miércoles, 2 de marzo de 2011

Iniciativas supranacionales de promoción a la RSE: su importancia creciente en un mundo interconectado

Investigación- RSE
Santiago Gómez Mejía

Iniciativas supranacionales de promoción a la RSE: su importancia creciente en un mundo interconectado

El concepto de RSE ha evolucionado de manera importante hasta acoplarse a las necesidades de un nuevo mundo globalizado e interconectado como en el que hoy vivimos, y como en el que las empresas despliegan hoy todo su accionar.

El mundo de hoy es sustancialmente diferente al de hace cincuenta años. 

Hoy presenciamos el advenimiento de una nueva fase en la historia del capital. Una época en que las pautas de especialización cambian radicalmente, debido básicamente a la gran cantidad de países en vía de desarrollo insertados en el sistema mundial que ofrecen mano de obra barata. Una época, en últimas, en la que la asimetría entre la esfera financiera y la esfera socio-política es cada vez mayor. Es decir, mientras lo económico se mundializa cada vez más rápido, lo social y lo político, no lo hacen a la misma velocidad. De esa manera, se diferencian claramente el ámbito global (lo económico, la expansión de mercados, el consumo) del local (los nacionalismos, la soberanía, lo cultural, la identidad). 

Hoy se evidencia una tendencia creciente hacia la eliminación de barreras arancelarias, la formación de bloques económicos, la velocidad vertiginosa en el desarrollo de las comunicaciones, provocada por los cambios tecnológicos cada vez más acelerados, y la alta movilidad de los flujos de capitales internacionales. Un mejor aprovechamiento de las economías de escala y de las ventajas competitivas, así como también, una creciente complejidad de las agendas comerciales y de los sistemas de competencia, acompañada de la descentralización del proceso productivo. Con unos mercados tan interconectados, unos sistemas productivos tan descentralizados y la transnacionalización de lo empresarial, los efectos de las crisis locales o regionales se transmiten en tiempo real a todos los países, lo cual tiene serias implicaciones en la competitividad internacional de las naciones. 

Las necesidades sociales parecen exceder la capacidad de los gobiernos para satisfacerlas, nuevos actores como los medios de comunicación y las organizaciones no gubernamentales,  empiezan a colonizar espacios de poder hasta hace poco monopolizados por los Estados-nación y la sociedad civil se fortalece, a la vez que los consumidores parecen exigir cada vez más de las empresas productoras de bienes y servicios.

En este nuevo escenario, en el que las condiciones de competitividad variaron significativamente frente a aquellas que se verificaban a mediados del siglo pasado, conceptos como el de RSE pasan a ocupar un lugar central en la agenda de los organismos internacionales y se constituyen en pilares de la gobernabilidad empresarial en un mundo altamente interdependiente y en el que cada vez las demandas sociales se hacen más próximas al mundo empresarial.

Por eso, hoy se entiende la empresa como una institución social que define su conducta a partir de un principio de responsabilidad social pública que debe contribuir al progreso de la comunidad y tener en cuenta los intereses de sus miembros, o en palabras de Gendron: “La empresa [hoy] no sólo tiene la función de generar beneficios para sus accionistas y propietarios, sino que debe inscribir sus actividades en el cuadro del bien común, con la perspectiva de la consideración de las responsabilidades y funciones de servicio público de [sí misma]” (2000, p.321) y en esa medida “la RSE patentiza las exigencias que la sociedad o las personas manifiestan hacia la empresa como institución social” (Perdiguero y García, 2005, p.22).

Así mismo, en un contexto en que el trabajo en redes se ha potenciado hasta convertirse en una variable determinante de la competitividad, las experiencias de RSE interactúan y se transmiten, hoy más que nunca,  gracias a la contribución de las nuevas tecnologías, fortaleciendo aprendizajes conjuntos y enriqueciendo experiencias socialmente responsables.

