martes, 29 de noviembre de 2011

La crisis en EUA y los medios en Colombia


Columna de opinión
Gnothi Seauton

La crisis en EUA y los medios en Colombia

Frustrante y preocupante el cubrimiento que hace el diario El Tiempo en sus páginas editoriales a la campaña política estadounidense y a la situación en general que se vive allá, porque el equilibrio informativo y de opinión brilla por su ausencia. El columnista que tiene de cabecera, el periodista Sergio Muñoz Bata, no hace el más mínimo esfuerzo por esconder su clara preferencia por el partido demócrata y el presidente de esa misma afiliación, Barack Obama, y su desdén hacia los republicanos en general.

Por ejemplo, en su columna del hoy De frustraciones e ineptitudes, Muñoz Bata indica que "sólo el 9% de los ciudadanos aprueban la manera en la que el Congreso se conduce" sin dejar en claro dos factores críticos para entender adecuadamente la situación política actual en el país del norte.

El primero es que de las dos cámaras existentes en ese Congreso, los republicanos dominan una, la Cámara de Representantes, y los demócratas la otra, el Senado. Es decir que ese 9% de descontento de la opinión pública no va dirigido exclusivamente en contra de los republicanos. Los demócratas casi que en igual medida comparten el oprobio de los votantes tal como se evidencia en una medición de Gallup en la que se pregunta a los encuestados quién cree que tiene más culpabilidad en el fracaso del Supercommittee que debía obtener un acuerdo para mejorar la situación de la deuda estadounidense, a lo que el 55% respondió que ambos partidos compartían la responsabilidad en idéntica medida.

En segundo lugar debe tenerse en cuenta que la actual crisis norteamericana no ocurre porque exista un bando maligno e insensible, conformado entre otros, según las propias palabras de Muñoz Bata, por personajes como Grover Norquist, poderoso lobbista en Washington contrario al aumento de impuestos y el Wall Street Journal de Rupert Murdoch que sencillamente "abogan por más recortes a programas sociales y menos impuestos a los ricos". Estas aseveraciones además de contar con una poderosa carga ideológica son considerablemente debatibles.

Así como la posición de Norquist puede llegar a considerarse como propia de un radical creyente en poseer absolutamente la verdad, se puede alzar la misma crítica de quienes afirman que imponer más impuestos a los ricos, el famoso uno por ciento que combaten los ocupantes de Wall Street, es un deber moral y cívico. En la lucha por solucionar el grave problema de la deuda pública de los Estados Unidos caben opciones no tan radicales como las arriba plateadas con tanto fervor ciego. Como lo señala Charles Krauthammer en su editorial en el Washington Post The Grover Norquist tax mith, la solución yace en comprender que "aumentar el recaudo (del gobierno federal) por medio de una reforma (de la estructura) impositiva es mejor que simplemente aumentar las tasas, algo que los demócratas insisten con fervor casi religioso".

Reformar esa estructura comprende la eliminación de las famosas exenciones las cuales se caracterizan por ser impulsadas por los poderosos lobbies, que a su vez son contratados por las personas o empresas con mayor poder adquisitivo, y la reducción significativa de programas o derechos, los cuales en muchas oportunidades, también son asignados siguiendo los consejos de los lobbistas antes que las evaluaciones adecuadas de sostenibilidad financiera y apropiada necesidad. Como bien puede observarse esta solución resulta más desafiante para todos los actores del sistema y pareciera ser no percibida por una buena parte de la opinión pública. Una razón residiría en la misma complejidad del código impositivo norteamericano. Según Political Calculations, cuenta con 72.536 páginas, a julio último y para el 2012 contará con aproximadamente 75.000.

Muñoz Bata también señala a los republicanos como practicantes asiduos y perversos de los lobby y señala el caso de Jack Abramoff, lobbista registrado a ese partido y que fue el centro de un gran escándalo durante la administración de George W. Bush. Lo que no atina a mencionar el periodista mexicano residente en la costa oeste estadounidense, es que el sistema de lobby en Washington lo conforman tanto demócratas como republicanos gracias, en buena parte, a la existencia de una puerta giratoria entre el Congreso y las firmas de lobby. Así, quién pierde su escaño en las elecciones, renuncia o debe hacerlo, o es expulsado del Congreso, puede pasar al lado de las firmas de lobby sin ningún problema real. Esta es una situación que afecta por igual a demócratas y republicanos.

Después de las elecciones de mitaca de 2010, según los datos de Center for Responsive Politics, de los 120 senadores y representantes que abandonaron el Congreso, el 33,8% consiguió trabajo en firmas de lobby. Quizás para sorpresa de Muñoz Bata, 25 fueron demócratas y 7 republicanos. Por supuesto que en esas elecciones los perdedores fueron los demócratas, pero en la Casa Blanca se encuentra de inquilino un copartidario de estos y por lo tanto son más apreciados por las firmas los lobbistas con contactos cercanos a la Oficina Oval y al Senado.

Un estado de cosas similar, pero esta vez favorable a los republicanos, se encontró en 2005, en un informe de Public Citizen, que señalaba que entre 1998 y ese año, el 52% de los republicanos que abandonaron el Congreso se habían dirigido hacia el lobby, mientras que esto sólo lo hacía el 33% de los demócratas en la misma situación. Agregaba el informe lo no tan obvio. No era la maldad o la ambición desmedida la que creaba este escenario, sino que bajo una administración republicana, la de W. Bush, los lobbistas demócratas no eran muy apetecidos por sus no tan amplios contactos con los centros de poder del momento.

