martes, 21 de febrero de 2012

Agua que no has de beber


Columna La Tarde
Fundación Kíos

Agua que no has de beber

En días recientes, el Alcalde Mayor de Bogotá materializó su promesa de campaña de garantizar el consumo vital de agua en los estratos más bajos. Si bien es cierto que ello generó algunas críticas y reacciones encontradas por parte de determinados sectores que perciben la medida como populista, no hay duda de que asegurar el acceso al vital líquido, no sólo es un factor que apunta hacia la convergencia y la equidad sino también una base sustantiva para el logro del desarrollo humano.

En la mayoría de nuestras ciudades, todavía existen sectores que no tienen acceso al agua potable y al saneamiento básico, lo cual atenta contra los principios estructurales que fundamentan el Estado Social de Derecho. El derecho al agua, reconocido por el derecho internacional, no solo debe ser ejercido por quienes tienen los medios suficientes para asumir los costos del servicio sino, también por aquellos que sufren mayor exclusión y segregación. Ello cobra aún mayor validez, cuando se tiene en cuenta que la disposición de fuentes de agua limpias para la población es un tema de salud pública, al presentar impactos positivos sobre la reducción de las tasas de morbilidad y mortalidad, sobre todo en niñas y niños menores de 5 años. Por tal motivo, la decisión de la administración del Distrito Capital es acertada e incluso, podría replicarse en otras urbes y ciudades del país en los que se presentan problemas similares de inequidad en el goce de un derecho que debe ser considerado como fundamental.

Para muchos, la gran duda de esta disposición tiene que ver con la sostenibilidad financiera de la misma, mucho más si se tiene en cuenta que gran parte de los esquemas de gestión y prestación de los servicios públicos no son exclusivamente públicos. No obstante, el subsidio solo aplica para el consumo mínimo, el cual si es sobrepasado generará el cobro de las tarifas regulares. Así mismo, la mayor eficiencia de los sistemas de recaudo y el control a las conexiones ilegales podrían servir para apalancar la decisión y garantizar una base vital para el mejoramiento de la salubridad en los sectores más vulnerables.

La medida debería servir, igualmente, para reflexionar colectivamente sobre el cuidado y preservación del agua, el acceso a fuentes hídricas y la protección de los ecosistemas estratégicos en los cuales se concentra el vital líquido. Y más allá de la reflexión, para construir e implementar políticas públicas enfocadas hacia la gobernabilidad de los recursos hídricos, reduciendo las tensiones y los conflictos sobre su uso y disfrute y garantizando su sostenibilidad y permanencia como derecho inalienable.

Publicado en La Tarde el 21 de febrero de 2012, en http://www.latarde.com/opinion/columnistas/56092-agua-que-no-has-de-beber.html

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