miércoles, 31 de octubre de 2012

La crisis de la docencia


Columna de opinión
Meden Agan

La crisis de la docencia

El domingo pasado en El Tiempo apareció una nota bastante descriptiva, aunque poco analítica, sobre los perfiles de los docentes bogotanos que desenmascara la verdadera crisis del sector educativo en Colombia.

Las futuras generaciones están en manos de docentes que no saben inglés y que no manejan nuevas tecnologías, competencias fundamentales para la competitividad en un mundo globalizado, pero que además no tienen el dinero para aprender idiomas o matricularse en posgrados o cursos verdaderamente relevantes para su formación y crecimiento profesional.

Además, uno de cada diez docentes bogotanos, por cierto los más preparados del país junto con los paisas, no tiene computador en su casa y casi uno de cada cuatro no tiene conexión a internet en su hogar, lo que impide sustancialmente las posibilidades de actualización permanente en tiempo real y una preparación de contenidos pedagógicos más pertinente. En ese mismo sentido, los posgrados que manifiestan haber realizado son pocos, malos y no son pertinentes para su desempeño diario en el aula.

Pero la situación es, sin duda, aún más preocupante de lo que se revela en los resultados del estudio. La pregunta que se refería al bilingüismo no exigía ninguna constatación de que la respuesta fuera real, es decir, permitía respuestas múltiples en las que el docente podía afirmar leer bien en inglés sin ningún tipo de comprobación empírica al respecto, y ya conocemos la tendencia de los docentes de creer saber más de lo que realmente saben. Por eso, me permito dudar seriamente de la metodología utilizada, y de la veracidad de las respuestas de esos 5.730 docentes que respondieron que leían y entendían bien cuando leían en inglés. Ningún docente va a contestar voluntariamente que no está cualificado para desempeñar adecuadamente su cargo, así como poca gente manifestaría en una encuesta que le premiaría por su comportamiento ambientalmente responsable, que no recicla en su casa. Porque eso sí, los docentes no son bobos.

Otro signo, a mi juicio preocupante, es el hecho, valorado positivamente por el estudio, de que casi el 44% de los docentes tiene una experiencia de más de 19 años. La lectura que hacen los investigadores, y que replica el lead de la noticia de El Tiempo, es que los docentes bogotanos son “experimentados” en el oficio.  Yo no sé a ustedes, pero a mí me parece que dar clase durante 20 años, sin hacer cursos relevantes y pertinentes de actualización, sin saber inglés, sin usar regularmente la Web como mecanismo de enseñanza relevante, es absolutamente anacrónico y desajustado frente a las realidades del mercado actual. La lectura que yo hago de dicho resultado es que los docentes bogotanos no son experimentados, sino que están peligrosamente desactualizados en los contenidos, las metodologías y las estrategias pedagógicas que utilizan. Lo que, a mi juicio, evidencia dicha cifra, es que el magisterio mejor preparado del país demuestra preocupantes señales de anquilosamiento.

Otra señal preocupante, que se constituye en un factor estructural de retraso y comprueba mis sospechas pesimistas, es que 1 de cada 5 docentes tiene que dar clases en más de 8 cursos y que casi la mitad manifiesta tener solo dos horas a la semana para preparar los materiales. Una educación pertinente, actualizada y potente, exige al menos una hora de preparación por una de trabajo en el aula. Así de mal estamos.

Si a eso se suma la precariedad laboral, evidenciada a través de nombramientos provisionales, bajos salarios y, encima de todo, la imposibilidad de una dedicación exclusiva por las bajas remuneraciones, no resulta raro que sigamos teniendo una de los peores sistemas educativos del hemisferio.

Pero todo lo anterior contrasta con nuestro folclórico y permanente optimismo: el 66% de las familias que reciben esta educación están satisfechas. Esto solo empeora el panorama. Recibimos una educación light, paleolítica, impertinente, formamos generaciones de manera insuficiente, y estamos contentos con ello. Pero salga la ministra a decir que hay que permitir el ingreso de recursos privados al sistema y se arma la de Troya, expresión que no entiende, por supuesto, una parte significativa de los contradictores.

De manera paralela, El Tiempo en su sección “Vida de Hoy” sacó una nota con Richard Gerver, experto inglés en educación, en la que manifiesta, de manera verdaderamente lúcida, aunque en un espacio que no se compadece ni con la importancia de su argumentación, ni con la de los lectores del periódico, que seguimos enseñando con la escuela de la Revolución Industrial. Gerver pide una educación más pertinente y ajustada a los retos del mercado que plantea el siglo XXI, una educación de doble vía, con un nuevo modelo pedagógico en el aula que no castigue el error y que permita y fomente la creatividad, el ensayo, la experimentación. Una pedagogía del hacer, no solo del escuchar.

Pero lastimosamente, nada de lo anterior es posible en el esquema que devela el estudio sobre los docentes bogotanos.

Por eso, la posición de Meden Agan es tajante al respecto: no habrá ni la mínima
posibilidad de desarrollo sostenible en este país si no reformamos el sistema educativo, pero no en el sentido en que los que abrazan antimotines piden. Más en el sentido en que los expertos nacionales e internacionales en educación intuyen que debe hacerse.

La calidad educativa cuesta. Hay que atraer capitales privados y utilizarlos de la siguiente manera: infraestructuras más aptas para promover y enseñar tecnologías pedagógicamente significativas, menos docentes pero mejor pagos y más preparados, que soporten una estrategia pedagógica que les permita a los estudiantes espacios de creación y descubrimiento individual, pero asistido. Docentes de dedicación exclusiva que estén remunerados de tal manera que tengan tranquilidad financiera. Colegios, en última instancia, mejor preparados para enfrentar los retos del futuro.

El poder de un profesor es increíble. Un mal profesor destruye y corrompe, al ritmo de ocupación actual y según el estudio citado, el futuro de casi 500 niños al año. Si las cifras descubiertas son representativas, quiere decir que en 2013, dos millones cuatrocientos mil niños recibirán clases con profesores que no pueden o no quieren ser buenos. Da lo mismo, cualquiera de las dos posibilidades impacta de igual manera el futuro del país.

