Columna de opinión
Meden
Agan
América
Latina 2012
Si bien la economía latinoamericana se
fortaleció drásticamente en la última década, especialmente en indicadores
fundamentales como la disminución de la pobreza, el fortalecimiento de la clase
media, la creciente tasa de empleo, el aumento de las reservas internacionales
y el control de la inflación, durante 2012 la mayoría de estas tendencias se
desaceleraron. Lo anterior, debe llamar a la prudencia y a la cautela de los
profetas económicos, que en su afán de generar ambientes favorables a la
inversión caen en el optimismo infundado.
El crecimiento económico en América
Latina ha sido sostenido, y fue acompañado en 2012 por las tasas de pobreza más
bajas en los últimos treinta años, el desempleo se ubicó en el 6,5%, el déficit
fiscal en 1,8%, la inflación en menos del 6%, haciendo olvidar décadas convulsas
e hiperinflacionarias, así como también las reservas internacionales sumaron
hoy casi el doble de las que se tenían hace cinco años.
Las macroestructuras económicas están hoy
más preparadas para soportar efectos negativos generados por las crisis
globales, e incluso, los índices de desigualdad parecen empezar a ceder gracias
a las políticas de compensación y a una serie de reformas redistributivas que
se han aprobado en los últimos años.
Según el informe preliminar de la CEPAL
sobre la economía latinoamericana en 2012 “la recesión en Europa resultante de
desequilibrios financieros, fiscales y de competitividad,
especialmente en la zona del euro, junto
con la desaceleración de China y el moderado crecimiento de los Estados Unidos,
contribuyeron a un deterioro significativo de la economía mundial en 2012. Las
tasas de crecimiento del producto y del comercio mundial cayeron, los flujos de
capital a los países en desarrollo se redujeron y su volatilidad aumentó”.
Las consecuencias del entorno económico mundial sobre la región van desde la reducción de las exportaciones al deterioro de los términos de intercambio, lo que provocó una reducción del superávit de la cuenta comercial de bienes en la balanza de pagos regional entre 2011 y 2012 y en un aumento del déficit de la cuenta corriente, y aunque el PIB aumentó más que el promedio mundial, el subempleo y la informalidad siguen siendo constantes en la mayoría de los países de la zona.
Aún quedan tareas pendientes y tendencias
preocupantes por quebrar. La inequidad de género, los déficits educativos y la
pobrísima inversión en investigación, ciencia y tecnología, así como
preocupantes vacíos en infraestructura, se mantienen como las principales
tareas pendientes para los próximos años. Ahí está el reto. Ahí se materializa
la diferencia entre consolidar lo logrado en los últimos lustros o recaer en el
círculo vicioso generado por tenues victorias en lo coyuntural, que no se
reflejan en los soportes estructurales del andamiaje económico latinoamericano
de manera sostenida.
Imagen tomada de http://www.eluniverso.com/2011/12/19/1/1356/america-latina-respira-ano-teme-desaceleracion-2012.html
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