César Augusto Niño González
Los LACRA y los bemoles del multilateralismo
Las relaciones internacionales
contemporáneas son el espacio de un perfecto juego de palabras y acrónimos que
describen algunas aristas del multilateralismo. Los BRIC (Brasil, Rusia, India
y China) acuñado por Jim O’Neill, economista global en Goldman Sachs, hacen
referencia a este grupo de países que tendrá más del 40% de la población
mundial y tendrá un Producto Interno Bruto (PIB) combinado de 134.951 billones
de dólares en el 2050.
Por otro lado, se encuentran
los CIVETS, (Colombia, Indonesia, Vietnam, Egipto, Turquía y Sudáfrica)
acrónimo acuñado por el CEO del HSBC Michael Geoghegan, empleado para
caracterizar los mercados emergentes que reportarán un incremento del PIB del
4,5 por ciento en los próximos 20 años.
Otro ejemplo, es el grupo de
los PIGS (Portugal, Irlanda, Grecia y España) una nominación peyorativa que se
refiere además a los problemas de déficit y balanza de pagos de estos países
europeos.
Pero ahora es el turno para darle
un calificativo a los nuevos miembros del Consejo de Seguridad de Naciones
Unidas del bienio 2013-2014, los LACRA, conformados por Luxemburgo, Argentina,
Corea del Sur, Ruanda y Australia.
Los he denominado así porque a
simple vista no parecen ser tan relevantes a la hora de conducir la política
mundial, pero en realidad son países que tienen que ver con la inestabilidad de
la geopolítica regional a la que pertenecen y son focos de efervescencia en el
equilibrio de poder.
Luxemburgo, es sin duda un paraíso
fiscal. Ocupa uno de los primeros lugares en el Índice de Secretismo Financiero
y esta opacidad facilita delitos como el lavado de dinero, la corrupción y la
evasión fiscal. Argentina, mantiene un latente conflicto diplomático con el
Reino Unido por las Islas Malvinas, una creciente crisis económica interna,
problemas limítrofes con Uruguay y un creciente descontento de la población por
políticas adoptadas por el gobierno central. Corea del Sur soporta la tensa
línea imaginaria en el paralelo 38, la crisis que altera el equilibrio de poder
por la amenaza de los del Norte con el uso de armas nucleares y lo que esto
implica en la intervención de las grandes potencias para dirimir el conflicto.
Pero Ruanda es quizás el más
polémico porque un día antes de conocerse su elección en el Consejo, se reveló
un informe de Naciones Unidas en el cual se le acusa de armar a los rebeldes
del M23 de la República Democrática del Congo, supuesta y sorprendentemente al
mando del ministro de Defensa de Ruanda, el general James Kabarebe. Y
finalmente, Australia con sus graves problemas con los aborígenes y el acceso
al agua en el norte del país, es quien representa quizás, la cara más amable
del acrónimo.
Los bemoles del
multilateralismo hacen que la política internacional pueda contemplarse bajo
una maniobra de letras y palabras en el crucigrama del gran juego de la
geopolítica mundial.
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