El panorama es catastrófico, pero sin dinero seguiremos así, o peor. El día en que entendamos que la educación de calidad cuesta, dejaremos de ser un país que abraza antimotines, a ser un país que abraza con esperanza la posibilidad de un futuro mejor. De todos depende hacer el cambio. Debemos escoger con decisión abandonar nuestra zona de confort. Mejorar implica unas incomodidades que tenemos que asumir ya.

Imágenes tomadas de:
http://nacho-latrastienda.blogspot.com/2012/01/la-estafa-del-bilinguismo.html,
http://es.123rf.com/photo_5310778_nuevo-equipo-con-monitor-tft-en-modernas-aulas-en-la-escuela.html y
https://plus.google.com/113499333910897302992/posts


¿Modernización o burocratización?


Columna Revista Peso
Fundación Kíos

¿Modernización o burocratización?

Se abre un debate importantísimo y vigente sobre la administración de las entidades territoriales en el país. El alcalde de Medellín, Aníbal Gaviria, pone en marcha su estrategia de vice-alcaldías. Son seis y con estas vienen, lo que causa gran preocupación, la creación de 538 nuevos funcionarios dentro de la administración municipal.

Los detractores de la medida, o por lo menos aquellos que ven con serias reservas a la misma, apuntan a señalar que con este esquema se jerarquiza la administración provocando que “los únicos con la visión completa” de la ciudad sean los vice-alcaldes, y que al aumentar la planta de funcionarios se “dificulta la unidad de mando…, hará consultar a más personas y las decisiones serán más lentas”.

Sin duda este es uno de los debates fascinantes y recurrentes en la gerencia pública, y valga agregar, en la construcción de Estado. ¿Es más provechoso un Estado grande o uno pequeño? Esta simplificación lleva a errores. Ese no es el debate. La cuestión gira alrededor de la fortaleza del Estado. ¿Para que este no sea débil debe ser grande o pequeño? Respuesta, por supuesto, no hay una definitiva.

El alcalde de Bogotá, Gustavo Petro, ha anunciado en estas mismas fechas que desde el 18 de diciembre de los corrientes la Empresa de Acueducto y Alcantarillado de la ciudad, EAAB, será la encargada del servicio de aseo, dejando a fuera de la provisión del mismo a los contratistas que habían sido parte fundamental del esquema existente desde finales de la década de 1980. Varios críticos han alzado su voz denunciando esto como una estatización innecesaria y arbitraria. Por su parte, los defensores de la iniciativa apuntan hacia el ejemplo de Medellín. Son las Empresas Varias, empresa industrial y comercial del Estado, las encargadas del servicio de aseo. Su experiencia ha sido exitosa.

Sin embargo la de Bogotá ha sido insatisfactoria. La Edis, Empresa Distrital de Servicios Públicos, tuvo finalmente que desaparecer debido a su extrema burocratización, politización e ineficiencia. Cerca del 53% de los residuos sólidos no eran recogidos, llevando a la capital a una situación cercana de crisis ambiental y de salubridad.

Dejando a un lado este antecedente, lo más preocupante de la decisión de Petro es que parece guiada por un dogma ideológico: los privados son perversos y el Estado operador es la solución. Adicionalmente, encontramos la rapidez e improvisación con que se está aplicando la medida. La EAAB deberá adquirir 400 vehículos y contratar 4 mil 500 empleados para la fecha indicada. Adicionalmente en este mismo corto lapso de tiempo tendrá que montar la ingeniería de ruteo y tiempos que es un ejercicio sofisticado y costoso.

Observamos que cuando las decisiones, y las críticas también, se encuentran guiadas por doctrinas comienzan a viciarse. El objetivo último de los tomadores de decisiones, así como de quiénes las comentan, debe ser la búsqueda de un Estado fuerte y eficiente. Cuando el Estado opera puede llegar a cumplir con estos objetivos, pero la clave de la fortaleza de estos yace en su capacidad de regulación.

Si las vice-alcaldías conllevan a una mejor vigilancia en Medellín, bienvenidas sean, incluso si significan razonables aumentos burocráticos. El mismo razonamiento debe aplicarse en Bogotá. Que el distrito se haga con la operación antes adelantada, cara pero eficientemente, por unos privados, ¿sí provocará la aparición de un Estado fuerte y poderoso, no en términos burocráticos, sino bajo los parámetros de regulación y vigilancia? La Unidad Especial Administrativa de Servicios Públicos, entidad encargada en Bogotá de cumplir esa función, ha sido regularmente capturada por intereses non-sanctos. ¿La EAAB recolectando residuos cambiará esto?

Imágenes tomadas de: 
http://www.medellin.gov.co/irj/portal/ciudadanos?NavigationTarget=navurl://260e18c694e2639165162622543d1614 y
http://www.caracol.com.co/noticias/bogota/la-empresa-de-acueducto-seria-el-nuevo-operador-publico-de-aseo-en-bogota/20120905/nota/1756356.aspx 

Publicado en Revista Peso el sábado 27 de octubre en: http://revistapeso.com/564/  

martes, 30 de octubre de 2012

Una oportunidad para avanzar en el desarrollo regional


Columna La Tarde
Fundación Kíos

Una oportunidad para avanzar en el desarrollo regional

Risaralda es uno de los departamentos que se benefició con la constitución de un nuevo esquema para la distribución de las regalías provenientes de la explotación de los recursos energéticos del país. Según cálculos del Departamento Nacional de Planeación (DNP), al departamento se le asignaron cerca de 83 mil millones de pesos en el 2012, los cuales servirán para formular e implementar proyectos en áreas clave para el desarrollo y la competitividad regional.

Con estos recursos se podrán atender cuatro frentes prioritarios. En primer lugar, constituyen una base importante para financiar iniciativas dirigidas a superar las brechas y asimetrías existentes entre los municipios risaraldenses. Estas desigualdades atentan contra la cohesión social y el goce equitativo de derechos en todo el territorio departamental. Con las regalías, se esperan ejecutar programas de compensación y priorización del gasto público en aquellas subregiones rezagadas, teniendo en cuenta que el aumento del stock de capital público en un territorio es la principal fuente para potenciar el crecimiento y promover el desarrollo de un tejido empresarial y productivo estable y con vocación para generar empleo e ingresos.

