martes, 30 de agosto de 2011

¿Y nuestros niños qué?


Columna La Tarde
Fundación Kíos

¿Y nuestros niños qué?

Miriam Reyes, representante de Unicef en Colombia, manifestó la semana pasada que el 59% de los homicidios en el país son explicados por la violencia intrafamiliar y que mayoritariamente sus víctimas son menores de edad.

Si a esas declaraciones le sumamos lo presentado en el informe “Infancia colombiana en las puertas del genocidio”, en el que el Tribunal Internacional sobre la Infancia afectada por la Guerra y la Pobreza hizo evidente que en este país el año pasado se reclutaron casi 15.000 niños y fueron masacrados unos 5.000, el panorama es más que desesperanzador.

El diagnóstico alarma, y los estudios propositivos frente a la solución del problema no son contundentes. Algunos aseguran que la fórmula es disminuir los índices de pobreza, mejorando condiciones de accesibilidad a mejores oportunidades económicas. Otros, que el problema de la niñez colombiana es un problema de educación y cultura, y que mientras no dejemos a un lado las conductas violentas en lo cotidiano, poco importará ser pobres o no. Los restantes tienden a plantear soluciones que tienen que ver con modificar las superestructuras de atención social, argumentando que, por ejemplo, un deficiente y corrupto sistema de salud disminuye las probabilidades de éxito de una infancia desnutrida, sin vacunas y con tasas de embarazo adolescente e infantil cada vez más preocupantes, nada sorprendente en un país en el que solo el 48% de todos los nacimientos son deseados.

Ante un panorama como este, lo mínimo que deberíamos hacer los colombianos es, como estrategia de choque, promover y participar en la realización de campañas asistencialistas de manera masiva. La donación de recursos para aumentar la cobertura de los planes de vacunación, para disminuir los índices de desnutrición, para entregar a los niños y niñas de este país mejores útiles escolares, a partir de iniciativas, seguramente aisladas y puntuales, constituyen intenciones loables pero no tan efectivas para solucionar un  problema que pone en riesgo nuestra sostenibilidad como nación. Más libros, más jugos, más ropa y más suero oral, lograrán atender las necesidades de una población que hasta eso necesita.

Pero no podemos esperar que solo esas actividades solucionen el profundo problema generacional que tendremos que enfrentar en unos años, si nuestro comportamiento, insisto, en el mejor de los casos, se describe mediante iniciativas altruistas pero coyunturales.

Por eso, también es nuestra responsabilidad entregarles “patas abajo” un mundo que les estamos heredando “patas arriba”. Y para ello hay que hacer además muchas otras cosas que derivan todas del buen ejemplo. Y sentiré que los adultos cumplimos con eso, solo cuando les entreguemos un planeta con mejor aire para respirar, con más agua pura para beber. Un mundo con menos intolerancia entre nosotros y hacia ellos. Hogares en los que leer y jugar cumpliendo las reglas sean más frecuentes que gritar e imponerlas, donde ganar no justifique la trampa, donde perder no implique siempre tristeza, sino, al menos a veces, una oportunidad para aprender de nuestros errores con el fin de ser mejores cada día. Una ciudad que tome de manera responsable e informada sus decisiones, una que sabe qué dicen los candidatos a manejarla sobre sus niños y su futuro, una Pereira que además, sea capaz de exigirles que cumplan aquello que prometieron hacer para mejorar sus vidas. Una que entienda que salvarlos a ellos es también, de paso, salvar a los que parecemos incapaces de entregarles el mundo que se merecen.

