martes, 10 de mayo de 2011

Sin autogoles


Columna La Tarde
Fundación Kíos

Sin autogoles

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Faltan once semanas para que se dé inicio al evento deportivo más importante que haya hospedado Colombia en su historia, el Mundial de fútbol sub 20. Mientras la FIFA da su visto bueno a la evolución de las obras de infraestructura, los comerciantes empiezan a verse beneficiados por la llegada de turistas y los medios de comunicación concentran su mirada en un país que para ellos, generalmente, ha sido fuente de malas noticias.

Pero los ojos del mundo están puestos en una Colombia diferente, incluso desde finales del pasado mes, cuando se realizó el sorteo en Cartagena. Y en la medida en que se acerque el 29 de julio, fecha en que Brasil y Egipto jugarán el partido inaugural, tendremos una oportunidad excepcional para mostrar todo lo positivo de este país.

Esa oportunidad podrá representar para Pereira, que hospedará cinco partidos, más de 2.000 nuevos empleos directos y 3.500 indirectos, una ocupación hotelera casi al ciento por ciento durante el mes que dure el certamen, mejores infraestructuras que soportarán la trasformación urbanística de varias zonas de la ciudad y la posibilidad de atraer inversiones extranjeras que reactivarán la economía regional en el corto y mediano plazos.

Las semifinales del último Mundial de la categoría, realizado en Egipto, fueron vistas en directo por 600 millones de personas, en 100 países y a través de más de 1.250 canales de televisión acreditados. Colombia, por un mes, será noticia mundial, y aspirará ingresar en ese tiempo, tal como lo hizo Egipto en el Mundial organizado por el derrocado Mubarak, la suma de al menos 13.000 millones de dólares.

Pero si queremos aprovechar al máximo esta oportunidad debemos demostrarle al mundo que el fútbol sigue siendo ante todo un juego, un espectáculo. Los bochornosos hechos que suceden en las canchas del país desde hace unos meses han nublado, en alguna medida, la imagen que los periodistas internacionales y la comunidad deportiva universal se llevan de esa nueva Colombia que tanto nos hemos empeñado en construir. Una lechuza muerta; un ataúd en las tribunas cucuteñas; hinchas bumangueses que en Villavicencio entraron con cuchillos en mano a recriminar a sus jugadores por los puntos perdidos y botellas voladoras que impactaron la cabeza de jugadores del Real Cartagena en tierras paisas y la espalda de un asistente técnico en Palmira.

Ojalá este Mundial sea recordado no solo gracias a los jóvenes que marcarán los goles en nuestros estadios, sino por la hospitalidad de nuestra gente, la organización de nuestras ciudades y la seguridad que se brinde a los visitantes. Pero también, porque como aficionados, honremos la grandiosidad de un deporte que, a pesar de lo que unos pocos vándalos sigan queriendo mostrar, es poco más que veintidós atletas intentando divertir a sus seguidores mientras corren tras un balón. Ojalá en este Mundial entendamos y demostremos que el fútbol, como Colombia, es pasión y no violencia.

Publicado en La Tarde el 10 de mayo de 2011: http://www.latarde.com/opinion/columnistas/41717-sin-autogoles.html

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