En segundo lugar, un 10% de los recursos asignados se dedicará a promover la innovación, la ciencia y la tecnología. Este monto debe ejecutarse en el marco de una alianza estratégica entre las Universidades, las empresas y el Estado, representado por la Gobernación y los municipios. Por tal motivo, es prioritario avanzar en la consolidación de un Sistema Regional de Innovación (SRI), que permita la identificación de las apuestas productivas departamentales y municipales, la movilización de recursos y capacidades públicas y privadas, el desarrollo de patentes y la puesta en marcha de un modelo que permita hacer inteligencia y vigilancia tecnológica. Es importante estudiar y analizar qué están haciendo las ciudades y regiones de talla mundial y cuáles son las áreas del conocimiento que están experimentando un mayor dinamismo y crecimiento.

En tercer lugar, a través de los recursos del Fondo de Desarrollo Regional (FDR), debemos avanzar en la dotación de infraestructuras y equipamientos. Risaralda puede convertirse en el punto de conexión entre el Pacífico y el centro del país, dada su privilegiada posición estratégica. Para ello, se requiere fortalecer la red de carreteras, así como los nodos de movilidad como el Aeropuerto  y otros puntos vitales en los diferentes modos de transporte. En cuarta instancia, las regalías también servirán para fomentar el ahorro y la estabilización en el largo plazo, con especial énfasis en el tema pensional.

Este nuevo modelo constituye una ventana de oportunidad para avanzar en el desarrollo departamental. Por ello, invitamos a la ciudadanía y a todas las fuerzas vivas risaraldenses, para que nos acompañen en el seguimiento y monitoreo a la labor que viene desempeñando el Órgano Colegiado de Administración y Decisión (OCAD) de la Región Eje Cafetero. Es el momento de construir las bases de nuestro futuro.

Imagen tomada de: http://www.deturismoporcolombia.com/Fincas/Risaralda/fotosejecafetero/pages/Barco%20Ciudad%20Pereira,%20RiO%20Cauca%20en%20La%20Virginia%20-%20Risaralda.htm 
http://www.absolut-colombia.com/municipio-de-santuario-en-risaralda/

Publicado en el diario La Tarde el 3o de octubre de 2012, en: http://www.latarde.com/opinion/columnistas/69254-oportunidad-para-avanzar-en-desarrollo-regional.html 


lunes, 29 de octubre de 2012

Más vale tarde que nunca


Columna de opinión
Santiago Gómez

Más vale tarde que nunca


El pasado martes arrancó una campaña de la Alcaldía de Bucaramanga y el Laboratorio de Cultura Ciudadana, con el fin de “motivar a la comunidad para que sea más organizada, utilice en forma adecuada los puentes y las cebras, no arroje basuras a la calle, maneje en forma correcta y, para que, en general, haga que su comportamiento como ciudadano sea el mejor…mejorando la convivencia y [su relación con el espacio público]”.

Más de quince años después de que Bogotá, pionera en la ejecución de campañas de promoción de cultura ciudadana, inundara la ciudad con mimos, Bucaramanga asume el reto de cambiar actitudes a partir de la enseñanza de buenos hábitos en el ejercicio de la ciudadanía. Más vale tarde que nunca.
Pero el éxito de dicha campaña será mayor en la medida en que, como sucedió en 1995 en la capital del país, ocurran dos condiciones fundamentales: que el ejercicio sea una noticia reproducida masivamente por los medios, y que el acompañamiento de la autoridad y la aplicación de comparendos, al principio pedagógicos, sean permanentes en el tiempo.
Además, sus ejecutores deberán tener en cuenta que la iniciativa no se debe soportar solamente en los instrumentos mockusianos tradicionales, como los mimos y las paletas con que se aprueban o desaprueban los actos que atenten contra dicha condición de ciudadanía, sino que sean creativos y se apoyen en otras actividades de mercadeo below the line –BTL- y de redes sociales con las que no contó Mockus en su momento. La sanción moral trasciende al transformarse en una efectiva codificación de comportamientos, en la medida en que sea sorpresiva. Quizá la fórmula de los mimos está agotada, puede ser que las paletas sean ignoradas por los ciudadanos que, al conocer la dinámica, opten por ridiculizar el ejercicio para defender así su incultura.

Sea como sea, Bucaramanga debe dejar de ser una ciudad hostil con los peatones, peligrosa para los conductores e incómoda para los turistas.


Publicado en Vanguardia Liberal, el viernes 26 de octubre de 2012, en: http://www.vanguardia.com/opinion/columnistas/santiago-gomez/180305-mas-vale-tarde-que-nunca

jueves, 25 de octubre de 2012

Hacia la reformulación de las políticas públicas para el fomento del crecimiento económico


Columna de opinión
Meden Agan

Hacia la reformulación de las políticas públicas para el fomento del crecimiento económico

Anif, la Asociación Nacional de Instituciones Financieras, reveló hace poco un informe que enciende las alarmas en torno a la desaceleración industrial del país. En dicho estudio, se establece que la “relación Valor Agregado Industrial/PIB ha venido descendiendo de niveles del 24% hace tres décadas, a uno del 15% hace una… y actualmente se perfila hacia tan solo un 9% a 12% en dicha relación en el período 2012-2020” y que la participación del sector industrial en la generación de empleo se ha disminuido en 12 puntos durante ese lapso de tiempo.

Otros estudios, como el publicado en 2011 por Astrid Martínez y José Antonio Ocampo, en Hacia una política industrial de nueva generación en Colombia, afirman que el descenso en la participación es solo del 6% y que los efectos sobre la disminución en la generación del empleo son menos significativos.

Sea cual sea el caso, la tendencia parece irreversible, y en la opinión de algunos otros expertos, es natural. Natural e incluso deseable si es el resultado de la transferencia de mano de obra y de generación de riqueza al sector servicios y no al sector primario.

El debate del crecimiento, e incluso el del desarrollo económico, ha sido una constante preocupación para los gobiernos latinoamericanos, con contadas excepciones, desde la creación de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe- CEPAL. El remplazo del modelo de crecimiento de sustitución de importaciones por un modelo de apertura económica y desvanecimiento de las fronteras comerciales, que obedeció a las directrices librecambistas promulgadas por la Organización Mundial del Comercio- OMC, representó un salto cualitativo hacia la inserción efectiva del mercado latinoamericano en las dinámicas del mercado mundial de bienes y servicios.

