el costo que debo pagar para entregarle un mundo ambientalmente sostenible a mis hijos y nietos, y a los hijos y nietos de quienes me importan, es aguantar la mala cara de mis vecinos, lo haré sin problema. Porque a mí, además de enseñarme a cuidar el medio ambiente, a ser tolerante no solo en Navidad y a apagar las luces no únicamente durante una hora el Día de la Tierra, me enseñaron a entender que las diferencias deben respetarse. Que quienes piensan distinto, también merecen que los salude en el ascensor.

Publicado en Vanguardia Liberal de Bucaramanga el viernes 30 de noviembre, en:  http://www.vanguardia.com/opinion/columnistas/santiago-gomez/185485-de-costumbres-insostenibles 

Imagen tomada de: http://www.skyscrapercity.com/showthread.php?t=293498&page=3

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