Investigación- Política exterior y defensa nacional
Alejandro Ramírez Restrepo
En las elecciones de EUA
¿quién ganó? y ¿quién perdió?
Las
pasadas elecciones del seis de noviembre en los Estados Unidos dejaron cientos
de ganadores y perdedores, más allá del triunfo de Barack Obama y la derrota
del candidato republicano Mitt Romney. Para ir cerrando este tema que en este
blog abrimos el cuatro de noviembre de 2010, ¡sí 2010!, queremos presentar
una lista de ganadores y perdedores no tan evidentes.
Comencemos
por los perdedores:
GOP (Grand
Old Party): el partido de Lincoln, Teddy Roosevelt, Ike Eisenhower y Ronald Reagan, el partido republicano, ha sido el gran derrotado
de esa noche. Su falta de sintonía con la realidad nacional reflejada en las
imágenes de la convención en Tampa, marcadas por una predominancia de rostros
blancos, e incluso maduros, frente a la amalgama de colores, edades y géneros
que se encontraba en Charlotte, Carolina del Norte, sede de la convención
demócrata, fijaron el rumbo hacia la derrota. Y no fue cuestión de no contar
con un candidato por lo menos aceptable.
De
hecho, Mitt Romney es un personaje que no hace parte de este nuevo partido, que
busca ser cada vez más blanco, más rural, más conservador en asuntos sociales y
más cerrado al mundo actual, al que teme, porque no es el ambiente en el cual
creció y vio consolidar a su país en una potencia mundial, casi que sin
parangón alguno.
Quizás
hubiera sido mejor, como lo señala The
Economist, que el GOP hubiera llegado con un candidato más blanco y radical para que su caída
hubiera sido realmente estruendosa. Romney, siendo un moderado, exgobernador de
uno de los estados más liberales y progresistas de toda la Unión americana,
Massachusetts, a pesar de muchas de las críticas partidistas que se alzaron en
su contra, le dio, por decirlo de alguna manera, mayor dignidad al partido,
cosa que estratégicamente no le conviene ni a la colectividad, y más
importante, al país, porque una fuerte derrota hubiera hecho más fácil que los
republicanos se deshicieran de esos elementos, como el Tea Party, que han llevado a una radicalización
extrema del partido y del país, alejándose de las realidades de EUA, que no son
otras que el multiculturalismo y el progresismo social, entre otras.
A
pesar de la derrota, que no fue la hecatombe, porque lograron mantener su
mayoría en la Cámara y con ella se conserva una cantidad de poder suficiente
para influenciar fuertemente el proceso político, el partido republicano
seguirá bajo la égida de figuras como Grover Norqvist y Rush
Limbaugh, que desde distintos escenarios promocionan una agenda, por su puesto
conservadora, pero preocupantemente radical y que considera al compromiso
político, como algo idéntico a f***
you.
Si
por algo se caracterizaron Lincoln, Teddy, Ike y Reagan, era por ser adeptos
al compromiso, sin llegar a violar unos valores superiores, pero que
permitiera, a través del pragmatismo y no del radicalismo,
obtener soluciones reales a los problemas de sus respectivas
épocas.
El estado de la Florida: creo que todavía
no han acabado de contar. El problema no se refiere exclusivamente a esa
imposibilidad. De hecho, es preferible, y si no pregúntenselo al barbado Al
Gore, que se tomen su tiempo haciendo bien los conteos que por cumplir con
formas y fechas se entreguen resultados dudosamente certeros. El asunto grave
es que en la Florida hay un desorden descomunal. Las máquinas son anticuadas y
confusas al igual que las papeletas. Las filas son de nunca acabar. Los
organismos electorales se encuentran altamente politizados.
A
todos estos elementos y a la fama que tiene el Estado en este tema electoral,
especialmente por los sucesos del 2000, ahora se le sumará la odisea del 2012,
dejando a la Florida como una “banana
republic”, término despectivo y apropiado con que desde Estados Unidos han
sabido criticar a las democracias latinoamericanas.
Lo
peor de esto, lo que hace que esto sea aún más patético y embarazoso para la
Florida, es que en países como Venezuela, blanco de profusas y continuas
críticas de numerosos habitantes floridanos,
cuentan con sistemas electorales, que no democráticos, claramente superiores.
