viernes, 18 de noviembre de 2011

A poner las Farc en su sitio


Columna de opinión
Gnothi Seauton

A poner a las Farc en su sitio

Pregunta hoy Fernando Londoño en su columna Adiós a las Farc ¿por qué, después de haber dado de baja a Alfonso Cano, Colombia no reclama su victoria contundente sobre las Farc? Este válido cuestionamiento hace parte del debate que ha surgido después del golpe sufrido por esa organización guerrillera a manos del Estado colombiano y sus Fuerzas Armadas.

Un debate que no es de poca monta. Algunos, una clara minoría como el columnista mencionado, consideran que la desaparición de Cano es equivalente a la desaparición de las Farc como guerrilla y como entidad política. Otros, la mayoría, augura un futuro sombrío para esta organización caracterizado por su descomposición ideológica y una profundización de sus rasgos criminales como el narcotráfico y otras actividades relacionadas con el crimen organizado y/o la delincuencia común, y sin embargo, para esta mayoría, la solución negociada del conflicto armado interno colombiano debe tener lugar prioritario en la agenda nacional. 

Acá la mayoría se divide en un espectro que va desde aquellos que consideran que cualquier negociación debe girar exclusivamente en torno al sometimiento a la justicia y la desmovilización hasta quienes todavía contemplan a las Farc como interlocutor político válido para resolver querellas de naturaleza política, social, económica y cultural, debido a que la razón de la lucha de éstas es más que legítima y justificada.

Unos y otros, los que abogan por la inexistencia del grupo guerrillero hasta quienes señalan la justeza de su presencia, guiados por objetivos y argumentos diametralmente opuestos, por supuesto, se encuentran convencidos de que el fin de las Farc posibilitará una era de desarrollo, bienestar y paz en Colombia.

Luigi Barzini, periodista y escritor italiano advirtió alguna vez, quizás medio en broma, medio en serio, que "Italia ha sido crónicamente inestable desde el cuatro de septiembre del 476, día en que el último emperador romano, Rómulo Augústulo, fue depuesto por el líder germánico Odoacro". El comentario, algo cínico ciertamente, puede proveer una seria idea del futuro panorama colombiano después de la muerte de Cano e incluso después de desaparecidas las Farc.        

La guerrilla de Marulanda, Arenas y compañía, ha sido un azote para los colombianos en general y lo más seguro es que continuará siéndolo durante varios años, tal vez décadas más. No por eso este país se encuentra obligado a explicar sus problemas, sus logros, su misma existencia, alrededor de ella. 

Continuando con el ejemplo de Italia, que no es el único que nos puede ayudar a comprender lo marginal que es esa organización guerrillera en términos estratégicos para el futuro de este país, se podría apuntar, a manera de analogía, "que las Farc son a Colombia lo que la mafia es a Italia". 47 años de vida tiene esta organización subversiva y ha golpeado sistemáticamente en muchas de sus fibras al pueblo colombiano: asesinatos, secuestros, narcotráfico, robo, corrupción. Las primeras menciones a la mafia y sus mafiosos aparecen en Italia en diferentes ámbitos en la década de 1860 y desde allí ha dejado una estela muy similar. Aún así Italia, con graves y numerosos problemas, además de la mafia misma, es famosa por Ferrari, Prada, Benetton y el gigante industrial Fiat. Es visitada cada año por más de 4o millones de turistas. ¿No puede Colombia "replicar" en alguna medida esa experiencia? Si es así, ¿cuáles son los verdaderos obstáculos para acometer estos logros? ¿O son las Farc tan poderosas que logran eliminar estas posibilidades?    

Por supuesto que las razones de la convulsionada vida italiana son significativamente distintas a las que determinan la inestabilidad colombiana. Pero comprender lo más pronto posible que las Farc no son la causa de las desdichas colombianas y por mucho llegarán a ser un síntoma terciario, termina siendo esencial para poder abordar vigorosamente las distintas agendas estratégicas que todavía están pendientes para satisfacer los máximos intereses nacionales: construir y robustecer sistemas de educación y seguridad social universales, no asistencialistas y de máxima categoría; recolectar de manera impecable, justa y apropiada, los impuestos y tributos; y continuar con el afianzamiento de la presencia del Estado colombiano en la totalidad de su geografía.

Este punto último es de recalcar porque de la misma forma como advertimos que las Farc no fueron, ni son, la explicación de nuestros problemas, tampoco es la razón de ser, única o tan si quiera la número uno, de nuestras Fuerzas Armadas. Estratégicamente hablando, el Estado colombiano cuenta con un serio déficit en lo que tiene que ver con el control de su territorio. Éste se hace con profesores, médicos, notarios y jueces pero ineludiblemente la responsabilidad primaria es de soldados y policías. 

Por eso resultan errados los llamados de algunos comentaristas a que el país comience a reducir su gasto militar para dedicarlo a los estudiantes y a la población en general. Esa discrepancia es falsa. Aparte de Venezuela, los Estados que más se han empeñado en reforzar y modernizar con armamentos y doctrinas de punta sus Fuerzas Militares, son el Brasil y Chile. Lo uno no excluye lo otro. Es evidente, eso sí, que los estadistas responsables de tomar estas decisiones deben afrontar el reto de establecer cuál es la combinación acertada de estos componentes para cada una de sus sociedades. 

Dejemos a un lado, pues, el "san benito" de las Farc. Fueron una amenaza poderosa más no la clave para las desgracias nacionales. Hoy son una perturbación grotesca, en unas regiones más que en otras, pero en términos generales es mínima su influencia. El Estado tiene la responsabilidad de continuar persiguiéndola y si se llegan a abrir espacios de entendimiento, éstos deben forjarse bajo los lineamientos del Estado y la sociedad colombiana. 

No cabe duda. Este flagelo continuará por un considerable tiempo. Por ello, cae en manos de los líderes nacionales señalar a la opinión pública las verdaderas dimensiones y la forma cómo serán manejadas las Farc, y presentar la real agenda para construir el futuro del país.

Imagen tomada de: http://www.elheraldo.co/nacional/santos-viaja-a-popay-n-donde-est-el-cad-ver-de-alfonso-cano-44632


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