Publicado en La Tarde el 30 de Agosto de 2011: http://www.latarde.com/opinion/columnistas/47217-iy-nuestro-ninos-que.html

miércoles, 24 de agosto de 2011

Barack Richard Obama Nixon


Investigación- Política Exterior y Defensa Nacional
Alejandro Ramírez Restrepo

Barack Richard Obama Nixon

Después del triunfo republicano en las elecciones de mitaca en el último noviembre, se sugirió que contando con un clima económico y social poco favorable, el presidente Obama debía buscar anotarse un éxito en política exterior de gran estatura para poder afrontar con posibilidades serias su intento de reelección. Se ofrecían como posibles escenarios Corea del Norte e Irán. Los éxitos a obtener en estos dos lugares por parte del presidente norteamericano podían ser de carácter bélico o diplomático, o incluso una refinada combinación de ambas opciones.

Simultáneamente, se cumplieron las efemérides de la presidencia de Richard Nixon, cuando a pesar de contar con un ambiente desfavorable en lo social y económico y de continuar enfrascado en la Guerra de Vietnam, obtuvo una apabullante victoria frente al candidato del partido demócrata, el senador George McGovern de Dakota del Sur. Se argumentó entonces que dicha victoria (60% del voto popular y 49 estados del Colegio Electoral) se debió en buena medida al éxito en política exterior que la historia habría de denominar la apertura de la China continental de 1972.

Diez meses después de la victoria de Obama en noviembre, es tiempo de adaptar el análisis a la situación actual. Mucha agua ha pasado bajo el puente. En diciembre de 2010 Mohammed Bouazizi, un vendedor ambulante tunecino se inmoló como protesta contra el regimen injusto y corrupto del presidente Zine El Abidine Ben Ali y surgió en pocas semanas lo que hoy todo el mundo reconoce como la primavera árabe. Pocos, en el Medio Oriente se han salvado de la ola de protestas y movimientos desobedientes y rebeldes que amparados bajo dicho término han surgido. Egipto, Siria, Bahrein y Libia han sido quizás los más sobresalientes, aunque de lejos no los únicos.

El primero de mayo último, fue dado de baja el forajido más perseguido en la historia de los Estados Unidos y de la humanidad. Osama Bin Laden terminó en el fondo del Océano Índico y le entregó, aunque por poco tiempo, 10 puntos más al mandatario norteamericano en las encuestas.

Observadores provenientes de todo el espectro político, casi de manera uniforme, califican en general la gestión de Obama en estos dos frentes como aceptable y apropiada. Esta noche, Karl Rove, el asesor político que llevó a George W. Bush desde Austin hasta la Casa Blanca, dijo en Fox News Network que calificaría la gestión de Obama en Libia con un B menos.

Debe tenerse en cuenta que estos analistas entregan casi sin disputa buenas notas en este frente, debido a que el electorado ahora se encuentra menos interesado en los asuntos de política exterior que en noviembre pasado e incluso que en noviembre de 2008 cuando Obama obtuvo la presidencia frente a John McCain y la crisis económica, aunque con mucha fuerza, apenas comenzaba.

Hoy el desempleo está por encima del 9%, el galón de gasolina supera los 4 dólares, durante los casi tres años de gobierno Obama la deuda norteamericana ha crecido más que en todos los ocho años del “manirroto” George Walker Bush y el default de la misma se esquivó por escasos milímetros.

Aún así, Obama todavía tiene muchas posibilidades de mantener la presidencia. No tanto porque falten 15 meses para el 6 de noviembre y “eso en política es una eternidad”. Aunque lo anterior es cierto, acá vamos a volver a recurrir al ejemplo que provee la experiencia presidencial del republicano Richard Nixon, que cada vez resulta ser más similar a la realidad que hoy día debe afrontar y que probablemente debará asumir en la hora cero de noviembre de 2012 Barack Hussein Obama.

En 1972 ya explicamos cuál era el ambiente de las elecciones: crisis económica y social, estancamiento en una guerra impopular y algunos éxitos, no exentos de controversia, en política exterior. Adicionalmente, el candidato que los demócratas proveyeron para la contienda electoral, ha sido de lejos el más liberal de todos lo candidatos de ese partido en la historia norteamericana. George McGovern apoyaba la creación de un estado de bienestar “a la europea” en los Estados Unidos. Prometía la salida incondicional de su país de Vietnam, sin valorar intereses o condición estratégica alguna. Demasiado radical para el gusto del centro, la mayoría silenciosa, americana.

