miércoles, 15 de agosto de 2012

Alboroto prohibicionista: ¿Insensatez necesaria?


Columna de opinión
Gnothi Seauton

Alboroto prohibicionista: ¿Insensatez necesaria?

Vaya alboroto el que se ha venido generando con la decisión del gobernador de Antioquia, Sergio Fajardo, por prohibir los reinados de belleza dentro de las instituciones educativas públicas de su departamento. Algunos se han manifestado a favor de la medida afirmando, entre otras cosas, que las escuelas no están para promocionar actividades y valores que no aportan al desarrollo interior, intelectual y espiritual, de los jóvenes, y que los reinados son actividades que denigran a la mujer. Otros acusan a Fajardo de comportarse como el alcalde de Bogotá, Gustavo Petro, lanzando insulsos globos para distraer a la opinión pública de los problemas realmente urgentes. Y por último, hay quienes afirman no ver elementos positivos en los reinados y toda la parafernalia que se ha ido construyendo alrededor de ellos, pero que ven como antipático, por decir lo menos, el mero acto de prohibirlos, debido a que esto no elimina ni enfrenta las causas del fenómeno que pretende alejar, configurándose en una fórmula facilista que evita realizar las preguntas críticas que permitirían analizar seriamente el asunto, y con ello acercarse a una real solución.

No es que Gnothi Seauton le tenga miedo al enfrentamiento y a la polarización, pero ve algo de cierto en cada una de esas posiciones. Pensaría que, efectivamente, los centros educativos están para hacer explotar los talentos de los estudiantes, pero desfiles y reinados sosos y repetitivos no califican allí, inicialmente. También estaría de acuerdo en que ante tanto problema, ¿cómo es posible que Fajardo se esté haciendo notar por esta medida? Lo puede hacer, pero ¿es esta una disposición de tal magnitud que deja a un lado otros desafíos? Se quisiera pensar que el alboroto no es tanto una creación del gobernador paisa, y sí una proveniente de los grandes medios de comunicación que se detienen muchas veces en asuntos baladís. Pero eso es sólo una conjetura. En definitiva, nuestro parecer se arrima más a la observación de la prohibición, de ésta y muchísimas otras conductas, como desapacible, limitada y anodina.

Prohibir es el camino fácil. Permite entregar las responsabilidades a otros. Siendo pragmáticos esto no tendría nada de malo. ¿Qué ventaja hay en ser el responsable? Cuando algo malo sucede qué es por lo primero que se indaga: ¡¿Quién fue el responsable de esto?! Entonces parecería ser la opción acertada. Sin embargo, en el mundo al que asistimos, el real, el de toda la vida, la prohibición ignora los orígenes de los fenómenos que busca someter y crea estímulos para que esos comportamientos surjan de maneras, incluso, más degeneradas, y por lo tanto los efectos resultan ser más nocivos e indeseables. En pocas palabras, prohibir reinados, corridas, matrimonios, drogas, comercio, armas y un largo etcétera, no es la solución inteligente y comprensiva que se merecen estas dinámicas. Eso sí, facilitan evitarse complicadas preguntas y sus evasivas respuestas.

Si hoy se prohíben los reinados de un tajo, se puede dar pie a prohibir los deportes (en buena hora los olímpicos), las fiestas de grado, los paseos, las emisoras estudiantiles. Al principio puede no parecer que exista un vínculo entre estas actividades y los reinados, pero eso no le importa al prohibicionismo. La sensatez no es una de sus características sobresalientes. Los reinados en los colegios, bien orientados pueden convertirse en espacios creativos y de experiencias valiosas para aquellos que se involucren en el diseño o escogencia de las prendas, o en la producción de la coreografía, o en el manejo de la música y las luces y hasta en la generación y administración de los recursos asignados. Hacer todas estas cosas medianamente coordinadas y bien puede ser un logro sobresaliente, producto de un esfuerzo valioso. ¿Por qué se va a eliminar un potencial espacio pedagógico como éste? Pues resulta que es más fácil prohibir de raíz que “enredarse” en una aventura como esta. 

Ahora bien, a Gnothi Seauton le agrada el énfasis de Sergio Fajardo en el tema de la educación. Es, de lejos, el líder con mayor visualidad en este tema en nuestro país y por lo tanto es un activo gigantesco para el futuro. Por lo tanto, siendo realistas y prácticos, la medida del gobernador puede ser vista como una no muy acertada desde el punto de vista filosófico, pero sí quizás desde el punto de vista político y pragmático. A veces para llegar a un fin, en el camino deben tomarse decisiones que no van a rimar con la perfección o ni siquiera con lo meramente aceptable. Pero es necesario escogerlas para llamar la atención, para darse un respiro, para hacerse notar. Demos un breve margen de espera. La prohibición de unos reinados no deberá ser la gran conquista de la gobernación de Fajardo sino, lo que él ambiciosamente ha llamado, “Antioquia educada”.  

¡Qué alboroto!

Imagen tomada de: http://noticias.terra.com.co/nacional/polemica-fajardo-prohibe-reinados-escolares-en-antioquia,ae1b4f098b019310VgnVCM5000009ccceb0aRCRD.html

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