Entonces, la tesis según la cual Prebish argumentaba que la relación de intercambio desigual empobrecía a los países de la periferia, en favor de los países centrales, que compraban barato para vender luego productos elaborados, con valor agregado y más costosos, dejó de ser el centro de la explicación económica del atraso latinoamericano.

En los noventa, y hasta hoy, la teoría dominante asegura que solo los países más abiertos a los flujos comerciales extranjeros, podrán fortalecer sus ventajas competitivas y alcanzar cuotas de participación mercantil más elevadas, lo que potencia sus posibilidades de generar riqueza y desarrollo. A pesar de las protestas y la indignación ciudadana, ese seguirá siendo el supuesto sobre el cual el sistema preponderante funcionará en las próximas décadas. Si bien no resuelve el tema de la distribución, históricamente parece comprobado, más allá de cualquier duda razonable, que el libre comercio favorece, en términos generales, la economía global.

Pero si bien el libre comercio genera riqueza, la relación de intercambio desigual hace que unos países obtengan menores beneficios que otros. Lo que sucede intraestatalmente frente a la generación de brechas distributivas importantes y la generación de inequidad en la repartición de la riqueza generada por el capitalismo, se traslada al nivel interestatal, y los países que menos ganan en un mundo global e interconectado como el actual, son aquellos que soportan su estrategia de desarrollo en la producción de materias primas, que son el producto menos rentable, a pesar de ser indispensable en toda la cadena productiva de valor.

Por eso, los países de la entonces llamada periferia deben transformar su sistema económico para generar cada vez más riqueza, mientras sus Estados garantizan programas y condiciones que la redistribuyan equitativamente. Y cuidado que equidad es muy diferente a igualdad (en el sentido de dar a todos lo mismo). Y ninguna de ellas tiene que ver ya, ni mucho menos, con valores morales como la justicia, muy a pesar de Aristóteles.

Dicha realidad plantea a países como Colombia el reto de planear a futuro una reconversión significativa en sus políticas públicas, en su legislación económica, y en su cultura empresarial. ¿Sigue teniendo sentido desgastar al país en discusiones filosóficas en torno a la importancia de salvar el agro, de cómo distribuir la posesión de la tierra y de regular sus diferentes usos productivos? Puede ser que sí, pero más por un compromiso moral que porque eso esté determinado por una necesidad imperiosa desde lo económico. ¿No generaría más riqueza, en el mercado global, invertir dinero en el traslado de mano de obra del sector primario a actividades industriales y del sector secundario al sector de servicios?

Colombia fue tradicionalmente un país agrícola, tuvo ventajas competitivas en ese sector, por la azarosa condición histórica y geográfica de nuestro destino, y por eso es un país pobre: porque aún en el siglo XXI sigue negándose, e insisto, más por la conservación de una tradición de la que nos sentimos orgullosos que por condicionantes económico-racionales, a dar el salto a la cualificación de las empresas de servicios, que son las que más riqueza producen hoy.

Estados Unidos, Japón, Alemania y Francia, así como el Reino Unido, generan menos del 2% de su riqueza desde el sector primario, y más del 70% desde los servicios. China, que se mantiene, como Colombia, en unos niveles altos de composición agrícola del Producto Interno Bruto dadas sus condiciones geográficas y un sistema económico tradicional soportado en la producción de materias primas, ha reducido su importancia en 10 puntos desde su inserción a la economía mixta, lo que le ha permitido amenazar la supremacía económica de las potencias de la segunda mitad del siglo pasado.

En ese sentido, reitero, la anunciada desindustrialización es el resultado de un efecto natural de la nueva dinámica económica global, por una parte, y es deseable, solo si el desplazamiento de mano de obra cualificada se traslada al sector terciario de la economía. Eso, por supuesto, requiere reforzar presupuestalmente los sectores de promoción de investigación, ciencia y tecnología, así como las sumas invertidas en el sector educativo. Anquilosar los sistemas económicos a partir de discusiones y conceptos morales puede condenar las locomotoras del desarrollo a un arranque tardío y lento, y en un mundo frenético como el actual eso sería altamente costoso para las generaciones futuras. 

martes, 23 de octubre de 2012

Los LACRA y los bemoles del multilateralismo

Columna de opinión
César Augusto Niño González

Los LACRA y los bemoles del multilateralismo

Las relaciones internacionales contemporáneas son el espacio de un perfecto juego de palabras y acrónimos que describen algunas aristas del multilateralismo. Los BRIC (Brasil, Rusia, India y China) acuñado por Jim O’Neill, economista global en Goldman Sachs, hacen referencia a este grupo de países que tendrá más del 40% de la población mundial y tendrá un Producto Interno Bruto (PIB) combinado de 134.951 billones de dólares en el 2050.

Por otro lado, se encuentran los CIVETS, (Colombia, Indonesia, Vietnam, Egipto, Turquía y Sudáfrica) acrónimo acuñado por el CEO del HSBC Michael Geoghegan, empleado para caracterizar los mercados emergentes que reportarán un incremento del PIB del 4,5 por ciento en los próximos 20 años.

Otro ejemplo, es el grupo de los PIGS (Portugal, Irlanda, Grecia y España) una nominación peyorativa que se refiere además a los problemas de déficit y balanza de pagos de estos países europeos.

Pero ahora es el turno para darle un calificativo a los nuevos miembros del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas del bienio 2013-2014, los LACRA, conformados por Luxemburgo, Argentina, Corea del Sur, Ruanda y Australia.

Los he denominado así porque a simple vista no parecen ser tan relevantes a la hora de conducir la política mundial, pero en realidad son países que tienen que ver con la inestabilidad de la geopolítica regional a la que pertenecen y son focos de efervescencia en el equilibrio de poder.

Luxemburgo, es sin duda un paraíso fiscal. Ocupa uno de los primeros lugares en el Índice de Secretismo Financiero y esta opacidad facilita delitos como el lavado de dinero, la corrupción y la evasión fiscal. Argentina, mantiene un latente conflicto diplomático con el Reino Unido por las Islas Malvinas, una creciente crisis económica interna, problemas limítrofes con Uruguay y un creciente descontento de la población por políticas adoptadas por el gobierno central. Corea del Sur soporta la tensa línea imaginaria en el paralelo 38, la crisis que altera el equilibrio de poder por la amenaza de los del Norte con el uso de armas nucleares y lo que esto implica en la intervención de las grandes potencias para dirimir el conflicto.

