Columna de opinión
Meden Agan
Lo que va de la
‘Fritanga’ al ponqué
Las
polémicas fotos en las que aparece la experiodista de la W, Laura Sepúlveda,
asesora de prensa de la Policía Metropolitana de Bogotá, celebrando su
cumpleaños en agosto, junto al recluso y exalcalde Samuel Moreno, merecen dos
tipos de análisis.
El
primero, para entender cómo es posible que un convicto, aunque no condenado,
participe, como invitado o por casualidad, como afirma la periodista, o por
cortesía como afirman otros asistentes, en la fiesta de una persona vinculada a
la institución que tiene la obligación de vigilarlo en su reclusión. Esto
es una muestra más del descaro de las entidades carcelarias, que salieron al
paso anunciando que investigarán el caso.
Ya
es atrevido y desproporcionado el trato diferenciado que se da a los presos de
este país, y lo peor es que este se determine de acuerdo al cargo desde el cual
se comete el supuesto ilícito y no de acuerdo a la gravedad del mismo. ¿Les
sigue pareciendo normal que un reo, por más que sea su superior, infrinja las
leyes de su reclusión por casualidad, cortesía, o por ser exjefe de los que
motivan la infracción? A mí no.
El
segundo, un análisis desde la ética periodística. Sorprendentemente, la W no
hizo eco de la noticia y el haber sido la empleadora de Sepúlveda, deja muchas
dudas en el aire. ¿Qué hubiera pasado si la protagonista hubiera sido otra
periodista no vinculada, al menos emocionalmente con ellos? Ahí sí, su
característico tono inquisidor y con pretensiones de moralidad mesiánica,
hubiera, con seguridad, aparecido en sus denuncias.
Un
periodista no puede darse el lujo de, en una fiesta que le hacen en su puesto
de trabajo, tomarse fotos con un personaje que está convicto. Ese tipo de
‘cortesías’ con reclusos, es un lujo que no se puede dar un periodista serio,
independiente y ético. ¿O es que si el personaje hubiera sido alias ‘Fritanga’
el asunto es más grave y es más noticia que si es Samuel Moreno? ¿O la
presunción de inocencia en uno solo de los casos reivindica el desliz ético de
la joven periodista?
Tenemos
dos opciones: O construir, con actos sencillos de sensatez profesional y moral,
un país donde un amigo es menos corrupto por ser amigo, u otro, sustancialmente
diferente, en el que un corrupto es menos amigo por ser corrupto.
Afortunadamente,
las carreras de los periodistas sin principios suelen tener rápidos finales.
Imagen tomada de: http://www.kienyke.com/confidencias/las-fotos-de-samuel-moreno-en-una-fiesta-en-su-centro-de-reclusion/
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