Muestra de ese interés creciente es que en 1977, menos de la mitad de las empresas que formaban parte del listado de las 500 firmas más grandes del mundo, según la revista Fortune, mencionaban la RSE en sus reportes anuales y para finales de siglo, casi el 90% de ellas la consideraban esencial en sus ejercicios de gestión y evidenciaban estrategias para su promoción (Paul, 2008, p.54). 

En este contexto han aparecido en la última década iniciativas supranacionales, producto del interés global, frente a la promoción de la RSE. La principal, quizás, es el Pacto Mundial (PM) de Naciones Unidas.

El Pacto Mundial es una “iniciativa voluntaria, [no vinculante jurídicamente] en la cuál las empresas se comprometen a alinear sus estrategias y operaciones con diez principios universalmente aceptados en cuatro áreas temáticas: derechos humanos, estándares laborales, medio ambiente y anti-corrupción” (The Global Compact in Spanish, 2007), que se soporta en la visibilidad pública y la transparencia de empresas y otros miembros socialmente responsables para motivar iniciativas, principalmente privadas, que configuren un futuro más justo y sostenible para todos. En ese sentido, se constituye hoy como “la iniciativa de ciudadanía corporativa más grande del mundo… [y en] un marco de acción encaminado a la construcción de la legitimación social de los negocios y los mercados” (The Global Compact in Spanish, 2007), a través del cual los países en vía de desarrollo tienen la posibilidad de establecer redes corporativas para aprender de experiencias exitosas en RSE ejecutadas por los países desarrollados.

El Pacto Mundial fue oficialmente lanzado en Julio de 2000 y desde entonces se ha constituido, no como un código de conducta, sino como un foro para el diálogo interempresarial en el cual el aprendizaje mutuo promueve buenas prácticas sociales a nivel global, enfocándose en acciones que motiven el respeto por los derechos humanos, el desarrollo sostenible y la promoción del bien común.

Los diez principios que promueve el Pacto son: 

Principio 1: Las Empresas deben apoyar y respetar la protección de los derechos humanos fundamentales reconocidos universalmente, dentro de su ámbito de influencia. Principio 2: Las Empresas deben asegurarse de que sus empresas no son cómplices de la vulneración de los derechos humanos. Principio 3: Las empresas deben apoyar la libertad de asociación y el reconocimiento efectivo del derecho  a la negociación colectiva. Principio 4: Las Empresas deben apoyar la eliminación de toda forma de trabajo forzoso o realizado bajo coacción. Principio 5: Las Empresas deben apoyar la erradicación del trabajo infantil. Principio 6: Las Empresas deben apoyar la abolición de las prácticas de discriminación en el empleo y ocupación. Principio 7: Las Empresas deberán mantener un enfoque preventivo que favorezca el medio ambiente. Principio 8: Las empresas deben fomentar las iniciativas que promuevan una mayor responsabilidad ambiental. Principio 9: Las Empresas deben favorecer el desarrollo y la difusión de las tecnologías respetuosas con el medio ambiente Principio 10: Las Empresas deben trabajar en contra de la corrupción en todas sus formas, incluidas la extorsión y el soborno.  (“Los Diez Principios del Pacto Mundial”, 2007).

En su reporte anual de 2008, el Pacto Mundial de Naciones Unidas manifestó contar con 6.500 miembros de 135 países, de los cuales el 23% eran Organizaciones No Gubernamentales u otras agrupaciones no empresariales, lo que implica un crecimiento de 182% en las membresías desde 2005 y un 30% entre 2007 y 2008. Europa y Latinoamérica son respectivamente las dos regiones con mayor número de socios y Colombia, a finales de 2008, era el noveno país del mundo con más miembros, lo que evidencia el creciente interés que el tema de RSE ha venido teniendo en la región (United Nations, 2008). 

Así mismo, la visibilidad de las acciones realizadas por el Pacto Mundial ha incrementado sustancialmente desde su lanzamiento. El número de visitas a su página web ha aumentado en un 150% desde 2006 y el número de menciones en prensa sobre el PM se ha multiplicado por 7.5 desde su lanzamiento (United Nations, 2008). 