Obama, en 2012, buscará su reelección bajo unas condiciones económicas críticas: un cierto descontento social, siendo el más vocal el proveniente del movimiento del Tea Party pero que no llega a tener las dimensiones con que contaron los estudiantes y afroamericanos en el 72 (y que despreciaban a muerte a Nixon); tres guerras impopulares pero mal que bien, aceptablemente manejadas (para este 31 de diciembre salen la totalidad de las tropas de carácter ofensivo de Irak, en Afganistán se reduce el número de efectivos y en Libia se ha sacado a un dictador sin enviar soldados y arriesgar preciosas vidas norteamericanas). Y se dio de baja a Osama Bin Laden.

Para revertir su débil situación política actual, Obama va a continuar dependiendo principalmente de un éxito (contundente) en política exterior, porque es poco probable que salve la situación económica, bien porque no alcanza el tiempo para que las políticas adoptadas muestren éxitos o bien porque el bloque radical republicano en el Congreso impida sacar adelante políticas para ser adoptadas. Así las cosas, lo que terminaría pintando un cuadro muy similar al de 1972 sería que los republicanos nominen a un radical proveniente de la derecha.

¿Es esto viable?

Para preocupación de los republicanos de centro existe material humano suficiente que pueda cumplir con esa caracterización. Ron Paul, libertario, no por ello deja de ser radical, es decir alejado del centro político, en la última encuesta de Gallup pierde hoy por tan sólo dos puntos contra Obama. Michelle Bachmann pierde por sólo cuatro puntos. Rick Perry empata. El único que le gana es Mitt Romney que es vapuleado por el sector extremo de su partido por poseer “perturbadoras” similitudes con Obama (especialmente el RomneyCare u ObamneyCare implementado durante su gobernación en Massachussets).

Lo sorprendente de esta medición es que los candidatos alineados claramente con el Tea Party, con el radicalismo (Perry, Bachmann y Paul), se encuentran en las mismas condiciones que el candidato del centro, el de la mayoría silenciosa (Romney), gracias al error estadístico. Es decir, al día de hoy, no uno ni dos sino tres, resultan viables como adversarios de Obama.  

Además, teniendo en cuenta que la prueba ácida para Romney va a ser el proceso de obtención del tiquete republicano, en donde se enfrentará a las bases del partido del elefante y en donde los elementos más partidistas y/o radicales se pueden organizar de mejor manera y sus números impactar considerablemente, debe confirmarse como no descabellado, sino totalmente viable que sea Perry, Bachmann e incluso, aunque poco probable, el propio Paul, quien termine enfrentándose a Obama en noviembre de 2012.

Hoy numerosos jóvenes, hispanos, jubilados e incluso afroamericanos se encuentran desenamorados de Obama. Pero ante la posibilidad de escoger entre su presidente y cualquiera de estas figuras que están fuertemente relacionadas con recortes a programas y subsidios, favorecimiento a las clases pudientes y endurecimiento de leyes, como las migratorias, terminarían volcándose a las urnas para ungir de nuevo a Obama como mandatario. 

Algo similar a lo ocurrido en 1972.

Imagen tomada: http://images.sodahead.com/polls/001935087/1820598242_img_bs_top___siegel_obama_nixon_195443717244_xlarge.jpeg

martes, 23 de agosto de 2011

La planeación del futuro de Pereira


Columna La Tarde
Fundación Kíos

La planeación del futuro de Pereira

Pereira y su entorno metropolitano están ad portas de abordar una discusión clave para lograr su desarrollo y expansión consecuente y equilibrada: el proceso de revisión y ajuste del Plan de Ordenamiento Territorial (POT), que se encuentra en fase de concertación y validación y espera ser radicado en el cabildo municipal en los próximos días. A través de este ejercicio, se lograrán definir los aspectos más importantes del crecimiento urbano, por medio del establecimiento de políticas que regulen el desarrollo metropolitano de manera coherente con las capacidades reales del territorio en términos de usos y vocación del suelo.

