miércoles, 25 de abril de 2012

Un dolor en el costado izquierdo


Columna La Tarde
Fundación Kíos

Un dolor en el costado izquierdo

La semana pasada fueron presentados dos nuevos proyectos políticos de izquierda, los cuales pretenden recoger las aspiraciones de múltiples grupos y comunidades frente a los grandes problemas de la vida nacional al posicionarse como opciones válidas y democráticas para el ejercicio del poder. No hay duda, de que una de sus principales intenciones está relacionada con garantizar un contrapeso legítimo a las opciones de centro y centro derecha existentes en el país y que hoy son mayoritarias tanto en el Ejecutivo como en el Congreso. Así mismo, es una reacción justificada frente al vacío que el Polo Democrático Alternativo (PDA) ha dejado en el espectro político, bien sea por los escándalos asociados a la politiquería y la corrupción o bien por la división interna y la gran desorganización de esa colectividad.

Por un lado, la irrupción de estos movimientos es un hecho que fortalece el pluralismo y la diversidad política, elementos esenciales de la democracia. En el libre juego de las ideas, todas las tendencias y aspiraciones políticas deben ser bienvenidas, siempre y cuando, éstas se apeguen a los principios del Estado de Derecho. De otra parte, es claro que estas agrupaciones deben sentar una posición de rechazo frente a los intentos de los grupos armados al margen de la ley para infiltrarse en movimientos políticos como medio para legitimar sus actuaciones. Por eso, algunas declaraciones del Ministerio de Defensa y de la alta oficialidad de nuestras Fuerzas Militares sobre la presunta relación que podría existir entre las FARC y Marcha Patriótica, una de las nuevas iniciativas políticas, siembran un manto de duda sobre la legitimidad de este movimiento y exigen una pronta y contundente respuesta por parte de las directivas de la organización.

Más allá de la coyuntura, el nacimiento de estas dos agrupaciones es un hecho que permite reflexionar sobre las divisiones y tensiones permanentes que han acompañado a la izquierda colombiana desde sus inicios. Si bien es cierto que se han presentado numerosos intentos por aglutinar todos los movimientos en una gran fuerza de talante nacional, la atomización de la izquierda es permanente, dado el sectarismo presente en sus cuadros y directivas, las posiciones irreconciliables o la negativa para construir alianzas y consensos con otras fuerzas políticas. La izquierda perdió una oportunidad histórica con el Polo Democrático, el cual sufrió un desgate considerable por el caso Moreno Rojas y hoy se limita a ejercer una oposición desdibujada frente al Gobierno Santos y su coalición. Este panorama la ha deslegitimado considerablemente, al punto que hoy ser de izquierda puede generar más estigmatización que aprobación.

Publicado en La Tarde el 24 de abril de 2012, en http://www.latarde.com/index.php?option=com_jumi&fileid=1&idnota=59264

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