¿Lleva
todo esto a concluir que el sistema electoral norteamericano está en crisis?
Terciaremos sobre este aspecto más adelante.
Ahora
los ganadores:
Los “Nerds”: Nate Silver, Sam Wang y Drew Linzer se
convirtieron en algunos de los grandes ganadores de las justas electorales
norteamericanas. Han acorralado a los comentaristas políticos, como este que
les escribe ahora, que no se sustentan tenazmente en los números y los esquemas
matemáticos para correr proyecciones estadísticas y probabilísticas. Silver y
Linzer acertaron los resultados en 50 de los 50 estados. Wang sólo lo hizo en
49. Su única equivocación fue en Florida, que para los tres era a todas luces
la carrera más cerrada. ¿Algún observador político, profesional o aficionado,
puede mostrar este récord? Las matemáticas han llegado para quedarse y esto
puede ser bueno para el debate político. Así nos podremos librar de mucho
opinador que se disfraza de neutral, pero que en realidad solo cuenta con
argumentos partidistas e ideológicos. Silver y compañía le hacen así un gran
favor al sistema electoral y político de los Estados Unidos.
Esta
es una de esas cosas que por estos lares tenemos que copiar. El 2014 está a la
vuelta de la esquina y se vienen elecciones presidenciales y legislativas en
Colombia y Brasil.
Pero
hay otro grupo de nerds, que
también ganaron. De hecho unos ganaron ganando y otros ganaron perdiendo. Estos
fueron los encargados de manejar las campañas guiándose por la información que
obtenían en la red. Son los que jugaron con los miles de indicadores que
aparecieron en la campaña: la tasa de desempleo, el 47% de Romney, etcétera.
Con sus logaritmos y fórmulas matemáticas creaban mensajes personalizados o
respuestas a otros mensajes personalizados creados por sus rivales electorales.
Obama construyó su “centro de tecnología” desde el certamen de 2008 y fue parte
integral de su estructura organizacional. Romney la construyó en los últimos
meses de campaña cuando se perfiló como el candidato de su partido y no era
parte de su organización sino que la contrató. Hizo outsourcing y perdió. ¿Ironías del destino?
El
caso es que la venganza de los nerds está
acá. Se ha materializado. Puede que el candidato sea el más popular del
colegio, pero el que lo va a medir y el que le va ayudar a ganar, será el nerd.
Bueno, ¿y no siempre ha sido así? Quizás, pero ahora la cosa es con matemáticas
por todos lados.
El sistema
electoral americano, en su conjunto: aquí consideramos varias cosas. El sistema
de los gringos para elegir
a su presidente es enredado, no tanto en su mecánica definitiva. Lo que pasa es
que es extraña, entonces la gente que se interesa coyunturalmente en el tema,
tiene que acordarse que lo importante es el voto en el Colegio Electoral y no
el voto popular.
La
verdadera complejidad se desprende de la inexistencia de reglas federales que
rijan en todos los estados el cómo, el cuándo, el quién y muchas más cosas.
Entonces tenemos un sistema para cincuenta países. Si uno de esos quiere hacer
énfasis en el voto electrónico, en dar facilidades e incentivos para votar,
pues en el de al lado perfectamente todo eso les puede importar un comino y no
hacerlo.
Y
cuando las elecciones son tan cerradas como esta que acabamos de tener, todos
esos elementos, yo no los llamaría yerros necesariamente, florecen. Los gringos son muy desconfiados de lo
federal, a menos, claro, que sea dinero. De resto, reglas, normas y por sobre
todo, impuestos, no les gusta y punto.
Es
por esto que me atrevo a afirmar que el sistema como un todo sale ganador. En
una próxima y última entrada sobre estas elecciones, vamos a señalar que a
pesar de estas molestias y fallas procedimentales, la democracia, en buena
parte gracias a su mecánica electoral, es vibrante como en poquísimos lugares
del mundo.