El Concejo tiene en su seno una ocasión de inigualables proporciones para dotar a la ciudad de un instrumento poderoso para abordar los desafíos que se generan tanto por el crecimiento demográfico como por la expansión física del municipio. En el primer caso, es evidente que el POT debe plantear propuestas para solucionar el déficit de vivienda que se puede presentar en Pereira en el mediano y largo plazo, por la mayor demanda de suelo urbano y el crecimiento sostenible del número de hogares. En el segundo caso, se debe garantizar que el crecimiento metropolitano responda a los principios de la sostenibilidad y la sustentabilidad, lo cual implica reforzar el componente de gestión del riesgo del POT, a través de una mejor disposición y ordenación de equipamientos. Ello deberá estar acompañado de la definición clara de normas que limiten los conflictos de uso, así como de políticas férreas que impidan y limiten el crecimiento desordenado o la construcción en zonas que presenten alto riesgo o amenaza.

En el mismo sentido, la revisión del POT puede convertirse en una ventana de oportunidad para reforzar las dinámicas de integración regional con los municipios que hacen parte del área metropolitana. No hay duda de que Pereira cuenta con una enorme vocación regional, que puede ser potenciada como condición para favorecer la competitividad y el desarrollo económico territorial, a través de la mejor ordenación de las actividades económicas y productivas en el espacio.

El POT señala un marco de mediano y largo plazo que puede orientar esta importante tarea, lo cual requiere el interés ciudadano tanto en su discusión como en la fase de aprobación. Si bien es cierto que no es posible determinar qué sucederá en el futuro, sí es posible comenzar a construir la bases de un destino mucho más equilibrado e incluyente, a través de instrumentos de planificación como este.

Publicado en La Tarde el 23 de agosto de 2011: http://www.latarde.com/opinion/columnistas/46845-la-planeacion-del-futuro-de-pereira.html

martes, 16 de agosto de 2011

Un país acomodado


Columna La Tarde
Fundación Kíos

Un país acomodado

Piaget entendió la acomodación como el proceso mediante el cual el sujeto modifica sus estructuras cognitivas para poder incorporar a ella nuevos objetos, mediante la creación de un nuevo esquema.

Es decir, el ejercicio a través del cual los individuos somos capaces de cambiar nuestras más profundas convicciones para justificar, mediante nuevas posiciones, contradicciones morales que no somos capaces de resolver.

Por ejemplo, como cuando alguien cuya estructura cognitiva le indica que hay que defender la libertad de expresión, que entiende vulnerada por la Ley Lleras, pero justifica la cooptación de aquel derecho que reivindica, mediante la ‘penetración’ de las cuentas de Twitter de un expresidente o del director de una revista que semanalmente hace reír a media Colombia con su crítica política. O como por ejemplo, cuando alguien celebra que se viole el derecho de libre expresión del exmandatario, pero se ofende cuando lo hacen con la de su columnista favorito.

Acomodación, en términos sicológicos, también hay cuando alguien, en nombre de un colectivo, como digamos, un partido político de color azul, entiende que aprobar el matrimonio entre personas del mismo sexo atenta más contra la moral de los colombianos, que estar involucrado en los máximos escándalos de corrupción de la historia reciente del país: la Dirección Nacional de Estupefacientes, la Superintendencia de Notariado, la parapolítica, la yidispolítica o Agro Ingreso Seguro.

Se dice que alguien justifica a través de maniobras discursivas poco coherentes los esquemas cognitivos que no puede soportar en la práctica diaria, cuando critica el sistema político colombiano, la alta capacidad corruptora del aparato público, la ineficiencia de los políticos, pero prefiere abstenerse cuando hay elecciones, para dedicarse los siguientes cuatro años a criticar a quienes sí prefirieron pararse de su cama en un domingo lluvioso a cumplir con el deber ciudadano del voto.