Pero Ruanda es quizás el más polémico porque un día antes de conocerse su elección en el Consejo, se reveló un informe de Naciones Unidas en el cual se le acusa de armar a los rebeldes del M23 de la República Democrática del Congo, supuesta y sorprendentemente al mando del ministro de Defensa de Ruanda, el general James Kabarebe. Y finalmente, Australia con sus graves problemas con los aborígenes y el acceso al agua en el norte del país, es quien representa quizás, la cara más amable del acrónimo.

Los bemoles del multilateralismo hacen que la política internacional pueda contemplarse bajo una maniobra de letras y palabras en el crucigrama del gran juego de la geopolítica mundial.

Una reflexión a propósito de la ciudad de Oslo


Columna La Tarde
Fundación Kíos

Una reflexión a propósito de la ciudad de Oslo

Globalmente, podría intuirse que dados los significativos recortes en los costos de transporte y de comunicaciones, incluso en Colombia a pesar de su empinada geografía y los fenómenos de corrupción e ineficiencia persistentes, las ciudades se dirigen a perder su rol preeminente en las sociedades innovadoras y productivas, y fruto de todo esto, ganadoras.

Esa corriente de pensamiento es incorrecta, por lo menos así lo sugieren numerosos estudios, algunos de ellos referenciados en un artículo del semanarioThe Economist, Concrete Gains, (Ganancias concretas, octubre 13, 2012). De hecho, los resultados expuestos allí apuntan a que la importancia de las ciudades cada vez resulta más valiosa.

Una sociedad del conocimiento, ganadora en el siglo XXI, debe girar en torno a las ciudades. Las políticas públicas deben estimular el crecimiento inteligente y productivo de estas y no buscar la forma de detener su expansión.

La educación debe tener por objeto definitivo preparar a los ciudadanos para que obtengan habilidades demandadas por los sectores productivos ganadores de hoy. Si las ciudades no cuentan con la preparación necesitada por la economía del conocimiento y la información, entonces su mismo carácter de ciudades, termina siendo irrelevante.

Kíos ha insistido sobre esta constante del desarrollo, la educación, afirmando cosas como que en Colombia la debilidad del Estado, el anquilosamiento del aparato productivo y las hondas desigualdades al interior de su sociedad, se explican no por la existencia de grupos armados ilegales como las Farc, sino por la ausencia de esfuerzos denodados para habilitar reglas, recursos e infraestructuras dirigidas a la consolidación de un sistema educativo innovador, fundado en la tecnología y la creatividad.

Las ciudades modernas, y extensas, deba agregarse, consumen menos y producen más. Pereira debería apropiarse de estas realidades (ciudades extensas) y oportunidades (educación innovadora) e iniciar bajo su liderazgo, sin egoísmos nimios, el surgimiento de una megaregión cafetera.

Las comprimidas distancias físicas existentes entre las capitales del eje cafetero, que no mentales, quizás, deberían llevarnos a concebir la creación de una mega urbe cafetera. Demográficamente, se convertiría en la quinta ciudad más grande del país (sin incluir áreas metropolitanas). La coordinación de esfuerzos apuntaría a la instauración de una infraestructura avanzada y de un sistema educativo que gire en torno a bilingüismo,  turismo, ciencia y tecnología, medicina, ingenierías, tecnologías limpias y biotecnología. Nunca se deben olvidar las ventajas estratégicas para esta, ojalá no quimérica megaregión, derivadas de su cercanía a una zona riquísima en biodiversidad como el Pacífico colombiano en el Chocó.

Esta propuesta concreta no es un retorno al centralismo exacerbado de antaño. Una de las claves de las ciudades-región globales extensas y exitosas, es el reconocimiento de la diversidad, y por lo tanto, que las soluciones uniformes simplemente no funcionan. Un ejemplo vigoroso de esto es el área tri-estatal en los Estados Unidos que cubre New York, New Jersey y Connecticut.

Para solucionar los graves problemas que actualmente debemos afrontar, y que se han señalado frecuentemente desde acá, y para competir de manera exitosa en la aldea global, debemos aportar soluciones innovadoras y prácticas. Megacafé podría ser una de estas. 

Publicado en La Tarde de Pereira el 23 de octubre de 2012, en: http://www.latarde.com/opinion/columnistas/68888-una-reflexion-a-proposito-de-la-ciudad-de-oslo.html

lunes, 22 de octubre de 2012

@PedroPicapiedra


Columna de opinión
Santiago Gómez

@PedroPicapiedra

Mucho se ha dicho, estudiado y escrito sobre el impacto de las redes sociales y de la revolución que representaron en la manera como las minorías conectadas se relacionan entre sí en un mundo cada vez más globalizado.

Sin embargo, la mayor parte de ciudadanos, en países como Colombia, siguen sin entender el potencial de dichas plataformas como generadoras de riqueza, pero también como catalizadoras del cambio y el progreso social. Gran parte de las empresas, creen que Facebook, Twitter, Foursquare, Google + o Branch, no pasan de ser herramientas de moda que les permiten difundir sus productos como si actuaran aún en un mundo 1.0, desechando los potenciales de interacción con sus clientes, remitiéndose a un uso que simplemente sustituye las obsoletas carteleras, los amarillentos avisos clasificados de la prensa escrita, las cuñas radiales y los spots publicitarios.

Las posibilidades de las redes sociales como instrumentos de comunicación y mercadeo son casi infinitas, pero requieren de algunas condiciones que brillan por su ausencia en los departamentos encargados de su manejo en las empresas de hoy: creatividad, disciplina, transparencia, capacidad de autocrítica y trabajo, mucho trabajo.

Creatividad para ser capaces de generar, no solo contenidos novedosos, sino de establecer estrategias de relacionamiento ingeniosas y nuevas con las clientelas predefinidas desde la planeación empresarial. Disciplina para desarrollar permanentemente contenidos que alimenten dichas estrategias y sean del interés de dichos públicos, pero también para interactuar permanentemente con ellos. Transparencia, para hacer públicas tanto  las críticas como los reconocimientos que circulen por las redes de los servicios prestados. Capacidad de autocrítica, para reconocer los errores y corregirlos. Y, por último, entender que durante 24 horas y 7 días a la semana, los clientes pueden requerir una respuesta oportuna a través de las redes sociales. Empresas que no estén dispuestas a generar estas cinco condiciones en los empleados encargados del manejo de las redes sociales, seguirán siendo competitivas solo si lo que les interesa es seguirle vendiendo a la familia Picapiedra.