Otra iniciativa que ha adquirido fuerza durante los últimos años es el World Business Council on Sustainable Development (WBCSD) cuya misión es “proveer liderazgo empresarial como catalizador del cambio hacia el desarrollo sostenible, y apoyar la operación comercial, la innovación y el crecimiento en un mundo que cada vez más se soporta en cuestiones relativas al desarrollo sostenible” (WBCSD, 2009) y que define la RSE como “el compromiso de las empresas al desarrollo económico sostenible, trabajando con los empleados, sus familias y las comunidades locales” (WBCSD, 2001, p.6).

El WBCSD “proporciona una plataforma para las empresas que les permite explorar el desarrollo sostenible, compartir conocimientos, experiencias y mejores prácticas, y promover posiciones empresariales sobre estas cuestiones en una variedad de foros, en colaboración con gobiernos, organizaciones no gubernamentales y organizaciones intergubernamentales” (WBCSD, 2009) y está conformado por unas 200 empresas provenientes de 35 países, ninguna de ellas colombiana.

También es destacable la iniciativa europea del CSR European Multi-Satkeholder Forum,  activa entre 2002 y 2004, cuyo objetivo principal fue “promover la transparencia y la convergencia en las prácticas de la responsabilidad social empresarial a través del intercambio de experiencias y buenas prácticas entre los países miembros” (Schutter, 2008, p. 211) promoviendo acercamientos y espacios de diálogo entre la comunidad empresarial, la sociedad civil y otros stakeholders (“European Multi Stakeholder forum on CSR. Final results and recommendations”, 2004, p. 2).

Iniciativas de este tipo son cada vez más frecuentes en esta sociedad global e interconectada, lo que demuestra, en gran medida, la importancia que dan las empresas y los países a la Responsabilidad Social Empresarial en un mundo de tal complejidad como el de hoy.


Referencias bibliográficas:

1.   1. “European Multi Stakeholder forum on CSR. Final results and recommendations”, (2004), [En línea], disponible en: http://circa.europa.eu/irc/empl/csr_eu_multi_stakeholder_forum/info/data/en/CSR%20Forum%20final%20report.pdf , recuperado 13 de junio de 2010 
       2. Gendron, (2000), “Enjeux sociaux et representations de l enterprise” en Ethique et Economie, No. 15, p.320-325. 
3.    3. “Los Diez Principios del Pacto Mundial” (2007), [En línea], disponible en: http://www.unglobalcompact.org/Languages/spanish/Los_Diez_Principios.html, recuperado: 20 de Mayo de 2010.
4.    4. Paul Lee, M., (2008), “A review of the theories of corporate social responsibility: Its evolutionary path and the road ahead”, en International Journal of Management Reviews, 10, 1, p. 53-73.
5.    5. Perdiguero, T., García Reche, A. (eds.), (2005), La Responsabilidad Social de las Empresas y los nuevos desafíos de la gestión empresarial, Universitat de Valencia. 
6.    6. Schutter, O., (2008), “Corporate Social Responsibility: European Style”, en European Law Journal, 14,2, p. 203-236.
 7.  7. “The Global Compact in Spanish”, (2007), [En línea], disponible en: http://www.unglobalcompact.org/Languages/spanish/, recuperado: 20 de Mayo de 2010. 
8.    8. United Nations, (2008), “Global Compact Annual Review”, [En línea], disponible en:http://www.unglobalcompact.org/docs/news_events/9.1_news_archives/2009_04_08/GC_2008AR_FINAL.pdf , recuperado: 20 de Mayo de 2010.
 9.   9. World Business Council for Sustainable Development (2001), “The Business case for Sustainable Development: Making a difference towards the Johannesburg Summit. 2002 and Beyond”, [En línea], disponible en: http://www.wbcsd.org/web/publications/business-case.pdf, recuperado: 15 de junio de 2009.
 1   10. -------, (2009), “About the WBCSD”, [En línea], disponible en: http://www.wbcsd.org/templates/TemplateWBCSD5/layout.asp?type=p&MenuId=NjA&doOpen=1&ClickMenu=LeftMenu , recuperado: 20 de Mayo de 2009.

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