El problema no es tanto de azul o rojo. Sino de la forma como están funcionando las cosas en Washington desde hace varios años. La crisis actual de la deuda, que es una de las razones centrales por la cual los norteamericanos se encuentran tan enfadados con sus representantes se debe a que hay un serio corto circuito en el sistema con potenciales mayores consecuencias. En su entrevista con Lesley Stahl en 60 minutes, Abramoff urgió por una radical reforma que elimine de por vida la posibilidad de cruzar esa puerta giratoria, diciendo:

“When you are done, go home. Washington is a dangerous place. Don't hang around”.

Acá no se objeta que los columnistas y analistas cuenten con sus opiniones y las muestren de manera transparente a los lectores, pero sí resulta preocupante que un diario que se precia de liberal y abierto no cuente en sus páginas con colaboradores que soporten otras tendencias, puesto que, como se puede observar del análisis arriba planteado, la situación actual que se encuentran viviendo los Estados Unidos es una caracterizada por la complejidad y resulta de poca seriedad equiparar discursos de campaña altamente ideologizados con estudios equilibrados e imbuidos en la mayor de las objetividades posibles.

Sólo quedaría resaltar que este no es un mal exclusivo de El Tiempo. De hecho es el único medio de comunicación de gran influencia en el país que cuenta en su nómina con un columnista que trata de manera permanente la coyuntura en Estados Unidos. Una muestra más de la gran desconexión que existe entre Colombia y la gran aldea global.

Imagen tomada de: http://blogdelmedio.com/2008/12/17/crisis-en-estados-unidos-hunde-el-negocio-del-periodismo-escrito-convocan-de-urgencia-a-duenos-de-los-diarios/

Déjà Vu


Columna La Tarde
Fundación Kíos

Déjà Vu

Ayer se inauguró en Durban, Suráfrica, la decimoséptima conferencia de seguimiento a los compromisos adquiridos por los 193 países firmantes del Protocolo de Kioto, referidos obviamente, al cambio climático.

Más allá de ser un escenario de encuentro político en el que se podrían tomar decisiones fundamentales frente a la amenaza del cambio climático, esta reunión es especialmente importante, así suene reiterativo, porque el primer período del compromiso establecido en Kioto caduca a finales del año entrante. Por tanto, una de las expectativas principales, tal como lo anunciaron los discursos de apertura de la Conferencia, es poder llegar en Suráfrica a acuerdos importantes para avanzar en la renovación del Protocolo y en la vinculación efectiva de más países al mismo.

Otro de los objetivos principales de la reunión de Durban es la ejecución de un Fondo Verde para el Clima, como un mecanismo financiero que permitiría recaudar 100.000 millones de dólares para el 2020. Ya la decisión 1/CP16 de la anterior reunión en Cancún había creado el Fondo que debería ser gobernado por una junta de 24 miembros, pero las decisiones del Comité de Transición encargado de su diseño detallado no se han aplicado aún en su totalidad.

Pero en la conferencia inaugural, el presidente surafricano, Jacob Zuma, hizo un llamado de atención que bien puede servir de ejemplo para el diseño de políticas públicas en Colombia, independiente de cual sea su área: “el cambio climático ya no es solo un desafío medioambiental, sino un desafío para el desarrollo”.

Y digo que es especialmente relevante esta afirmación porque un país que, como consecuencia del cambio climático, la ineficiencia administrativa, la crisis de infraestructura y la prevalencia de conductas individuales no amigables con el medio ambiente, tiene hoy 11 troncales viales principales colapsadas, 33 vías secundarias con complicaciones y 2.600 tramos rurales destruidos, como cita la última revista Semana, no puede pensar en sendas superiores de desarrollo económico, resueltas a través de mayores niveles de competitividad.

Sin embargo, el informe detallado de la revista Semana afirma que “de las 4.250 obras que se aprobaron para mitigación de los efectos de las lluvias -por 1,65 billones de pesos- 400 ya están terminadas, 680 están a punto de terminar y la inmensa mayoría llevan más de la mitad del trabajo”, lo que implica incluso una ejecución más alta de aquella a la que nos tienen acostumbrados a los colombianos en ciudades como Bogotá, cuya malla vial reproduce muchos de los males de la planeación nacional.

Si bien los gobiernos nacionales, locales y las instituciones supranacionales deben garantizar la construcción de acuerdos políticos y económicos en torno al cambio climático, los ciudadanos debemos entender que eso no es suficiente, como lo demuestra, por lo menos para el caso colombiano coyuntural referido a la construcción de obras para la mitigación de los efectos de esta segunda ola invernal, la alta ejecución presupuestal del gobierno Santos.

El aumento de las lluvias a nivel global obedece a una intervención desmedida del hombre sobre el medio ambiente, generando entre muchas otras consecuencias nefastas, el calentamiento global y el cambio climático. Sin una cultura ciudadana que haga menos invasiva nuestra existencia en este planeta, no habrá dinero que pueda garantizar la sostenibilidad ambiental. En este escenario, temas como la competitividad, se vuelven irrelevantes, porque solo podrían ser competitivos quienes viven, o mejor, quienes sobrevivan.

Ojalá en un año no tengamos que escribir, otra vez, el mismo artículo.

Publicado en La Tarde el 29 de noviembre de 2011 en  http://www.latarde.com/opinion/columnistas/51759-deja-vu.html

domingo, 27 de noviembre de 2011

Inglaterra y Turquía: oportunidades y lecciones


Investigación- Política Exterior y Defensa Nacional
Alejandro Ramírez Restrepo

Inglaterra y Turquía: oportunidades y lecciones

Surgen dos comentarios puntuales sobre la reciente gira europea hecha por el Presidente Juan Manuel Santos y su canciller María Ángela Holguín, adicionales al señalamiento de los logros evidentes que ha dejado el viaje en los campos político, diplomático, comercial, de relaciones públicas y seguridad.