Publicado en Vanguardia Liberal de Bucaramanga el viernes 19 de octubre, en:
http://www.vanguardia.com/opinion/columnistas/santiago-gomez/179264-pedropicapiedra

viernes, 19 de octubre de 2012

Un necesario debate filosófico sobre las relaciones internacionales


Investigación- Política exterior y defensa nacional
Alejandro Ramírez Restrepo

Un necesario debate filosófico sobre las relaciones internacionales

Escribió en El Tiempo la internacionalista Laura Gil, sobre la situación del litigio entre Colombia y Nicaragua por el archipiélago de San Andrés y Providencia. La narrativa que el gobierno colombiano ha presentado ante la opinión pública afirmaba que no existía la más mínima posibilidad de que las islas de San Andrés y Providencia fueran entregadas al gobierno en Managua. 

Gil, sin embargo, argumenta que esta posibilidad es real. Existe, dice, un antecedente reciente en un fallo de una corte distinta a la Corte Internacional de Justicia, entidad encargada de dirimir la discusión legal entre Bogotá y Managua, que es el Tribunal del Mar, favorable a Bangladesh, nación que con un razonamiento similar al de los centroamericanos, obtuvo 111 mil kilómetros cuadrados de mar en la bahía de Bengala, a coste de Birmania.
 

Debe resaltarse de la columna de la analista colombo-uruguaya la aparente falta de transparencia de los gobiernos colombianos frente a este asunto. Pero lo que más preocupa es el consejo de Gil:


¡Menuda conclusión! Sin duda, el ánimo de muchos internacionalistas, no tanto de profesión como de espíritu, consiste en que el derecho sea la guía exclusiva de las relaciones entre las naciones y los pueblos del mundo. Es un punto de vista respetable pero seriamente discutible.

Aunque Gil indica que esta posibilidad, que extraemos en forma de cita de su escrito, es muy reducida, pues lo describe como "lo impensable", tal como lo indicamos entre paréntesis, sí revela una peligrosa fe excesiva de estos analistas y su escuela de pensamiento, y por lo tanto de acción, en el derecho. 

Sin duda, la ley es vital para permitir el acrecentamiento de los distintos flujos e intercambios humanos. Desde los comerciales y diplomáticos, hasta los culturales. Pero por ser humano, es ambiguo y se encuentra en constante, sino permanente, estado de interpretación y por lo tanto de disputa. Los antiguos navíos ingleses llevaban algunos de sus obuses con una inscripción que rezaba así: "el último argumento del Rey". 

Como en muchas ocasiones lo hemos advertido, no estamos llamando a los dioses de la guerra. A lo largo de la historia se encuentran guerras estúpidamente concebidas y/o estúpidamente llevadas. Pero así como el derecho, las armas son un instrumento utilizado por las naciones responsables. De nuevo es necesario hacer claridad, porque desde esta trinchera de opinión, valga el símil aquí, no se hace un llamado a reaccionar violentamente ante un fallo adverso a los intereses colombianos. 

Lo que deseamos resaltar, antes que una forma de cómo comportarnos ante ese supuesto fallo, es una reflexión de carácter filosófico sobre cómo en Colombia se asumen los asuntos internacionales. Digo Colombia porque este es nuestro país, pero este tipo de comportamiento mental no es exclusivamente nuestro. 

Digo, entonces, que no es de naciones serias asumir posiciones tan pacifistas, corrijo, entreguistas, como las que anuncia como recomendables y originadores de orgullo la señora Laura Gil. Y no nos llevemos a engaños, este ha sido el pensamiento colombiano a lo largo de su historia republicana. Aproximadamente un millón de kilómetros cuadrados terrestres se han rendido ante Venezuela, el Brasil, Perú y Panamá, siempre sin chistar en lo más mínimo. Siempre respetando y celebrando el derecho internacional, mientras quienes se han hecho con estos territorios, han usado “el último argumento del Rey”, por lo menos con mayor habilidad e inteligencia que Colombia. Con mayor realismo.
 
Eso es lo que explica en buena medida el actual armamentismo, no solo de Venezuela, sino también de Brasil y de Chile, por hablar de Suramérica. Brasil ha gritado a los cuatro vientos en el último mes el despliegue de tropas a lo largo de la frontera selvática con Bolivia y el Perú. De tropas militares, no de legiones de médicos y profesores como muchos internacionalistas aspiran. 

Y como lo hemos señalado en anteriores oportunidades, la utilización de la fuerza no excluye, ni más faltaba, la utilización de otras herramientas, entre ellas el mismo derecho y el incorrectamente denominado gasto social. Pero no es de hombres sabios limitar las propias opciones y considerar el derecho como la herramienta exclusiva y pensar en reducir el gasto militar para satisfacer unas conciencias radicalmente pacifistas. Un comportamiento así, termina siendo algo de necios y no de competentes.  

Imagen tomada de:
http://seamarazul.blogspot.com/2007/12/bucear-en-clombia-isla-de-san-andres.html y
http://governancefocus.blogspot.com/2011/05/brazil-amazon-rainforest-deforestation.html

A propósito de Oslo: las ciudades



Columna de opinión
Gnothi Seauton

A propósito de Oslo: las ciudades

Las ciudades siempre han sido y serán hostiles y trágicas. Allí van a morir los sueños y esperanzas de millones de seres humanos. En medio de ellas existen algunos oasis de alegría y unos poquísimos milagros brotan para satisfacer las esperanzas de unos cuantos. Así y todo, ellas, las ciudades, son el invento magno de la humanidad.

Las ciudades, sean estas globales o de megadimensiones, se encuentran inexorablemente avanzando hacia convertirse en los directos competidores mundiales de los grandes actores a nivel planetario. Términos como BRICS o CIVET deben ser pronto reconsiderados por otros que puedan conjugar las iniciales de Sao Paulo, Mumbai y Shanghái o las de Yakarta, Ankara y Buenos Aires. Estas, por sí solas, competirán, no con las potencias mundiales, sino con los actuales centros políticos, económicos y culturales como Londres, Nueva York y Hong-Kong.

