César Niño
Hipermetropía
Javier
Solana ha escrito
recientemente en su habitual columna “La tribuna”, en El País de España, algo
que él mismo ha titulado “El mundo después de noviembre”. Allí, menciona que
Estados Unidos hereda un país con una perspectiva geopolítica profundamente
transformada. Por tal razón, ha habido una constante expectativa sobre los
pronunciamientos de Obama y Romney con relación al mundo.
Los
resultados de las elecciones en Estados Unidos le preocupan a los medios de
comunicación, opinión pública internacional y, en particular, a aquellos
Estados que directamente se ven afectados por la política exterior de aquel
país. América Latina, por lo que se ha evidenciado en los últimos años, no
figura en el radar de la política exterior estadounidense como en los años 70 y
80.
Desde
Colombia se ha manifestado cierta crítica por la ausencia en las menciones de
los candidatos al país en sus debates. Recuerdo precisamente, hace algún tiempo
cuando el presidente Juan Manuel Santos a modo de reclamo le señalaba a Barack
Obama que los Estados Unidos sufrían de una enfermedad llamada “hipermetropía”,
es decir que Estados Unidos veía de lejos, pero no de cerca.
Es
curioso que muchos analistas observen con preocupación que Estados Unidos, en
particular con Colombia, disminuya su ayuda en cooperación. Pero este fenómeno,
en vez de generar preocupación debería alegrar a muchos porque significa que
las cosas están funcionando y que los recursos en buena medida están siendo
bien utilizados. Por esta razón, la continuidad o el cambio del inquilino de la
Casa Blanca no afectarán en mayor medida la relación con el país, pues
sencillamente la política exterior estadounidense está basada en un pragmatismo
centenario, la cual cuando hay cambio de administración tiene leves virajes de
forma, pero no de fondo.
Entonces,
sería distinto si estuviéramos hablando de la política exterior estadounidense
hacia zonas que geopolíticamente le interesan a aquel país. Medio Oriente por
ejemplo. Allí, sin duda los líderes de esta zona deberían preocuparse por quién
sea el nuevo sucesor de George Washington, pues la geoestrategia de la Casa
Blanca busca gestionar los intereses geopolíticos en función del interés nacional
estadounidense en Irán, Siria, Israel, Jordania, Libia.
La hipermetropía de
Washington responde ciertamente a que no percibe una amenaza real en América
Latina, si bien el acercamiento de Venezuela a Rusia, Irán y China ha sido
resonante en los pasillos de la Casa Blanca, el espacio vital estadounidense
está más que controlado.
Gane
quien gane estas elecciones, republicanos y demócratas entienden lo poco y
mucho que significa América Latina para ellos. El burro o el elefante darán la
misma relevancia en sus agendas a Colombia, así que habrá que darles unas gafas
permanentes a ambos para empezar a curar su constante y a veces odiosa hipermetropía.
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