Acomodados, siguiendo a Piaget, quienes crucifican el acto de agresión del seleccionador nacional a una mujer, pero se alegran cuando su patrocinador, una empresa cervecera, le exige la renuncia por maltrato, mientras lleva explotando la figura femenina durante años a través de sus Chicas semidesnudas, como estrategia de mercadeo.

Acomodados los que piden la cabeza del ‘Bolillo’ a gritos, pero no revientan esos mismos micrófonos cuando se enteran que la justicia deja en libertad a un hombre que roció con ácido el rostro de una joven de 21 años, porque según el juez de garantías encargado de fallar, “el delito imputado…no comporta una medida de aseguramiento con detención preventiva”.

Acomodados los periodistas que denuncian la violencia de género y en la noche maltratan a sus hijos y a su pareja, protegidos por la privacidad de su caverna; los padres que culpan a la televisión de la violencia que reproducen sus hijos y los tuercen a trompadas cuando no se comen las habichuelas.

Acomodados somos todos. Colombia es un país cómodo, en el que muy pocos están dispuestos a medir siempre con la misma vara, a mirar antes la viga en el ojo propio que la paja en el ajeno. Y así, definitivamente, no se puede.

Publicado en La Tarde el 16 de agosto de 2011: http://www.latarde.com/opinion/columnistas/46495-un-pais-acomodado.html

martes, 9 de agosto de 2011

El primer año de la prosperidad democrática


Columna La Tarde
Fundación Kíos

El primer año de la prosperidad democrática

El primer año del gobierno Santos se ha caracterizado por la construcción de los pilares necesarios para edificar su visión de desarrollo, sustentada en la noción de prosperidad democrática.

No cabe duda de que ha utilizado gran parte de su capital político y liderazgo para posicionar temas críticos en la agenda política nacional, tales como la reparación a las víctimas y la restitución de tierras, logrando con ello rupturas significativas frente a las prioridades y enfoques del gobierno anterior. Ello se ha logrado no sólo por sus capacidades y conocimientos sobre la administración pública y el Estado, sino también por su olfato y agudeza política, lo cual acompañado de un estilo gerencial mucho más concertador, le ha permitido construir consensos con diferentes actores e instancias, lo mismo que recomponer relaciones con las Altas Cortes y fortalecer la interlocución con el Legislativo, en el marco de la Mesa de Unidad Nacional. 

Es posible sintetizar que estos doce meses han estado marcados por la impronta de la modernización institucional del país, no sólo en el plano de sus instancias y órganos, sino también en lo que respecta a la capacidad del Estado para responder con hechos de gobierno concretos frente a las cada vez más complejas demandas y aspiraciones de la comunidad. Estas premisas de cambio y transformación se han materializado tanto en la diversificación de las prioridades gubernamentales como en la forma de abordar y asumir los problemas, sobre la base de seguir construyendo sobre los avances y resultados logrados en el anterior mandato presidencial.

En el plano internacional, se han presentado cambios en los enfoques y prioridades de la política exterior y la política comercial. Frente a la primera de éstas, se han logrado recomponer las relaciones con nuestros principales vecinos, conscientes de que el aislacionismo continental no conviene a un país que sigue siendo percibido por algunos como “amenaza regional”. En el plano comercial, a la par con el fortalecimiento del cabildeo para la aprobación del TLC con Estados Unidos, hemos diversificado la firma de tratados comerciales con potenciales socios en diferentes latitudes, con especial énfasis en el Pacífico. En el plano interno, se respira un ambiente menos belicoso y combativo entre el Ejecutivo y otras instancias del poder, lo cual ha permitido impulsar reformas transcendentales para el país. Si bien el balance de este primer año es altamente positivo, quedan múltiples retos y desafíos para resolver en el camino de alcanzar la tan ansiada prosperidad democrática.