Las fortalezas de todas estas aglomeraciones se desprenden de su condición de nodos. Con el paso del tiempo han logrado atraer abundante capital y conocimiento y con ellos establecer una apreciable estabilidad. Su credo gira alrededor de la eficiencia, ese rasgo temido y despreciado por los simpatizantes de la ingeniería social, provenientes de cualquiera de las orillas del espectro ideológico.

Ciudades hay de todo tipo. Están las capitales de los imperios establecidos y por establecer; las que surgen en cuestión de pocos años alrededor de colosales minas, puertos o fábricas; las que consisten en la materialización de los sueños de holgadísimos príncipes; las que asoman en las orillas de accidentes geográficos; y las planeadas con gran detalle o que crecen de manera anárquica. Todas sin excepción, por eficientes desde todo punto de vista, siempre le han ganado, y le continuarán ganando la partida al campo, atrayendo riqueza y gente.

La ONU proyecta que las ciudades absorberán la mayor parte del crecimiento demográfico hacia 2050, que representará casi dos mil millones de personas. Con ellas, llegarán sus aspiraciones y sus defectos, sus fenómenos como la cultura, el conocimiento, el crimen organizado y los negocios se asentarán en estas aglomeraciones urbanas. 

El primer punto de la agenda de las negociaciones entre el gobierno colombiano y las Farc es el tema agrario. La propiedad de la tierra y los esquemas productivos y de aprovechamiento sobre y debajo de esta, serán algunos de los subtemas más importantes a tratar. Al fin y al cabo este grupo guerrillero tiene sus orígenes en la lucha por la tierra. La preocupación de Gnothi Seauton yace en que la dirigencia política, económica, cultural y académica del país considera que la solución de las grandes cuestiones nacionales se encuentra allí en el campo. Inercia intelectual, escribiría alguna vez Alejandro Gaviria.

Las locomotoras de la agricultura y la minería son potenciales, y de hecho la segunda lo es ya para Colombia, fuentes de generosos ingresos. Pero la verdadera creación de riqueza no se encuentra sobre o enterrada en el suelo. Se encuentra en el valor agregado que a esos bienes se le puede inyectar. Aquí es donde retomamos nuevamente a las ciudades. 

Edward Gleaser, autor de El triunfo de las ciudades, afirma tajantemente con cifras en mano: "[n]o existe un país urbanizado pobre; no existe un país rural rico". Los pobres del campo se dirigen a las ciudades fundamentalmente porque allí está la riqueza y estas son más productivas, v.gr. ricas, porque, afirma Gleaser, al no existir grandes distancias entre los habitantes de estas urbes, los costes de transferencia de las mercancías, las mismas personas y las ideas, se hacen eficientes dramáticamente.

Pero claro, ser ciudad por sí sola no define la condición de ganador o perdedor de una aglomeración urbana determinada. Sí existe una evidente superioridad frente a lo que la vida rural puede ofrecer a una sociedad. Pero para que las ciudades triunfen ante otras ciudades, los retos que estas mismas ofrecen deben ser abordados de forma realista. Según la ONU, el 72% de las naciones en vías de desarrollo se encuentra adoptando políticas que tienen por objeto detener la ola demográfica que se dirige hacia ellas. Un ejemplo cercano que tenemos por estos días en Colombia es la Ley de víctimas y restitución de tierras. A esto hay que responder con las palabras y los consejos de David Satterthwaite del Instituto Internacional para el Ambiente y el Desarrollo: “[n]o me asusta el crecimiento rápido. Me reúno con alcaldes africanos que me comentan: ‘¡Es demasiada la gente que se muda para acá!’, y yo les digo: ‘No, el problema es su incapacidad para gobernarlos’”.

Poco a poco empieza uno a encontrar declaraciones y columnas de opinión que afirman lo que desde estas líneas hemos venido diciendo con casi incansable insistencia. Los problemas y las deficiencias de Colombia no van a desaparecer con la firma de un acuerdo con un grupo de bandoleros históricos como las Farc o el ELN. Los problemas podrán ser controlados y eliminados, y más importante, las deficiencias, convertidas en fortalezas globales, cuando se entienda que fenómenos como la urbanización y las ciudades están aquí para imponerse, y antes que buscar establecer bellas utopías, se debe uno adaptar a estas condiciones y ver la forma de cómo aprovecharlas en favor propio, de la manera más rápida y mejor posible. Es decir, gobernando.

En las ciudades está nuestro futuro. Actuemos acorde a esta realidad. 

Imagen tomada de: 
http://cooneyworldadventures.com/lima-peru/ y 
http://funsxone.blogspot.com/2011/06/modern-cities-on-earth.html

jueves, 18 de octubre de 2012

Verificaciones varias sobre la paz (II)


Columna de opinión
Gnothi Seauton

Verificaciones varias sobre la paz (II)

Hacia las tres de la tarde, hora de Oslo, Noruega, ocho de la mañana, hora de Colombia, inició una rueda de prensa entre los representantes del gobierno colombiano y de las Farc, para dar inicio oficial a las negociaciones que tienen por meta dar fin al Conflicto Armado Interno, CAI, que viene aquejando a Colombia desde hace aproximadamente medio siglo.

Esta es la segunda entrega de esta serie (acá el link a la primera) y seguramente no la última, puesto que es nuestro objetivo que con el paso del tiempo entremos a esclarecer con estos análisis los acontecimientos que se vayan ocurriendo en el proceso de paz que hoy inicia el gobierno de Santos.

¿Por qué estas negociaciones tienen su inicio en Oslo, Noruega?

Por razones prácticas, estratégicas y mundanas. Con cinco millones de habitantes y poseedor de inmensas riquezas fósiles y pesqueras que le permiten contar con el asombroso ingreso per cápita de US$96.940 (el de su vecina Suecia es de US$60.130 y el de Colombia es de US$7.650), según The World in 2012 del semanario inglés The Economist; sede del Comité Nobel del Parlamento Noruego, responsable de entregar el Premio Nobel de Paz y con una larga y respetable tradición de colaboración en la resolución pacífica de conflictos en lugares como Sri Lanka, Burma, los Balcanes, Guatemala, Eritrea y el Medio Oriente, así como en cooperación internacional, Noruega reúne suficientes elementos para convertirse en un tercero facilitador práctico de las negociaciones entre gobierno y las Farc.

