viernes, 1 de marzo de 2013

Analfabetismo funcional


Columna de opinión
Santiago Gómez

Analfabetismo funcional

Hace un par de semanas se conocieron los resultados del estudio PIRLS 2011, que mide la capacidad de escolares en 45 países para comprender lo que leen en su idioma nativo. Somos un país de analfabetas funcionales.

En Colombia, concluye el informe final, 6 de cada 10 estudiantes no entienden bien lo que leen. Preocupante claramente, pero esta cifra esconde problemas estructurales que se asientan en la base del sistema educativo colombiano, y de lo poco eficientes que hemos sido todos para modificar esta situación.

En Colombia se lee poco y mal. Según el Cerlac, en Colombia el 44% de su población mayor a 14 años se declara abiertamente como no lectora, y el 67% de ellos manifiesta que no lo hace por simple desinterés o porque no le gusta hacerlo. Mientras un español lee 10 libros al año, un colombiano lee 2.

A pesar de que el alto costo de los libros es un argumento utilizado comúnmente para excusar la falta de lectura, Colombia, con un sistema de bibliotecas públicas adecuado y comparativamente superior al de sus vecinos, se destaca como el segundo país de Iberoamérica con mayor uso del sistema de bibliotecas escolares y universitarias. Según este y otros estudios, el desinterés pesa más que el costo de los libros, que comparativamente no es tampoco significativamente superior al de los otros países incluidos en el estudio.

En el fondo, lo que determina la falencia detectada por el PIRLS 2011 y los anteriores en los que Colombia ha participado es ese desinterés por la lectura. Un desinterés de la familia, que no inculca el hábito desde edades tempranas y de la escuela, que no exige ni enseña niveles superiores de comprensión y que no promueve volúmenes superiores de lectura durante el año, así como tampoco se preocupa por formar adecuadamente a sus docentes en temas relativos a la lecto-escritura.

A leer se aprende leyendo, como a montar bicicleta se aprende con la práctica. Si somos un país que no lee, no aprenderemos a leer. Y en la medida en que la lectura, la escritura y la capacidad argumentativa están estrechamente ligadas, si continuamos siendo un país que sabe leer pero que ni le interesa hacerlo ni entiende lo que lee, difícilmente seremos un país que sea capaz de dialogar críticamente sobre los problemas que nos aquejan, y ese es el primer paso para solucionarlos. Sin educación no habrá futuro.

Publicado en Vanguardia Liberal de Bucaramanga, el viernes 22 de febrero de 2013, en: http://www.vanguardia.com/opinion/columnistas/santiago-gomez/197179-analfabetismo-funcional