martes, 29 de marzo de 2011

Infancia violenta: adultos irresponsables


Columna de opinión
Fundación Kíos

Infancia violenta: adultos irresponsables

La Fundación Kíos se ha acercado a escenarios que considera fundamentales para promover espacios de desarrollo futuro, a partir de procesos educativos integrales.

Por esa razón, hoy puede dar cuenta de ciertas preocupaciones surgidas a partir de dicha experiencia reveladora.

Los niños son víctimas hoy de procesos de culturización con referencias recurrentes a lo violento, pero también de un perverso proceso de naturalización de sus consecuencias. Los adultos, como mecanismo de defensa, eludimos la responsabilidad de educar, desde lo más íntimo del aula y para la paz, porque precisamente eso nos obliga deliberadamente a hacer pedagogía sobre la guerra.

Hace poco en un taller, solicitamos a unos jóvenes, económicamente solventes, que elaboraran unos cortos sobre algo que quisieran contarle a sus compañeros. Con sorpresa encontramos que los videos tenían contenidos tan violentos que debimos redireccionar una dinámica que creímos sería menos aterradora.

Con esta primera experiencia aún presente, recorrimos colegios a los que asistían niños de escasos recursos, y pedimos dibujos que contaran su vida diaria. Algunos narraban crueles matanzas, otros evidenciaban rasgos claros de violencia intrafamiliar y de género.
 
Pero lo verdaderamente revelador ocurrió al momento de encontrar explicación, a través de métodos vivenciales, de tanta violencia. Ninguno de los niños o jóvenes asumió con horror la realidad que estaban reproduciendo en sus trabajos.

La naturalización de los hechos violentos puede ser resultado de un mecanismo inconsciente de defensa o de un proceso de familiarización inducida. En cualquiera de los casos la responsabilidad de que esto suceda es de los adultos. Los niños parecerían, según estas experiencias, estar desmitificando la perversidad de lo violento, quizá lo único que permite que comportamientos de este tipo sean socialmente rechazados en el futuro.

Pero lo más preocupante de todo fue la explicación que los docentes dieron a estas actitudes, que reconocieron frecuentes entre sus estudiantes: la televisión hace daño. Otra excelente manera de evadir responsabilidades individuales para culpar de nuestros males a una entidad externa, olvidando convenientemente que a un niño lo afecta más ver a sus padres discutiendo que a un personaje de ficción asesinando. Lo real, lo que ve en el aula, en sus profesores, sus padres, sus compañeros, tiene más injerencia que aquello a lo que siempre preferimos responsabilizar.

La solución no es mandar a dormir a los niños menores de doce años, ni censurar de manera hipócrita las producciones nacionales. La solución no es más Naturalia y menos Capos. La solución es evitar que desde nuestros actos cotidianos generemos condicionamientos previos que terminan siendo catalizadores externos para la reproducción de violencia. El problema son la familia y la escuela, no la pantalla. Prohibirles ver televisión no soluciona nada, enseñarlos a verla dándoles herramientas para que sepan qué está bien y qué no, es la verdadera solución. La responsabilidad, por tanto, no es de los canales privados, es nuestra.

Publicado en La Tarde de Pereira el 29 de marzo de 2011: http://www.latarde.com/opinion/columnistas/39800-infancia-violenta-adultos-irresponsables.html

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