Los estadistas exitosos se caracterizan, en buena medida, por maximizar las oportunidades que su momento histórico les depara. Los británicos han sido asiduos practicantes de la Realpolitk y se encuentran en una permanente búsqueda de la satisfacción de sus intereses nacionales. Bajo está óptica es que el gobierno inglés se ha "nuevamente enamorado" de Latinoamérica, como lo resalta  The Economist en su artículo Canning´s ghost, y desde ya hace algunos años viene realizando diferentes tareas que buscan, además de aumentar significativamente el casi estéril comercio existente entre la región y el Reino Unido, reconocer los movimientos geopolíticos que se vienen dando en el planeta, siendo uno de ellos, el alto dinamismo económico de países como Brasil, Argentina, Chile y Colombia, así como su correspondiente nuevo peso específico en la arena internacional.

El presidente colombiano ha identificado la oportunidad. En sus declaraciones a los medios ha dejado entrever que  los ingleses se encuentran muy interesados en Colombia y queda la sensación, para el ojo inexperto, que el fortalecimiento de las relaciones entre Bogotá y Londres es un fenómeno aislado, antes que una tendencia en la región, promovida por los propios británicos. Por supuesto, esto no tiene absolutamente nada de infame. Obviamente el mandatario busca sumar puntos ante la opinión pública nacional, pero lo sinceramente notorio es la identificación de una ocasión y su aprovechamiento para los intereses nacionales, que como se ha observado durante la última semana, parece ser que no los asemeja exclusivamente con asuntos comerciales y de inversión, sino con el impulso de agendas particulares y de mucho vuelo, como el tema de las drogas.

En segundo lugar, debe manifestarse que por medio de las relaciones internacionales y su estudio, se pueden recopilar experiencias provechosas y negativas para así sacar conclusiones y obtener consejos sobre qué camino tomar y cómo andarlo. La reciente inauguración de la embajada colombiana en Ankara puede ayudar también a Colombia en la recopilación de información vital sobre cómo proyectar poder e influencia nacional a nivel regional e incluso global.

Turquía hace parte con Colombia de lo que algunos expertos e inversionistas internacionales han denominado los CIVETS, economías emergentes y vibrantes, de notables dimensiones y con poblaciones jóvenes. El término hace referencia casi exclusiva a los asuntos relacionados con la economía de estas naciones, pero desde un punto de vista práctico, deben desprenderse también serias implicaciones geopolíticas.

El gobierno de Ankara, que es el lejano sucesor del otrora poderoso y basto Imperio Otomano se ha convertido en un jugador influyente en numerosos temas: las relaciones entre Europa y el Próximo Oriente, el conflicto árabe-israelí, el Irán nuclear, la presencia de los Estados Unidos en la zona, especialmente en Irak y más recientemente en los desarrollos de la denominada Primavera Árabe. Su rol ha sido muy significativo en la actual crisis siria, su vecino en el sureste.

Pero, ¿cómo construyó Turquía su decisiva influencia en los asuntos del gobierno de Damasco?

Simon Tisdall indica en  The Guardian, en su artículo Turkey has a key role in Syria - now and in the future, que:

“Until the uprising tore apart old certainties, the Turkish prime minister, Recep Tayyip Erdogan, had invested considerable capital in improved ties with Syria, with which Turkey almost went to war in the 1990s. A turning point came with the 2004 free trade agreement. This interdependence now gives Turkey significant economic leverage. Ankara has already imposed unilateral sanctions and is considering additional measures including a cut in electricity supplies”.

Turquía se encuentra en una verdadera posición de poder para mantener estas sanciones y hacer creíble cualquier futura acción, gracias a su respetable capacidad militar. Los turcos afrontan serias amenazas al interior de su territorio, representadas especialmente en el grupo armado PKK, Partido de los Trabajadores de Kurdistán en turco, pero el grueso de su poder está concebido y predispuesto para la acción regional e incluso extraregional. En la década de los 80 se inició un profundo plan de modernización, todavía en proceso, que busca, entre otros, producir los equipos que demande con tecnología propia, y desde 1952 es miembro activo de la alianza militar más importante sobre la tierra: la Organización del Tratado del Atlántico Norte, OTAN.

Quizás afortunadamente, Colombia no se encuentra ubicada en una región tan inestable y peligrosa como Turquía, pero alrededor de ella han existido, y todavía persisten, potenciales amenazas que pueden hacer peligrar al Estado colombiano. Esta reflexión no es un llamado a la guerra ni a una desorganizada carrera armamentista, pero sí se busca resaltar que la proyección de poder se sustenta sobre los aparatos armados. En tiempos de paz y estabilidad éstos pueden parecer innecesarios, pero en tiempos de crisis es cuando más se les extraña. El comercio, el derecho internacional y la opinión pública global son herramientas que deben ser exprimidas por los líderes nacionales. Asimismo las fuerzas armadas deben existir y estar preparadas para afrontar los peores escenarios posibles.

martes, 22 de noviembre de 2011

¿Cómo vamos en Pereira?


Columna La Tarde
Fundación Kíos

¿Cómo vamos en Pereira?

La semana pasada se dieron a conocer los resultados de la Encuesta de Percepción Ciudadana realizada por el Programa Pereira Cómo Vamos en el 2011.