Publicado en La Tarde del 9 de agosto de 2011: http://www.latarde.com/opinion/columnistas/46139-el-primer-ano-de-la-prosperidad-democratica.html

martes, 2 de agosto de 2011

La responsabilidad de los medios, and the music

Columna La Tarde
Fundación Kíos

La responsabilidad de los medios, and the music

La semana pasada, a raíz de la muerte del maestro Joe Arroyo, el canal internacional de noticias en internet  NTN24, emitió una serie de entrevistas a modelos que, desde Colombiamoda, lamentaban su deceso en un inglés prehistórico, lo que ocasionó una verdadera ola de críticas en las redes sociales.

A las pocas horas de su emisión, el video de una periodista preguntando “What are your best memories of the Joe Arroyo” y de Carolina Cruz balbuceando “He´s a very happy person, and the music” eran Trend Topic en Twitter y, hasta que el canal decidió retirarlo de YouTube, aduciendo violación de derechos de autor, fue uno de los más visitados en Colombia y Sur América.

Nada de eso hubiera pasado si, en primer lugar, el departamento de recursos humanos del canal hubiera descartado la contratación de una periodista que no cumplía los estándares idiomáticos exigidos por un canal en inglés. Pero tampoco si Carolina Cruz, presentadora de su casa matriz, Nuestra Tele, hubiera reconocido que no estaba preparada para conceder una ‘entrevista’ en otro idioma, o si el editor de noticias hubiera decidido no emitir la nota o por su superficialidad – porque si, por ejemplo, la cosa hubiera sido en español, también hubieran hecho todos el ridículo- o por su  ininteligibilidad. Pero aún, si el afán informativo y la inmediatez de las noticias en la red hubiesen justificado que ninguno de los anteriores responsables detuviera la emisión, el director debió haber hecho algo al respecto. Cuatro filtros, cuatro equivocaciones que, de no cometerse, hubieran salvado a Nuestra Tele de un oso mayúsculo.

La hiperconectividad y la casi simultaneidad con que se emiten y se reciben las noticias y los diferentes contenidos mediáticos hoy, trasladan responsabilidades adicionales al comunicador. Hoy hay más fuentes para consultar y contrastar, hay más audiencias y estas son más diversas gracias a Internet, existen más canales y mayores posibilidades de verificación de la información por parte de los receptores del mensaje. Ya no cualquiera puede escribir sin ser cuestionado. Por eso, el comunicador y el medio para el cual trabaja deben asumir la responsabilidad de los efectos que genera el mensaje que emiten en un escenario comunicativo que es cada vez más versátil, más dinámico, más flexible, interconectado y vigilado.

Asumir ese reto implica también reconocer, desde la academia por ejemplo, que ahora no solo se debe formar a los nuevos García Márquez, que empezó como reportero y cronista desde lo periodístico, sino también a los Mark Zuckerberg del futuro. Hay que reconocer y educar para el manejo de los nuevos metalenguajes que circulan a través de otras redes, como las sociales, que comunican e informan de una manera muy particular, pero cada vez más generalizada y viral.

Pero la responsabilidad de ello no solo es de la academia. Los medios de comunicación deben ser cada vez más exigentes con los profesionales que acogen. Una cara bonita no garantiza la pertinencia o la calidad del mensaje. Los medios y quienes recibimos la información que ellos emiten, en algunos casos pagando incluso por ello, debemos exigir menos plagio, mejores redactores que dominen diferentes hipertextos, diferentes idiomas y sus diversas claves lingüísticas, más responsabilidad no únicamente frente a lo emitido, sino también frente a todas las posibles interpretaciones que se puedan hacer de ello.

Y en última instancia, los consumidores de medios debemos ser significativamente más exigentes con aquello que consumimos, de la misma forma que cuando en una panadería pedimos que el pan haya sido horneado el mismo día que lo compramos.