martes, 20 de marzo de 2012

No solo es cuestión de derechos


Columna de opinión
Alter Ego

El domingo, Alejandro Gaviria escribió en El Espectador una interesante reflexión a propósito del movimiento estudiantil que se contrapone a la Reforma de la Educación Superior. Su disertación recoge algunos de los temas que planteó Gnothi Seauton en una reciente entrada en este blog titulada “La pobre economía del conocimiento colombiana”, referentes al pobre desempeño de los estudiantes de pregrado en la pruebas SABER PRO que aplica el Ministerio de Educación y el ICFES.

No hay tema más coyuntural para un país que la calidad y pertinencia de su sistema educativo en todos los niveles. La educación es el gran motor de cambio en las actuales circunstancias económicas internacionales. Todos los países que evidencian saltos cualitativos en su bienestar y desarrollo, han emprendido reformas o revoluciones educativas que no solo se centran en mejorar el acceso y la cobertura, sino que también buscan optimizar los currículos y ofrecer programas de formación acordes con las dinámicas del mercado laboral. Así lo han hecho Finlandia, Israel, Singapur, Corea del Sur, Japón y Estados Unidos, entre muchos otras notables experiencias internacionales. Ello ha implicado tanto el mejoramiento de las condiciones de eficiencia y equidad de los sistemas de educación superior como el fortalecimiento de las alianzas entre Universidades y empresas, con el fin de generar conocimiento y permitir la aplicación de la ciencia en la vida cotidiana de las personas.

Por ello, la relación entre Universidad y sector privado no debe satanizarse sin que exista un debate previo e incluyente sobre las mejores formas de relación entre las aulas de aprendizaje y el tejido productivo y empresarial de una sociedad. No se trata, solamente de luchar por los derechos adquiridos ni por prerrogativas y garantías individuales, que por supuesto forman parte de nuestro deber ciudadano por fortalecer el Estado Social de Derecho. Tampoco, se trata de exigir la gratuidad como un derecho inalienable de la comunidad estudiantil colombiana, cuando los resultados en las pruebas internas son preocupantes y dejan mucho que desear respecto a la clase y el talente de los profesionales que estamos formando. Se trata de pensar cuál es el tipo de sociedad que estamos dispuestos a consolidar, no solo a partir de la mano generosa del Estado sino también, desde la misma corresponsabilidad que se nos exige como ciudadanos.

Para ello, es preciso reconocer que Colombia no cuenta con todos los recursos ni capacidades suficientes para ofrecer una cobertura del 100% en su sistema de educación superior. Hoy no contamos con las condiciones suficientes en términos administrativos y docentes para asegurar la universalidad en el acceso. Por ello, la búsqueda de la equidad educativa pasa por encontrar los mejores espacios y las mejores alianzas para fortalecer el ingreso de una mayor cantidad de jóvenes a un sistema de calidad, enfocado hacia la formación para el empleo y la productividad laboral. La lucha debe ser por fortalecer la pertinencia de la formación superior, por buscar su interacción continúa con las revoluciones tecnológicas modernas y por generar espacios donde sea posible generar riqueza colectiva a partir del conocimiento. No solo es una cuestión de derechos. 

Imagen tomada de: http://elusodelaconciencia.blogspot.com/2010/02/derecho-o-deber-en-la-educacion.html

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