Esta medición arroja algunos datos sobre el clima de opinión en la ciudad y permite obtener un balance general sobre la valoración que hace la comunidad respecto de las políticas desarrolladas por la actual administración municipal. Así mismo, los resultados pueden servir como insumo para la construcción del próximo Plan de Desarrollo, el cual deberá recoger todas las aspiraciones y demandas colectivas para construir las bases del desarrollo futuro de la ciudad y su entorno metropolitano.
 
Uno de las principales conclusiones de la Encuesta hace referencia a la sensación de optimismo y satisfacción generalizada del pueblo pereirano, así como del orgullo que se siente por la ciudad. Ello se complementa con la percepción positiva que tiene la ciudadanía sobre los servicios públicos, el transporte, la educación y la salud. En materia de infraestructura urbana, los pereiranos opinan que la ciudad es un buen lugar para vivir, debido a la existencia de condiciones favorables para la movilidad y la progresiva satisfacción de las necesidades básicas de la comunidad.

No hay duda de que este sentimiento de confianza, reposa, en alguna medida, en la gestión del alcalde saliente, el cual tiene una alta favorabilidad, incluso superior a la media obtenida por los mandatarios de las ciudades intermedias colombianas que hacen parte de la Red Cómo Vamos. Pese a ello, el desempleo sigue siendo el gran lunar de las políticas públicas municipales. La ausencia de ingresos estables en gran parte de las familias, unida al crecimiento galopante de la informalidad laboral, son fenómenos preocupantes en una ciudad en la que la oferta de puestos de trabajo es precaria e insuficiente.

Las mediciones de percepción pueden ser interpretadas de múltiples formas según la arista con la que se miren. No obstante, tienen el gran mérito de identificar las preferencias ciudadanas presentes en la agenda pública con el fin de que éstas puedan ser incluidas en las agendas de gobierno de los tomadores de decisiones. El próximo alcalde de la ciudad debe reconocer que avanzar hacia el desarrollo equitativo y el buen vivir requiere implementar una estrategia audaz contra el desempleo, que involucre la participación del sector privado, las organizaciones civiles y la academia, en el marco de políticas de fomento al emprendimiento, la innovación, la cualificación de la mano de obra, la competitividad y el aprovechamiento de los factores productivos regionales.

Publicado en La Tarde el 22 de noviembre de 2011 en  http://www.latarde.com/opinion/columnistas/51448-como-vamos-en-pereira.html

domingo, 20 de noviembre de 2011

Consideraciones de un viaje


Investigación- Política Exterior y Defensa Nacional
Alejandro Ramírez Restrepo

Consideraciones sobre un viaje

Cuando Barack Obama se convirtió en el cuadragésimo cuarto presidente de los Estados Unidos, una buena parte del planeta respiró aliviada debido a que suponía que a la Casa Blanca llegaban aires propios de la modernidad, el multilateralismo y el entendimiento global culto y sensato. Los días en que George W. Bush y su banda de neo-conservadores azotaron al mundo con su visión egoísta, ignorante y despreciativa hacia las complejidades y diversidad del planeta llegaban a su fin. 

Cuando el Air Force One aterrice este fin de semana en la base Andrews, cerca a Washington, D.C., trayendo al presidente de su gira por el Pacífico, Australia y el Sudeste Asiático, descenderá un mandatario que, más allá de su imagen, ha ido construyendo una política exterior signada por más elementos propios de la Realpolitik que del idealismo puro.

Reconociendo los límites del poder americano en el siglo XXI, después de las intervenciones de su país en Afganistán e Irak principalmente, el presidente de los Estados Unidos ha venido delineando un accionar político que busca hacer verdadero contrapeso a las ambiciones y aspiraciones globales de la China continental, construyendo una especie de cerrojo sobre ella y que, por lo que se puede desprender de declaraciones de altos funcionarios del país asiático, entre las que destacan las del Primer Ministro Wen Jiabao, genera serias preocupaciones, o por lo menos algunas molestias, en los círculos del poder chino. 

Mientras Obama se preparaba para salir de Hawai, de la serie de reuniones de la APEC (foro de Cooperación Económica del Asia-Pacífico), que presidió en su estado natal, hacia Australia, en el senado de los Estados Unidos el secretario de defensa, Leon Panetta, reconvenía al senador de Arizona, ex candidato presidencial republicano en 2008, John McCain, por pasar en alto la calidad de democracia soberana del Estado iraquí. La salida completa de las tropas norteamericanas, señalada para el 31 de diciembre de 2011, es producto del respeto de Washington hacia la independencia de Bagdad y el respeto de sus necesidades.

Más allá de este planteamiento legalista, los analistas pueden extraer el real efecto de dicha salida. La atención de los Estados Unidos ahora se dirigirá hacia regiones que poseen mayor peso estratégico, siendo una de las prioritarias, sino la más, el Asia-Pacífico. Un movimiento profundamente transformativo de la alta política internacional y la geoestrategia global.

En Australia anunció el uso de bases en territorio de este país; en Bali, Indonesia, donde se convertirá en el primer presidente estadounidense en atender la conferencia de países del Este Asiático, se reunió separadamente con el Primer Ministro de la India, Manmohan Singh y los presidentes de Indonesia, Susilo Bambang Yudhoyono, y Filipinas, Begnino S. Aquino, III. Además de los temas particulares de las agendas bilaterales, Obama y los líderes de estos países manifestaron en lenguaje abierto y sin ambivalencias de ningún tipo, lo positivo y necesario de contar con los Estados Unidos como actor dinámico y participativo en la región.

