viernes, 25 de febrero de 2011

Sobre la influencia actual del poder estadounidense

Investigación- Política exterior y defensa nacional
Alejandro Ramírez Restrepo
Sobre la influencia actual del poder estadounidense

Con motivo de los últimos acontecimientos en Medio Oriente y el norte de África, ha surgido una línea de análisis político que apunta a señalar la marcada tendencia hacia el declive del poderío norteamericano y su influencia en esta estratégica región del planeta y con ello, en el mundo en general. Se presentan como claras evidencias que respaldan esta afirmación, la salida del poder de Hozni Mubarak en Egipto, las protestas masivas contra regímenes aliados norteamericanos como los de Bahrein y Arabia Saudita, especialmente, y la falta de actuación por parte del gobierno de Barack Obama, el cual, se supone, ha sido poco más que un espectador en todos estos eventos, incluso en aquellos que podría considerarse favorecido como el de las masivas protestas en contra del dictador libio Moammar el Gadafi.

Aunque el actual estado de cosas en Medio Oriente efectivamente muestra que la influencia de los Estados Unidos, y en general de las naciones y estados que conforman el Mundo Occidental, sí se ha visto seriamente reducida en la última década, especialmente después de la Guerra de Irak de 2003, también es cierto que dicha reducción no llega a tener un verdadero alcance estratégico. 

Esta afirmación se sustenta en realidades y no en discursos. La percepción del presidente de los Estados Unidos ha estado ligada por décadas a una imagen de poder ubicuo, irrefutable, incomparable. De allí la común expresión de que quien ocupa la Casa Blanca no es otro sino el hombre más poderoso de la Tierra. 

Para bien o para mal esa es una imagen y nada más. El poder de la nación americana ha estado siempre, desde el mismo momento en que se lanzó de lleno al agua del liderazgo internacional, seriamente limitado. La toma del centro y este europeo por parte de la Unión Soviética, la caída de China a manos de Mao, la partición de la península de Corea, las revueltas en Hungría y el Suez, la consolidación del poder de Castro en Cuba, los tumultos en Checoslovaquia, la prolongada, costosa y dolorosa faena en Vietnam y la totalidad del sudeste asiático, las crisis petroleras de la década de 1970, la caída del Sha, los Somoza y la conversión de país prestamista a deudor, son algunos de los casos que muestran claramente las limitaciones y fracasos del poder de los Estados Unidos. A esa larga lista podemos incluir los más recientes que tienen consecuencias muy activas en la vida global: las crisis de Somalia, Rwanda, Sarajevo, el ingreso de India, Pakistán y Corea del Norte al club nuclear, el 11-S, Irak, AfPak, Irán (otra vez), la consolidación económica, militar y política de los BRIC y otros, el reciente estallido de la crisis de la deuda y, por supuesto, los escenarios que hoy estremecen al mundo árabe.

Todos estos acontecimientos han recibido una amplia difusión mediática. Siempre lo hacen y eso no es reprensible. Afectan la vida de las personas y la influencia de las naciones, tanto positiva como negativamente. Pero a pesar de todo esto, estratégicamente hablando, la nación indispensable ha sido y continúa siendo EUA, porque son claras las ventajas geográficas, históricas e institucionales que le dan un plus contundente ante sus demás competidores.

Obama debería estar analizando los acontecimientos bajo la óptica y los consejos de presidentes como Eisenhower, Nixon y Bush 41. No de presidentes como Bush W. y otros tantos como Kennedy y Johnson. Es decir, aplicando la restricción y entendiendo los verdaderos alcances del poder y la influencia americanas, que como lo dejan en evidencia los acontecimientos actuales, se encuentran seriamente limitadas. Así, podrá esperar el momento adecuado para acomodarse a los nuevos escenarios y satisfacer eficiente y eficazmente su interés nacional. 

Imagen tomada de: http://leyae.wikispaces.com/Ley+de+acceso

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