martes, 22 de febrero de 2011

La incomprensión de la concertación

Columna La Tarde
Fundación Kíos

La incomprensión de la concertación

El reciente caos nacional generado por el paro camionero le deja tanto al Gobierno Nacional como a la sociedad civil lecciones y aprendizajes importantes que es preciso comentar, de cara a encontrar salidas prontas y oportunas en tensas situaciones que amenacen contra la estabilidad y el bienestar ciudadano.

En primera instancia, es menester señalar que existe una falsa noción de la concertación entre diferentes sectores de la vida nacional, los cuales la perciben como una posibilidad de ganar posiciones de poder a partir de las demostraciones de fuerza. En efecto, no son pocos los casos, en que algunos grupos ejercen presiones indebidas frente a las decisiones gubernamentales que les afectan o les restan poder y protagonismo, bien sea a través de tomas, marchas o paros o cualquier otra forma de ocupación de los espacios públicos. Estas acciones que muchas veces se disfrazan bajo el rótulo de “pacíficas” o peor aún, se escudan en el derecho fundamental de la libre expresión, pretenden fortalecer los objetivos de los grupos o sectores que las organizan, aún a costa de que estos choquen contra el imperativo máximo de una sociedad: el bienestar común.

En segundo lugar, esta falsa concepción de la concertación y de las posibilidades que ésta evidencia para  construir acuerdos nacionales frente a los grandes problemas que nos afectan como país, tiene como telón de fondo, la generación progresiva de una democracia corporativa, en la cual los grupos de poder compiten entre sí a partir de sus posiciones y fortalezas, “mostrándose los dientes” cada vez que se toman decisiones que amenazan contra sus objetivos constitutivos e intereses. En este tipo de democracia, de claro corte darwinista, dado que sólo los más fuertes sobreviven, la ciudadanía queda expuesta al vaivén de las presiones grupales o sectoriales, terminando muchas veces, como la única afectada.

En tercer lugar, es importante reflexionar sobre el margen de concertación que tienen las decisiones gubernamentales. Si bien es cierto que la participación y la incidencia ciudadana en las decisiones públicas es un imperativo de la nueva concepción de la gerencia pública contemporánea, es importante señalar que hay aspectos que no ameritan el diálogo ni la toma conjunta de decisiones, más aún si éstos buscan el bienestar común, aún por encima de intereses corporativos. En sentido estricto, el gobierno se configura a partir del mandato ciudadano que se le ha entregado en las urnas, lo cual implica reconocer su autoridad para buscar las mejores alternativas para nuestro bienestar y desarrollo.

Entender lo anterior es un paso fundamental para construir un país mejor para todos, no sólo para unos pocos. 


Publicado en La Tarde de Pereira el 22 de febrero de 2011: http://www.latarde.com/opinion/columnistas/38159-la-incomprension-de-la-concertacion.html

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