En términos diplomáticos el hecho anterior no es de poca monta debido a la íntegra competencia existente entre la China e India y a los más recientes desencuentros entre Beijing y los gobiernos de Manila y Jakarta, especialmente por la soberanía en las aguas del Mar de la China Meridional, ricas en hidrocarburos y otros bienes minerales. 

El presidente Obama agregaría en su gira el anuncio de la visita de su secretaria de estado, Hillary Rodham Clinton a Myanmar, nación que hasta hace sólo unos meses se encontraba plenamente alineada a los intereses chinos. Ahora con la salida del poder, por lo menos nominalmente, de los militares y la liberación de la premio Nobel de la Paz, Daw Aung San Suu Kyi, los Estados Unidos se encuentran dispuestos a aliviar las relaciones entre los dos países, buscando el fin, en palabras de Obama, de "la persecución de los reformistas democráticos, la brutalidad mostrada en contra de las minorías y la concentración de poder en manos de unos pocos militares".

Por supuesto, las motivaciones obvias van más allá de las arriba enunciadas y pasan por la ubicación geográfica de Burma (como también es conocida esta nación) entre India y China, donde la segunda viene planeando desde hace varios años la construcción de un oleoducto estratégico que le permitiría transportar crudo proveniente desde el Golfo Pérsico directamente a la provincia interna de Yunnan, sin tener que pasar por el Estrecho de Malaca, y la existencia apreciable de petróleo y, especialmente, gas.

Como bien se puede observar, sin ser única prueba, la gira por la región del Océano Pacífico de Barack Obama señala que el mandatario que llegó al poder sobre una plataforma ideológica típica wilsoniana, distinguida por un celoso resguardo de premisas morales, humanistas y universales y el respeto incólume al derecho internacional, ha terminado intuyendo, identificando y, lo más valioso, actuando bajo premisas indudablemente más rústicas y menos nobles y altruistas que las del presidente Woodrow Wilson, como lo son el miedo (phobos), el interés propio (kerdos) e incluso el honor (doxa).

Estas tres últimas las encontramos constantemente guiando a los líderes virtuosos anteriores a Obama cuando sus sociedades debieron resistir los retos más sublimes. Hoy, cuando los Estados Unidos deben encarar múltiples y directos desafíos a su liderazgo y a sus intereses nacionales, la clave para lidiar con esta situación no yace en desconocer las realidades que se desprenden de los temores, intereses y el honor estadounidense, sino reconociéndolos y apropiándoselos para así obtener el resultado más apto. 

La política de la administración Obama hacia China no será perfecta pero debe reconocerse que ha enfrentado este lance hacia los Estados Unidos sin romanticismos manidos ni desconocimiento de las limitaciones y fortalezas, tanto propias como ajenas. Esto puede ser decepcionante para muchos de los que lo eligieron y apoyaron porque tenían esperanzas idílicas de cambio en la política internacional. Pero en definitiva, debe afirmarse que el presente accionar resulta ser responsable y sabio.          

Imagen tomada de http://www.prensa-latina.cu/index.php?option=com_content&task=view&id=449255&Itemid=1

viernes, 18 de noviembre de 2011

A poner las Farc en su sitio


Columna de opinión
Gnothi Seauton

A poner a las Farc en su sitio

Pregunta hoy Fernando Londoño en su columna Adiós a las Farc ¿por qué, después de haber dado de baja a Alfonso Cano, Colombia no reclama su victoria contundente sobre las Farc? Este válido cuestionamiento hace parte del debate que ha surgido después del golpe sufrido por esa organización guerrillera a manos del Estado colombiano y sus Fuerzas Armadas.

Un debate que no es de poca monta. Algunos, una clara minoría como el columnista mencionado, consideran que la desaparición de Cano es equivalente a la desaparición de las Farc como guerrilla y como entidad política. Otros, la mayoría, augura un futuro sombrío para esta organización caracterizado por su descomposición ideológica y una profundización de sus rasgos criminales como el narcotráfico y otras actividades relacionadas con el crimen organizado y/o la delincuencia común, y sin embargo, para esta mayoría, la solución negociada del conflicto armado interno colombiano debe tener lugar prioritario en la agenda nacional. 

Acá la mayoría se divide en un espectro que va desde aquellos que consideran que cualquier negociación debe girar exclusivamente en torno al sometimiento a la justicia y la desmovilización hasta quienes todavía contemplan a las Farc como interlocutor político válido para resolver querellas de naturaleza política, social, económica y cultural, debido a que la razón de la lucha de éstas es más que legítima y justificada.

Unos y otros, los que abogan por la inexistencia del grupo guerrillero hasta quienes señalan la justeza de su presencia, guiados por objetivos y argumentos diametralmente opuestos, por supuesto, se encuentran convencidos de que el fin de las Farc posibilitará una era de desarrollo, bienestar y paz en Colombia.

Luigi Barzini, periodista y escritor italiano advirtió alguna vez, quizás medio en broma, medio en serio, que "Italia ha sido crónicamente inestable desde el cuatro de septiembre del 476, día en que el último emperador romano, Rómulo Augústulo, fue depuesto por el líder germánico Odoacro". El comentario, algo cínico ciertamente, puede proveer una seria idea del futuro panorama colombiano después de la muerte de Cano e incluso después de desaparecidas las Farc.        

La guerrilla de Marulanda, Arenas y compañía, ha sido un azote para los colombianos en general y lo más seguro es que continuará siéndolo durante varios años, tal vez décadas más. No por eso este país se encuentra obligado a explicar sus problemas, sus logros, su misma existencia, alrededor de ella. 

