jueves, 13 de diciembre de 2012

Prospectiva 2013: Drogas


Prospectiva 2013: Drogas
Fundación Kíos

La continuación del lento pero seguro debilitamiento del fundamentalismo prohibicionista

Según el World Drug Report de Naciones Unidas publicado en 2012, 230 millones de personas, el 5% de la población adulta mundial, habían consumido drogas ilícitas para 2010, y para ese mismo año, el estimado de adictos superaba los 27 millones de personas, algo así como toda la población de Venezuela. Sin embargo, según ese mismo informe, solo el 0,08% de los consumidores murieron a causa de ello.

Si bien, la mayor parte de consumidores prefiere la marihuana y las anfetaminas, la ilegalidad ha promovido la aparición de mercados letales y crecientes en torno a sustancias como la heroína y drogas industriales como el éxtasis.

Otra de las características del mercado descrito por el informe de Naciones Unidas resalta la preocupante realidad según la cual el consumo se estabilizó en los países desarrollados y se potenció en los países en vía de desarrollo, normalmente productores. Los costos sociales y económicos de la lucha contra el narcotráfico declarada por Nixon desde Estados Unidos empiezan a repartirse entre unos y otros, mientras sus resultados se mantienen inciertos luego de más de 40 años de prohibición.

Según el informe, el crimen organizado en torno a la producción y comercio de narcóticos representó el 3.6% del PIB mundial, y ha demostrado tener una capacidad de adaptación a las realidades del mercado y las victorias relativas de los Estados por controlar la producción. Por ejemplo, mientras en Colombia la producción de coca se redujo en 430 toneladas en la última década, en Bolivia y Perú aumentó casi en esa misma proporción.

El Banco Mundial describió el impacto funesto del tráfico de drogas ilícitas en Centroamérica, afirmando que el crimen y la violencia generada costaron el año pasado un 8% de su PIB a los países de la zona, pero el consumo no se redujo proporcionalmente.

Todo lo anterior  ha llevado a países como Colombia, Guatemala, Costa Rica y Nicaragua a cuestionar desde una postura pública y académica, la guerra contra el narcotráfico y el consumo, y promovido tímidamente un debate en torno a las posibilidades de encontrar fórmulas alternativas y novedosas a la prohibición y el ataque frontal, desde lo militar y lo moral, como la despenalización del consumo de las drogas blandas.

En la medida en que la prevalencia del tabaquismo es 10 veces mayor que la del consumo de drogas ilícitas, y la del alcohol 42% más grande, mientras el costo de la lucha antidrogas representa casi 2% del PIB en países desarrollados y puede llegar a triplicarse en países en vía de desarrollo, todos los cuestionamientos que se han planteado frente a la guerra contra las drogas cobran sentido.

La comprensión de que el problema debe ser abordado desde la lógica económica del mercado y desde una perspectiva integrada al debate de la salud pública, y no bajo la túnica de los absolutismos morales, es definitiva para que se logre un cambio de paradigma que permita cambiar el rumbo de las decisiones públicas que se tomen en torno al tema.

Durante 2013 el debate seguirá en torno a la tensión entre las dos líneas divergentes: la de la prohibición moralista de las grandes potencias consumidoras y la del debilitamiento del fundamentalismo represivo a favor de soluciones de transición que se acerquen a la legalización selectiva y regulada, mientras los sistemas de salud pública, el educativo y el de seguridad, se ajustan a las nuevas realidades.

La aprobación paulatina del consumo en algunos estados de la Unión Americana empieza a debilitar el paradigma policivo. El tiempo empezará a dar la razón a los que tienden a adoptar posiciones menos represivas y más integrales y realistas.

En los próximos años, la ganancia ponderada de poder supranacional de los países del sur ayudará a posicionar estrategias más acordes con la despenalización progresiva. El debate se abrirá, sin permear aún la terquedad de la superioridad moral estadounidense, pero se constituirá en el mediano plazo un bloque que luchará con fuerza por derrotar el puritanismo de la Casa Blanca en torno al tema del consumo de drogas ilícitas.

Los estudios recientes parecen entender indudablemente que la lucha contra la ilegalidad debilita los sistemas económicos, aletarga los procesos de desarrollo social, potencia el crimen y desplaza numerosos recursos económicos. La prohibición del consumo, un invento de la modernidad, parece pues, un tema que será revaluado en los próximos años.

Imágenes tomadas de:
http://www.sabotagetimes.com/life/is-this-the-end-of-the-war-on-drugs/
http://www.pakalertpress.com/2012/11/07/colorado-legalizes-recreational-marijuana-and-industrial-hemp/

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