martes, 1 de noviembre de 2011

La descentralización no es sinónimo de corrupción


Columna La Tarde
Fundación Kíos

La descentralización no es sinónimo de corrupción

En una reciente columna periodística, Daniel Samper Pizano argumenta que la elección popular de alcaldes y gobernadores ha sido un cáncer para el Estado colombiano. Para llegar a tal conclusión, plantea que la autonomía política de las entidades territoriales para elegir a sus autoridades, ha permitido la injerencia de fuerzas clientelistas y grupos armados al margen de la ley en las dinámicas electorales propias de municipios y departamentos, dadas las débiles capacidades institucionales de los territorios así como la progresiva entronización de élites y cacicazgos tradicionales en las esferas de poder local.

Pese a que muchas de estas reflexiones pueden representar lo que ha pasado en muchos territorios del país, es momento de plantear una defensa frente a la descentralización, como uno de los principales logros obtenidos con la expedición de la carta política de 1991. No hay duda de que la redistribución del poder en el territorio ha permitido que las comunidades logren definir proyectos colectivos de desarrollo, en función de sus potencialidades. Así mismo, el Estado ha logrado optimizar las respuestas efectivas frente a las aspiraciones ciudadanas, a través del fortalecimiento del rol de proximidad y cercanía de alcaldes y gobernadores. La evidencia empírica, nos indica que a partir del manejo descentralizado de los recursos se han aumentado las coberturas de algunos servicios públicos vitales para el bienestar y el desarrollo humano en determinadas zonas del país. 

Los errores y omisiones del modelo descentralizado no pueden tomarse como juicios definitivos y absolutos, ni mucho menos como una condena para no avanzar en el fortalecimiento de la autonomía como preludio para garantizar la unidad en una nación tan diversa y heterogénea como la nuestra. No obstante, la revisión crítica y analítica de las fallas y obstáculos que presenta la descentralización política sí deben servir para generar una dinámica de mejoramiento continuo que involucre el fortalecimiento de la presencia estatal en el territorio como condición para el reforzamiento de la legitimidad.  Ello cobra especial relevancia cuando se tiene en cuenta que la descentralización no puede verse como un fin en sí mismo, sino como un medio para profundizar las bases y sustentos del sistema político democrático. En política hay un célebre aforismo que arguye que los problemas de la democracia solo se resuelven con más democracia. El verdadero cáncer consiste en no reconocer el valor de los logros obtenidos en la materialización de un Estado Social de Derecho, aún a pesar de sus lunares y sombras. 

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