martes, 27 de marzo de 2012

Drogas: creatividad, disciplina y suerte

Columna La Tarde
Fundación Kíos

Drogas: creatividad, disciplina y suerte

En 1909, hace 103 años, tuvo lugar la Comisión del Opio de Shanghái, el primer esfuerzo internacional que tenía por objeto discutir y proveer soluciones al problema de la producción, tráfico y consumo de derivados del opio, que afectaba principalmente a la China y que había llamado la atención de los Estados Unidos debido a que desde 1898 este país había tomado posesión de las Filipinas y allí, como en el imperio del hijo del cielo, se encontraba un notable uso de este tipo de sustancias que explicaban, desde la perspectiva de Occidente, el retraso, la injusticia y la incivilidad rampante en esa región del planeta.

Shanghái 1909 fue el primer ladrillo para la construcción de ese enorme edificio institucional, tratados, organismos y paradigmas, que hoy es la política global contra las drogas. Dentro de la era de la prohibición, poco a poco, con mucho esfuerzo y paciencia se fueron incluyendo otras sustancias: la marihuana, la cocaína, los barbitúricos y las anfetaminas, y en un momento incluso, en esta horda prohibicionista, se llegó a incluir al alcohol. La justificación de estas políticas y tratados, giró siempre en buena medida en la búsqueda de una sociedad que no se viera afectada por los comportamientos escandalosos causados por la ebriedad. La sobriedad debía ser el comportamiento estándar dentro de la sociedad y era deber, pues, de los líderes globales, ver la forma de cómo lograr imponerla.

Durante el último siglo, algunos seres humanos han demostrado contar con una recalcitrante terquedad y sin importar las amenazas de las sanciones culturales, sociales y penales que las comunidades han diseñado para evitar esos bochornosos comportamientos relacionados con el consumo de las drogas, han continuado utilizándolas. Pareciera ser que la naturaleza humana, porfiada como es, se ha empeñado en mantener individuos que no reparan los potenciales daños que pueden autoinfligirse con el consumo de los muy variados estupefacientes.

La VI Cumbre de las Américas, que tendrá lugar el próximo abril en Cartagena, puede ser el inicio de la construcción de un orden jurídico y político que no tenga a la prohibición, y junto a ella la represión, como principio fundamental en lo que atañe a las drogas. El gobierno colombiano, con su presidente Juan Manuel Santos a la cabeza, vienen adoptando una posición de “como quien no quiere la cosa” frente a este espinoso asunto para el país. Sin embargo, si se tiene en consideración el estilo del presidente, pareciera ser que está reuniendo las fichas necesarias para ser parte central de la nueva visión que sobre la materia el mundo puede llegar a adoptar, y si es así, hace bien el presidente, tanto en la forma como en el fondo. En la forma, porque la posición de Colombia en el vecindario y su situación de orden público al interior, no le permite indisponer la relación con su socio más estratégico, que es el gobierno de Washington. Y en el fondo, porque dadas la experiencia y la realidad nacional, la lucha contra las drogas, provocada por su condición de ilegalidad, es asunto vital del interés nacional colombiano. Su solución demanda creatividad, disciplina y suerte. La primera porque el enfoque represivo se ha agotado y se requieren fórmulas pragmáticas que reconozcan la realidad humana y se alejen lo más posible de los radicalismos. La segunda, porque así como se necesitaron décadas para construir la era de la prohibición, un término extenso también será necesario para crear la era de la regulación. Y la última, porque siendo este un proceso tan dilatado y en el cual confluyen tantos intereses, legales e ilegales, prácticos y fundamentalistas, por más que exista una planeación exhaustiva, cualquier evento podría detener, retrasar o impulsar esta causa.

No se trata de hacer apologías a las drogas, sino acercarse a la opción más práctica y menos imperfecta de las que existen sobre la mesa. La prohibición y la represión en contra de las drogas ha probado ser calamitosa, poco adaptable y simplista. Es posible encontrar mejores opciones a esta. Hay que continuar debatiendo seriamente y promover espacios para profundizar sobre este tema, que es tan importante para el futuro de Colombia. 


Publicado en La Tarde el 27 demarzo de 2012, en http://www.latarde.com/opinion/columnistas/57853-drogas-creatividad-disciplina-y-suerte.html

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