lunes, 25 de febrero de 2013

¿Cómo votamos?


Columna de opinión
Santiago Gómez

¿Cómo votamos?

Esta semana se dieron a conocer los resultados de la encuesta de percepción ciudadana realizada en noviembre pasado por el Programa ‘Bucaramanga Metropolitana Cómo Vamos’.

Esta medición arroja datos sobre el clima de opinión en el Área Metropolitana y permite obtener un balance sobre la valoración que hace la comunidad de las políticas desarrolladas por las actuales administraciones municipales.

Uno de las principales conclusiones es la sensación de pesimismo e insatisfacción generalizada de los habitantes del Área por temas como la corrupción, así como de la valoración y confianza frente a los mandatarios locales. En ese aspecto, ninguno de los cuatro alcaldes obtuvo una calificación mayor a 2.9, y el peor calificado del país es el de Floridablanca.

Pero lo importante de esta medición no es únicamente decir que los ciudadanos no están contentos con los mandatarios que eligieron, sino debatir por qué razones y de qué maneras hemos venido, desde hace décadas, eligiendo alcaldes que no cumplen para lo que los elegimos.

Ese debate no se resuelve solo de la manera obvia, que nos llevaría a acusar a los burgomaestres actuales de ser malos administradores, de incumplir sus promesas o de no gestionar lo público de manera adecuada. En el fondo, hay preguntas que casi nunca se hacen evidentes cuando se evalúa la actuación de los funcionarios elegidos popularmente: ¿La baja percepción explica una comprobada mala gestión o evidencia también que nuestra decisión del voto no responde, por lo general, a un ejercicio serio de análisis de las propuestas de campaña de los candidatos? Que al año de iniciar sus mandatos, los cuatro alcaldes sean tan mal calificados por la ciudadanía evidencia también que quienes votaron por ellos manifiestan hoy haberse equivocado en su elección.

Lo que arroja el resultado de esta encuesta frente al tema de los actuales alcaldes, es que no solo ellos se equivocan, sino también la ciudadanía. Si fuéramos capaces de entender, a la luz de estos datos, que la ciudadanía es tan o más responsable del deterioro de sus ciudades que los alcaldes que eligieron y no les satisfacen, el ejercicio del voto se cualificaría de tal manera que el margen de equivocación al momento de materializarlo, se disminuiría sustancialmente.

Publicado en Vanguardia Liberal el viernes 1° de febrero de 2013, en: http://www.vanguardia.com/opinion/columnistas/santiago-gomez/194041-como-votamos  

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