Columna de opinión
Gnothi Seauton
Why Nations Fail: un fascinante debate
Los
profesores de Harvard y el MIT, James Robinson y Daron Acemoglu, escribieron el
libro Why
Nations Fail: The Origins of Power, Prosperity, and Poverty (Por qué las naciones
fallan: Orígenes del poder, la prosperidad y la pobreza), en el que plantean
por qué algunas naciones son exitosas y otras, simplemente fracasan.
A
varios demócratas de nuestro país y el mundo, el libro y su tesis les llamó positivamente
la atención. Robinson y Acemoglu plantean que el fracaso de las naciones está
dado por la existencia de lo que ellos llaman instituciones extractivas, en
contraposición a las instituciones inclusivas, presentes en los países
desarrollados y exitosos. Robinson, en entrevista
con María Isabel Rueda en el diario El Tiempo dice que “[s]i la distribución del
poder es estrecha, los que lo detentan serán los que diseñen las instituciones
económicas, para enriquecerse y afirmar su poder a expensas de la sociedad. En
contraste, las instituciones políticas que distribuyen el poder son
pluralistas, y hay una conexión directa del pluralismo y las instituciones
económicamente inclusivas con los Estados centralizados y poderosos”, es decir
exitosos.
Más
adelante, refiriéndose a nuestro país, Robinson señala que “… una de las causas
de los problemas masivos de Colombia es que el Estado central básicamente no
controla la mayor parte del país… El Gobierno es incapaz de proveer la
infraestructura de los bienes públicos… los derechos de propiedad son caóticos,
están siendo impugnados, el sistema judicial está ridículamente corrompido.
Colombia está sentada ahí, sobre toda esa hermosa tierra, y nada pasa, por
cuenta de las instituciones”.
Jeffrey
Sachs, prominente economista, director del Earth
Institute y asesor especial del Secretario General de las Naciones Unidas,
Ban Ki-Moon, escribió para la revista Foreign Affairs una pieza titulada Goverment, Geography, and Growth. The True Drivers of
Economic Development (Gobierno, geografía y crecimiento. Los verdaderos
impulsores del desarrollo económico), en la que hace una recia crítica al extenso
trabajo de Acemoglu y Robinson, consistente en que la visión de estos es
mono-causal y simplista, porque “[a]unque las políticas domésticas pueden
incentivar o impedir el crecimiento económico, esto también lo pueden hacer
muchos otros factores, tales como la geopolítica, los descubrimientos
tecnológicos y los recursos naturales, por nombrar unos pocos”, y agrega que lo
más problemático, es que al ignorar sistemáticamente a lo largo de su trabajo y
su razonamiento estos otros factores, y concentrarse exclusivamente en las
instituciones, no logran “… explicar acertadamente por qué algunos países
experimentan crecimiento mientras otros no, y no pueden predecir confiablemente
cuáles economías se expandirán y cuáles se contraerán en el futuro”. Que, por
lo que se desprende automáticamente del título de la obra, resulta central en
su desarrollo.
De
vuelta al caso colombiano, encontramos como la explicación lanzada por Robinson
ante la periodista Rueda, encuadra perfecto en los señalamientos de Sachs. Los
graves problemas económicos, sociales y políticos de Colombia no se limitan a
un problema de elección. Robinson afirma en la susodicha entrevista que “… la
escogencia de qué tipo de instituciones quiere tener una sociedad es central en
este libro, para entender por qué triunfan o fracasan las naciones”. La
realidad colombiana, por no afirmar global, es mucho más compleja que un asunto
de egoísmos y visión estrecha de unas clases dirigentes o poderosas. Obvio que
en nuestro país existen estos comportamientos y poseen una sustancial
responsabilidad en el desorden en el cual nos encontramos, y es deber de los
líderes presentes y futuros, cambiar estas maneras. Pero la geografía
colombiana ha sido determinante a la hora de configurar la debilidad del
Estado, así como la aparición de fenómenos tan poderosos como el negocio
producto de la prohibición de los narcóticos. Esta última es una variable
geopolítica por excelencia debido a que se genera por los designios de unos
actores y condiciones externas. ¡Y hay que ver cómo ha influido ese
narcotráfico en la determinación de nuestras instituciones, extractivas, como
las denominan los profesores Robinson y Acemoglu!
Gnothi
Seauton deseaba traer a colación el comentario de Sachs debido a que las
explicaciones de los profesores aludidos fueron muy bien recibidas, quizás en
demasía, por prestantes economistas y críticos nacionales. Rudolph Hommes, los
hermanos Montenegro y la misma María Isabel Rueda, que en un acto que quizás
era de pura y fina coquetería, cerró su entrevista preguntando “¿cuál de los
dos (Acemoglu o Robinson) se va a ganar primero el Nobel de Economía?”.
Solo
un necio puede argüir que cuenta con la última y definitiva palabra en lo que
atañe a las fórmulas de desarrollo económico para las naciones, pero a nuestro
parecer, las argumentaciones de Why
Nations Fail, se quedan cortas frente a la compleja realidad. Como bien lo
indica Sachs en su análisis, el razonamiento del libro no explica adecuadamente
casos como los de la Prusia pos-napoleónica, el Japón de la Restauración Meiji,
o la China comunista desde la década de 1980, por mencionar tan sólo algunos.
Por
último, cabría anotar que, por ejemplo, los Estados Unidos, la nación donde tal
vez mejor han funcionado los derechos de propiedad y las instituciones
inclusivas, debe esta realidad a factores geográficos primordialmente, y
derivados de estos, a una seguridad geopolítica que ha sabido disfrutar durante
su vida republicana y seguramente seguirá haciéndolo. Pero esto sería motivo
para otro escrito.
Imágines tomadas de:
http://foreigntrade-udec.blogspot.com/2008/10/crecimiento-y-desarrollo-econmico.html
http://es.wikipedia.org/wiki/Desarrollo_econ%C3%B3mico
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