Continuando con el ejemplo de Italia, que no es el único que nos puede ayudar a comprender lo marginal que es esa organización guerrillera en términos estratégicos para el futuro de este país, se podría apuntar, a manera de analogía, "que las Farc son a Colombia lo que la mafia es a Italia". 47 años de vida tiene esta organización subversiva y ha golpeado sistemáticamente en muchas de sus fibras al pueblo colombiano: asesinatos, secuestros, narcotráfico, robo, corrupción. Las primeras menciones a la mafia y sus mafiosos aparecen en Italia en diferentes ámbitos en la década de 1860 y desde allí ha dejado una estela muy similar. Aún así Italia, con graves y numerosos problemas, además de la mafia misma, es famosa por Ferrari, Prada, Benetton y el gigante industrial Fiat. Es visitada cada año por más de 4o millones de turistas. ¿No puede Colombia "replicar" en alguna medida esa experiencia? Si es así, ¿cuáles son los verdaderos obstáculos para acometer estos logros? ¿O son las Farc tan poderosas que logran eliminar estas posibilidades?    

Por supuesto que las razones de la convulsionada vida italiana son significativamente distintas a las que determinan la inestabilidad colombiana. Pero comprender lo más pronto posible que las Farc no son la causa de las desdichas colombianas y por mucho llegarán a ser un síntoma terciario, termina siendo esencial para poder abordar vigorosamente las distintas agendas estratégicas que todavía están pendientes para satisfacer los máximos intereses nacionales: construir y robustecer sistemas de educación y seguridad social universales, no asistencialistas y de máxima categoría; recolectar de manera impecable, justa y apropiada, los impuestos y tributos; y continuar con el afianzamiento de la presencia del Estado colombiano en la totalidad de su geografía.

Este punto último es de recalcar porque de la misma forma como advertimos que las Farc no fueron, ni son, la explicación de nuestros problemas, tampoco es la razón de ser, única o tan si quiera la número uno, de nuestras Fuerzas Armadas. Estratégicamente hablando, el Estado colombiano cuenta con un serio déficit en lo que tiene que ver con el control de su territorio. Éste se hace con profesores, médicos, notarios y jueces pero ineludiblemente la responsabilidad primaria es de soldados y policías. 

Por eso resultan errados los llamados de algunos comentaristas a que el país comience a reducir su gasto militar para dedicarlo a los estudiantes y a la población en general. Esa discrepancia es falsa. Aparte de Venezuela, los Estados que más se han empeñado en reforzar y modernizar con armamentos y doctrinas de punta sus Fuerzas Militares, son el Brasil y Chile. Lo uno no excluye lo otro. Es evidente, eso sí, que los estadistas responsables de tomar estas decisiones deben afrontar el reto de establecer cuál es la combinación acertada de estos componentes para cada una de sus sociedades. 

Dejemos a un lado, pues, el "san benito" de las Farc. Fueron una amenaza poderosa más no la clave para las desgracias nacionales. Hoy son una perturbación grotesca, en unas regiones más que en otras, pero en términos generales es mínima su influencia. El Estado tiene la responsabilidad de continuar persiguiéndola y si se llegan a abrir espacios de entendimiento, éstos deben forjarse bajo los lineamientos del Estado y la sociedad colombiana. 

No cabe duda. Este flagelo continuará por un considerable tiempo. Por ello, cae en manos de los líderes nacionales señalar a la opinión pública las verdaderas dimensiones y la forma cómo serán manejadas las Farc, y presentar la real agenda para construir el futuro del país.

Imagen tomada de: http://www.elheraldo.co/nacional/santos-viaja-a-popay-n-donde-est-el-cad-ver-de-alfonso-cano-44632


miércoles, 16 de noviembre de 2011

Posibilidades de un nuevo enfoque contra las drogas


Investigación- Política Exterior y Defensa Nacional

Alejandro Ramírez Restrepo

 

Posibilidades de un nuevo enfoque contra las drogas

 

The Observer, semanario hermano del mucho más conocido The Guardian, publicó este domingo una nota sobre el presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, y su llamativa avanzada mediática previa a su visita al gobierno de Su Majestad la Reina Isabel II. Advirtió el presidente colombiano que su viaje busca promocionar la inversión inglesa, así como mostrar la nueva cara del país en Europa, ya que los días en que Colombia era identificada como una nación en franco estado de descomposición política e institucional han dado paso a unos apreciables números positivos económicos y a unos indicadores sobre seguridad ostensiblemente mejores a los de hace una década.

Aprovechó, de paso el presidente, para mover nuevamente el debate sobre el enfoque de la guerra mundial contra las drogas, diciendo:

Advirtió, eso sí, que esta transformación hacia la eventualidad de la legalización, debía ser producto de una coordinación global de políticas públicas debido a que:


Hecha esa importante y pragmática advertencia, Santos se aventuró a hablar de manera concreta sobre cuáles podrían ser las modificaciones que el enfoque de la guerra contra las drogas sufriría y que serían bien recibidas por su administración, y otras como la de México, indicando que:


Como lo señalan en la nota, el discurso del presidente en esta materia es llamativo. Habla francamente sobre la necesidad/posibilidad de cambiar el enfoque hacia la marihuana, algo que ha tomado mucha fuerza, especialmente en algunos de los estados de la Unión Americana como California, en donde en 2010 se realizó una votación que buscaba legalizar varias actividades relacionadas con el cannabis, pero perdió por 10 puntos porcentuales (45%-55%). Para las elecciones de 2012 es casi seguro que estas propuestas electorales se volverán a presentar y no solo en California, sino en otros estados de la Unión.