También
está el asunto de la votación el día martes, un día entre semana. Hay quienes
buscan que como en otras partes del mundo, se hagan las elecciones los domingos
o un festivo determinado. Así, arguyen, se podrá combatir la abstención
electoral. Afirman que la escogencia de ese día proviene de una norma hoy
absurda de mediados del siglo XIX cuando los EUA eran una nación rural y
devota. Los domingos no se podía hacer nada porque era el día del Señor y como
las distancias eran considerables, especialmente en los estados más allá de la
costa este, se daba un día para que viajaran. Todo esto, una vez finalizada la
época de la cosecha.
Ciertamente,
estas razones son anticuadísimas, pero también es cierto que la abstención no
se provoca porque la gente no pueda salir del trabajo o la universidad para ir
a votar. Los niveles de abstencionismo en Estados Unidos se encuentran en los
mismos rangos de muchas otras democracias modernas y no tan modernas. La
abstención incluso puede ser sana. Resumiendo: si la gente ve que sus
intereses, por no decir derechos, se ven amenazados por alguna de las opciones
en la elección, tendrán incentivos para ir a votar. Siempre podremos encontrar,
y más hoy en día con tantas facilidades tecnológicas, las crónicas de aquellos
desgraciados que no pudieron votar por equis o ye razón, pero en las
democracias sanas como la de Estados Unidos, estas son anormalidades y nunca la
regla general.
No
quiero decir que es un sistema perfecto y que no merece ningún cambio. De
ninguna manera. Cuenta con numerosos desafíos (financiación de las campañas es
quizás el más crítico; la discusión de las identificaciones, y un largo
etcétera). Es un proyecto en construcción pero la gran mayoría de países del
mundo, por lo menos aquellos que se jactan de ser democráticos y de tener
ciclos electorales íntegros, deberían ver de cerca lo que pasa en EUA para
aprender e incluso admirar.
Y
por último un breve comentario, como para dar inicio, de manera exagerada, a la
campaña presidencial en EUA de 2016:
Ya
en el marcador hay varios nombres. Del lado demócrata, acuérdense que el
presidente ya no puede ir por un tercer mandato, están Hillary Clinton, el
vicepresidente Joe Biden y por poner un latino, que están tan de moda, está el
alcalde de San Antonio, centro de una de las áreas metropolitanas más dinámicas
de los Estados Unidos, que dio el discurso principal durante la convención de
su partido, Julián Castro, que hoy tiene tan solo 38 años.
En
las huestes republicanas también hay varios, pero se destacan Paul Ryan, el VP
perdedor de 2012, Chris Christie, gobernador de New Jersey y Rick Perry,
gobernador de Texas desde 2000 y que estuvo en las primarias de este año con un
rol deslucido, pero que pudo aprender mucho. Texas es Texas, sobre todo para
los republicanos.
Pero
hay un nombre que puede ser muy interesante y es el del exgobernador de la
Florida, Jeb Bush. Jebby no
se parece a su hermano George W. Se parece a su padre George H. W., y esto es
importante. Bush, padre, era de la línea del compromiso político que es algo
que el partido republicano, como lo mencionamos arriba, necesita urgentemente.
También el país. Además, fue gobernador de Florida, que se ha convertido en el
estado clave de las elecciones junto a Ohio, y, cosa que no es de poca monta,
aunque sin duda suena antipático, está casado con una latina, Columbia Garnica
Gallo, hoy Columbia Bush, nacida en León, Guanajuato, México.
De
nuevo, es un tiro largo, pero el 8 de noviembre de 2016 podríamos ver
enfrentados en las urnas a un latino contra un patricio muy latinizado.
Imágenes tomadas de:
http://www.whitehouse.gov/about/presidents/abrahamlincoln
http://now.msn.com/grover-norquist-said-obama-won-re-election-because-romney-was-a-poopy-head
http://www.sexualfuturist.com/2012/10/31/birth-of-a-sex-hating-religion/
http://www.politico.com/news/stories/1112/83401.html
http://www.charlierose.com/view/interview/9336
http://news.nationalpost.com/2012/11/06/u-s-presidential-election-2012-live-updates/
http://www.thenewstribune.com/2012/09/03/2281825/democrats-try-to-fire-up-latino.html
http://dailycaller.com/2011/12/15/jeb-bush-i%E2%80%99m-not-behind-robocall-in-new-hampshire/