martes, 28 de junio de 2011

La seguridad ciudadana: preludio de la convivencia y la libertad


Columna La Tarde
Fundación Kíos

La seguridad ciudadana: preludio de la convivencia y la libertad

La reciente promulgación de la Ley de Seguridad Ciudadana por parte del presidente Santos, abre una ventana de oportunidad para consolidar la convivencia y la civilidad en nuestros entornos urbanos, que se han configurado como los escenarios permanentes para la progresiva complejización y sofisticación del delito. Sin duda alguna, esta norma se visualiza como una poderosa herramienta para fortalecer la institucionalidad pública con el fin de que ésta pueda responder, de una mejor manera, a las afectaciones que atentan contra la integridad, la libertad y el patrimonio de la ciudadanía.

Luego de 8 años de avances innegables en la ejecución de la política de seguridad ciudadana, en el marco de la cual se han asestado los golpes más duros y contundentes contra los grupos armados ilegales, el turno ahora es para las ciudades. El incremento de ciertos indicadores de violencia y delincuencia en algunos centros urbanos y áreas metropolitanas es una razón más que suficiente para redireccionar los esfuerzos de las  instituciones responsables y de la fuerza pública, en el camino de garantizar respuestas efectivas frente a la creciente sensación de miedo e inseguridad que progresivamente se ha afincado en la ciudadanía. Hoy, los habitantes de las ciudades se sienten más inseguros y vulnerables, lo cual no solo se puede atribuir al incremento de la percepción de inseguridad, tal como lo afirman algunos mandatarios locales. El temor y la impotencia son solo reflejo de los hechos delictivos que se producen en diferentes espacios, los cuales ya han dejado de ser comportamientos esporádicos para convertirse en fenómenos atribuibles a verdaderas empresas criminales que aprovechan la flexibilidad de la ley, el enfoque garantista del sistema penal o la laxitud de la norma frente al delito juvenil para hacer de las suyas.

Por tales motivos, la construcción de un andamiaje jurídico capaz de hacer frente al delito y la criminalidad urbana es un hecho destacable que exige no solo la solidaridad y la corresponsabilidad por parte de la ciudadanía, sino también el fortalecimiento de las capacidades de todos los actores para hacer frente a los factores que atentan contra la seguridad. Ello cobra especial relevancia dado que la seguridad ciudadana se visualiza como un derecho fundamental que permite el ejercicio de las garantías y libertades consagradas en nuestra carta política, las cuales guardan directa relación con los valores y principios fundamentales que nos identifican como un Estado Social de Derecho.

Publicado en La Tarde el 28 de junio de 2011: http://www.latarde.com/opinion/columnistas/44059-la-seguridad-ciudadana-preludio-de-la-convivencia-y-la-libertad.html

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