Pero más impactante aún resulta ser el llamado del Presidente a la discusión por un tratamiento similar al de la marihuana para con la cocaína que es, sin duda, la droga más dañina para la institucionalidad colombiana.

A propósito de su entrevista con el mandatario colombiano, The Observer lanzó en ese mismo fin de semana un severo editorial en contra de la clase dirigente inglesa titulado The war on drugs and the shameful silence of our politicians. Señaló el semanario que en círculos privados los políticos más influyentes y experimentados dicen simpatizar con una nueva discusión sobre la legalización de las drogas:

Común y corriente


Columna La Tarde
Fundación Kíos

Común y corriente

La reforma a la ley 30 es urgente. El sistema educativo colombiano carece de herramientas efectivas para aumentar la calidad y aún debe hacer esfuerzos importantes para garantizar la cobertura universal.

No puede esperar ser un país que avance decididamente hacia sendas superiores de desarrollo, sin promover la gratuidad en niveles básicos, sin invertir cada vez más en investigación y sin privilegiar estándares que le permitan competir internacionalmente con estudiantes extranjeros.

El problema es que tanto la gratuidad, como el mejoramiento de la calidad y el aumento de cobertura cuestan mucho dinero, mientras exigen también compromisos importantes de todos los actores involucrados en el sistema. Por eso resulta difícil entender las exigencias del movimiento estudiantil, que además rechaza el proyecto con posiciones tan poco constructivas como “si no lo retiran, no regreso a las aulas”. Quieren mejoras con las que todos estamos de acuerdo, pero exigen que se impida inyectar al sector recursos económicos que son necesarios e indispensables para lograrlas. Más cobertura pero sin nuevos recursos. Más calidad pero sin inversión privada. Mejores salarios para docentes pero sin permitir a quienes ya han demostrado interés en invertir, que lo hagan.  

Si no es a través de inversión privada, el gobierno deberá aumentar las cargas tributarias para financiar el gran cambio que todos exigimos en el sector educativo. Esas son las únicas dos opciones.

Pero, por otro lado,  los estudiantes han sabido ganarse el apoyo de diversos sectores, gracias a una novedosa, pero no por ello sorprendente, estrategia de reclamar pacíficamente. Aunque el país debe reconocer que estas manifestaciones llenas de besos, abrazos y cuerpos desnudos corriendo por las ya caóticas vías de nuestras ciudades, resultan refrescantes en un país tan violento como el nuestro, ese no debe ser el motivo por el cual los estudiantes, que pacíficamente también colapsan las ciudades, deban ser apoyados. Las reivindicaciones a través de medios no violentos son un deber de las ciudadanías civilizadas, no es un favor que los manifestantes le hacen a la civilidad.

Los estudiantes deben ser apoyados masivamente cuando hagan propuestas sensatas, desde el conocimiento de la historia y la economía, principalmente. Hoy hemos visto más besos y abrazos que propuestas concretas. Y aunque eso, insistimos, es un avance frente a la época de las papas bombas y el vacío propositivo a que nos tenían acostumbrados, el país debe exigir más de quienes, por naturaleza, deberían apropiarse de este debate. Que las marchas sean pacíficas no las hace democráticas, en el sentido estricto de la palabra.

Pero a pesar de que sus reivindicaciones carecen hoy de un sustento argumentativo poderoso, a pesar de que las materializan fuera del espacio natural de la misma academia, a pesar de que hayan desatendido el llamado de un gobierno que está dispuesto a revisar el texto inicial de la reforma propuesta, nada justifica que el director nacional de noticias de la mañana de uno de los principales conglomerados informativos del país, el exvicepresidente Francisco Santos, proponga en su videoblog de la semana pasada que se deben usar métodos más efectivos para controlar a los estudiantes como las descargas eléctricas que permitirían a la Policía capturarlos para contener sus manifestaciones masivas de inconformidad.

Si a Hernán Darío Gómez, extécnico de la selección Colombia, le exigieron su renuncia luego de golpear a una mujer, en un acto reprochable desde donde se le mire, con los argumentos de que era una figura pública que había actuado mal, dando un mensaje equivocado que podía incitar a la violencia en un país ya suficientemente golpeado por ella, el exvicepresidente ya debía haber renunciado, los patrocinadores de RCN ya debían haber retirado la pauta, y medio país, incluyendo a su primo presidente, debían haberle exigido de manera vehemente dar un paso al costado.

Si continuamos así, seguiremos siendo un país muy común y corriente.

Publicado en La Tarde el 16 de noviembre de 2011 en: http://www.latarde.com/opinion/columnistas/51177-comun-y-corriente.html

martes, 8 de noviembre de 2011

Lecciones históricas para una Colombia posturibista


Columna La Tarde
Fundación Kíos

Lecciones históricas para una Colombia posturibista

Con la muerte de alias ‘Alfonso Cano’, el expresidente Álvaro Uribe ve terminar, por fin, el mes menos afortunado para su cada vez más debilitada imagen desde que abandonó el Palacio de Nariño.

Bogotá eligió a Petro como alcalde, quien derrotó al candidato uribista por casi doscientos mil votos. Sus apuestas electorales en Atlántico, Antioquia, Bolívar, La Guajira, Quindío, Medellín y Bucaramanga, también resultaron perdedoras. El gobierno de su sucesor logró, además, que el gobierno de Estados Unidos aprobara el Tratado de Libre Comercio con Colombia, quizás la más reconocida obsesión del gobierno Uribe en el terreno de la economía internacional. Pero también, mediante una audaz reforma estatal, Santos rectificó algunas decisiones uribistas frente a la organización de los ministerios y liquidó el DAS, uno de los soportes estructurales, para bien o para mal, de la política de seguridad del anterior gobierno.

