Columna La Tarde
Fundación
Kíos
Debates
que apasionan
Por estos días el presidente Juan Manuel Santos se encuentra de visita en Singapur
y la República Popular China: la China “roja”. Como
asuntos prioritarios de la agenda están los temas comerciales y la inserción del país en el foro para la Cooperación Económica del Asia-Pacífico,
APEC. Sin duda alguna, estas cuestiones son de importancia central, pero la
Fundación Kíos esperaría que en el gobierno también están tomando atenta nota sobre las experiencias
educativas en estos países.
Las similitudes políticas, demográficas, geográficas y naturales entre estas dos naciones son
inexistentes y sin embargo, en materia educativa, las coincidencias sí que resultan llamativas. Ambas naciones han decidido
priorizar el inglés al convertirlo en obligatorio
para la totalidad de sus estudiantes. El raciocinio detrás de esta decisión yace en la convicción de que
el idioma de la economía del conocimiento es esta lengua.
Igualmente, los dos países han internacionalizado
hondamente sus sistemas educativos al impulsar denodadamente los intercambios
estudiantiles, incluso desde los niveles más básicos de la enseñanza, y al
invitar y facilitar el establecimiento de instituciones pedagógicas provenientes del Primer Mundo en sus
respectivos países. Unido a este último aspecto se encuentra el beneplácito de estos Estados para el involucramiento
multidimensional de los privados, tanto firmas como familias, en el sector formativo.
Todos estos elementos enmarcados en la auténtica reverencia hacia la profesión del docente, lo cual se manifiesta en la remuneración y el lugar en la sociedad de estos, pero también en el alto nivel de excelencia exigido a través de continuos y severos ejercicios de evaluación.
La combinación de estos factores ha conllevado a que en estas sociedades el parroquialismo se haya ido desvaneciendo y la aceptación de la diversidad y el cambio sea cada vez más alta. Lo anterior no es irrelevante. En su obra Why Nations Fail, Acemoglu y Robinson afirman que una de las grandes barreras para el desarrollo de los países son las élites, o grupos de interés, reaccionarias, o parroquiales, que bloquean las transformaciones para proteger sus intereses. En nuestro país y en general en Latinoamérica, podemos observar atisbos de esta clase de comportamientos cuando el debate apasionante de la educación queda prácticamente relegado a temas simples como la graduación de la educación en derecho universal y gratuito.
La educación es la máxima propulsora de crecimiento y equidad, pero esto se obtiene con esquemas similares a los utilizados en China comunista y Singapur. Esto es algo para tener en mente en el siguiente semestre cuando el país se sumerja nuevamente, aunque sea por unos meses, en la discusión de la reforma de la Ley de Educación Superior. Definitivamente un debate apasionante.
Publicado en La Tarde del
8 de mayo de 2012, en: http://www.latarde.com/index.php?option=com_jumi&fileid=1&idnota=59990
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