Los alcances estratégicos que tenga Noruega en la negociación para cada una de las partes se desprenderán de la habilidad de estas. El Estado colombiano buscará por medio de Oslo, apoyo político en instituciones tan críticas a Colombia como el Euro-Parlamento y las mismas sociedades europeas que normalmente observan con recelo a la institucionalidad colombiana, mientras que por diversas razones, encuentran atractivos a los movimientos de “liberación nacional”, como pueden ser equivocadamente consideradas las Farc. Adicionalmente, el gobierno colombiano buscaría que Oslo se convirtiera en uno de los lobistas de cabecera de Colombia para obtener ingentes recursos de cooperación internacional para atender programas dentro en un escenario de posconflicto.

Por su parte, las Farc buscarán recobrar en los círculos de poder y, sobre todo, de opinión en el viejo continente, la relevancia y respetabilidad que pudieron llegar a tener hasta los años del Caguán. Esto es vital para ellos, bien sea en un escenario de posconflicto, o bien en uno en el que las negociaciones no lleguen a un arreglo y el CAI continúe. Imponer ideas y mensajes como “movimiento de resistencia” y “actor beligerante”, siempre será un activo valioso para este grupo armado ilegal.

Lo mundano se puede encontrar en la búsqueda escondida, seguramente de las dos partes, del reconocimiento internacional e “histórico”, gracias a una posible obtención del Premio Nobel de Paz. Sin embargo, dicho reconocimiento puede convertirse, dadas algunas circunstancias, en un elemento, no solo práctico, sino también estratégico para la consolidación de los acuerdos entre las partes. En algunas teorías y casos de este tipo de negociaciones, a veces se encuentra que la existencia de un tercero fuerte y poderoso resulta valiosísima para la consolidación y sostenimiento de los arreglos. Normalmente, en el caso colombiano, este rol es indilgado a países como los Estados Unidos o incluso Venezuela o a organizaciones como la ONU. Pero podríamos aventurarnos a afirmar que un galardón de esta categoría podría hacer las veces de un tercero fuerte y poderoso. Una vez el laurel se encontrase en las vitrinas, resultaría excesivamente costoso, en términos de prestigio, confianza y apoyo para cualquiera de las dos partes, incumplir lo que se haya pactado.  

¿El rol de los periodistas debe ser y será neutral? ¿Favorecerá a alguno de los bandos?

Depende exclusivamente de cada uno de los medios. Colombia es una democracia. Limitada e  imperfecta, pero al tiempo que ha existido en el país el CAI, esas instituciones democráticas han ido creciendo y madurando poco a poco. Una de las características de esta democracia es la libertad de la prensa y como la gran mayoría de los periodistas y los medios lo han indicado, hablando de este tema, o por ejemplo, de aquellos relacionados con las reservas legales durante los juicios, como puede observarse claramente en este contundente editorial de El Espectador, el deber de los medios es informar y punto.

Yendo al editorial en cuestión, vemos que los medios y el ordenamiento jurídico colombiano, que es democrático en esencia, conciben de manera fervorosa que cualquier información que llegue a las manos de los periodistas, sea “por voluntad o por descuido” de quienes tengan la información, terminará siendo publicada o no, total o parcialmente, por decisión exclusiva y legal de los propios periodistas. Esa es su razón de ser y su deber.

Por lo tanto, conociendo a las partes, y no siendo ingenuos, entendemos que van a usar la información como una herramienta, como un arma para mejorar sus posiciones negociadoras. Sea por medio de la filtración soterrada, la filtración abierta, o el detenimiento completo del flujo de la información.

Los flashes informativos, los cubrimientos especiales, las entrevistas exclusivas, los accesos a documentos secretos y los chismes que vamos a encontrar en estos meses deben ser entendidos siempre como parte de la negociación. No son ejercicios inocentes. Podría decirse que se debe aplicar ese aforismo que dice “piensa mal y acertarás”, y así lo debe entender la opinión pública, como también, debe decirse, desafortunadamente, los mismos formadores de esta así como los dirigentes políticos, económicos y militares. La información es poder y, en ese sentido, un arma más.

Recalcando el carácter democrático del Estado colombiano, valdría afirmar los medios sí deberían escoger un bando, y este debería ser el de la legalidad, sin que esto signifique un arrodillamiento o un pliegue descarado y grosero a todas las posiciones e informaciones oficiales. Quizás ya sea muy tarde para adelantar esta discusión, pero vale la pena dejar esta constancia en el récord.       

Y la pregunta del millón: ¿cuál es el precio que está dispuesta a pagar la sociedad colombiana para dar término al CAI y a la existencia de la marca Farc? ¿Cómo establecer ese precio?

Esa es su decisión y responsabilidad, señ@r lect@r. En el programa de la noche del miércoles 17 de octubre de Caracol Televisión, 7/24, dirigido por Luis Carlos Vélez, Felipe Zuleta afirmaba con su acostumbrado desparpajo, que lo que buscaban las Farc, y con ella se refería a la dirigencia y a algunos mandos medios, “los treinta que están en Oslo y Timochenko”, era blanquear sus capitales y su situación jurídica porque, sencillamente, “están mamaos”. Mientras tanto, quién lo acompañaba como panelista invitado, Alberto Bernal, investigador y columnista, argüía que él no veía un resultado distinto a una Constituyente en donde tuvieran lugar las Farc y con ello buscaran realizar severos cambios a las instituciones existentes, a lo que Zuleta replicaba que eso no podía ser así porque las Farc, según el comentarista de Blue Radio, un personaje como Timochenko, no tenía “más de siete mil votos”.

Kíos y Gnothi Seauton han manifestado hasta la saciedad en diversos comentarios (Las santas Farc… y A poner las Farc en su sitio, por dar solo dos ejemplos), que considerar a este grupo armado ilegal como “el” problema colombiano no es más que un craso error que evidencia un serio desconocimiento de las realidades nacional y global. Si se entiende esto, si se interioriza esta realidad, se le podrá dar el trato que las Farc se merecen, o por lo menos el que sea más práctico y conveniente, no para esa organización, hoy todavía señalada como terrorista, sino para la legalidad y la institucionalidad colombianas.   

A informarse y decidir.