Pero quizás la más desafortunada de sus apreciaciones públicas recientes, que no solo por su condición, sino también por vocación, suelen ser ahora casi todas, fue aquella según la cual acusó a las Fuerzas Militares de deficiencias en su desempeño a causa de la baja moral entre sus hombres. A pesar de que el general Rey declaró que el expresidente se equivocaba, la muerte de ‘Cano’ es la mejor respuesta a las declaraciones  aparentemente equivocadas del exmandatario.

Muchos de los eventos que conmueven a la opinión pública hoy y que reconfiguran el destino de esta nación, son obviamente resultado de una sucesión de decisiones y ejecuciones públicas. Sería ingenuo no reconocerlo. Si Pastrana no agota públicamente la opción del diálogo, sacrificando su capital y credibilidad política junto a sillas vacías, seguramente Uribe no hubiera sido presidente de Colombia. Si Pastrana no hubiera decidido jugársela por la profesionalización del Ejército, a Uribe le hubiera costado mucho más acorralar militarmente a las Farc, como sucedió en los dos cuatrienios pasados. Y sin ello, Santos no podría estar entregándole al país realizaciones como las que está evidenciando.

Pero aunque una parte importante del ajedrez del conflicto armado colombiano se juega en el campo militar, y en ese sentido victorias estratégicas como la muerte de ‘Cano’ son importantes para inclinar la balanza a favor de quienes luchan desde la institucionalidad, la partida sigue siendo compleja y faltan muchas jugadas antes del mate.  La ventaja real de los éxitos militares, como lo demuestran otros procesos de pacificación alrededor del mundo, consiste en que deslegitiman, paradójicamente, la necesidad de la confrontación bélica posterior para imponer posiciones de poder político, al debilitar estratégicamente al adversario, obligándolo a buscar soluciones dialogadas.

Que Petro esté desde enero próximo en el Palacio Liévano, legitimado por casi 730.000 ciudadanos, y que casi todos aquellos que decidieron lograr los mismos objetivos desde el monte hoy estén o capturados o muertos, es una lección esperanzadora para el futuro de este país y una muestra irrefutable de que la política es mejor que el terrorismo como herramienta de cambio social. Solo falta que todos, y no solo la mitad de los colombianos, juguemos como peones de la democracia esta partida que no deberíamos tener la opción de ver desde la barrera.

Este mes parece ser entonces especialmente importante para el futuro inmediato de nuestro país. Además de haber elegido a los responsables de tomar las decisiones locales y regionales durante los próximos años, la minoritaria ciudadanía responsable y el aún nuevo gobierno de Colombia demostraron nuevamente, y ahora de forma contundente,  que sí hay país y sí hay futuro después de Uribe.

Publicado en La Tarde el 8 de noviembre de 2011: http://www.latarde.com/opinion/columnistas/50754-lecciones-historicas-para-una-colombia-posturibista.html

martes, 1 de noviembre de 2011

La descentralización no es sinónimo de corrupción


Columna La Tarde
Fundación Kíos

La descentralización no es sinónimo de corrupción

En una reciente columna periodística, Daniel Samper Pizano argumenta que la elección popular de alcaldes y gobernadores ha sido un cáncer para el Estado colombiano. Para llegar a tal conclusión, plantea que la autonomía política de las entidades territoriales para elegir a sus autoridades, ha permitido la injerencia de fuerzas clientelistas y grupos armados al margen de la ley en las dinámicas electorales propias de municipios y departamentos, dadas las débiles capacidades institucionales de los territorios así como la progresiva entronización de élites y cacicazgos tradicionales en las esferas de poder local.

Pese a que muchas de estas reflexiones pueden representar lo que ha pasado en muchos territorios del país, es momento de plantear una defensa frente a la descentralización, como uno de los principales logros obtenidos con la expedición de la carta política de 1991. No hay duda de que la redistribución del poder en el territorio ha permitido que las comunidades logren definir proyectos colectivos de desarrollo, en función de sus potencialidades. Así mismo, el Estado ha logrado optimizar las respuestas efectivas frente a las aspiraciones ciudadanas, a través del fortalecimiento del rol de proximidad y cercanía de alcaldes y gobernadores. La evidencia empírica, nos indica que a partir del manejo descentralizado de los recursos se han aumentado las coberturas de algunos servicios públicos vitales para el bienestar y el desarrollo humano en determinadas zonas del país. 

Los errores y omisiones del modelo descentralizado no pueden tomarse como juicios definitivos y absolutos, ni mucho menos como una condena para no avanzar en el fortalecimiento de la autonomía como preludio para garantizar la unidad en una nación tan diversa y heterogénea como la nuestra. No obstante, la revisión crítica y analítica de las fallas y obstáculos que presenta la descentralización política sí deben servir para generar una dinámica de mejoramiento continuo que involucre el fortalecimiento de la presencia estatal en el territorio como condición para el reforzamiento de la legitimidad.  Ello cobra especial relevancia cuando se tiene en cuenta que la descentralización no puede verse como un fin en sí mismo, sino como un medio para profundizar las bases y sustentos del sistema político democrático. En política hay un célebre aforismo que arguye que los problemas de la democracia solo se resuelven con más democracia. El verdadero cáncer consiste en no reconocer el valor de los logros obtenidos en la materialización de un Estado Social de Derecho, aún a pesar de sus lunares y sombras.